Xana sintió como sus mejillas se ponían coloradas ante la intensa mirada del alfa que la recorría de arriba abajo y casi la desnudaba con ella.-Vaya alfa, se ve bien- Celeste dijo para romper un poco la tensión sexual entre ellos- y no puede tocarla aún ella debe verse linda para toda la manada- le recordó dado que la presencia de la Luna de la manada, para ese día era sumamente especial, y más cuando iba a ser presentada formalmente como Mate.White entrecerró los ojos en torno a la humana que dejó correr una gota de sudor por sien.-Es por su bien- dijo ella alzando las manos en son de paz y caminando en dirección a la puerta- Yo me voy, nos vemos después- y desapareció dejándolos a ellos dos solos.Xana apretó los labios ligeramente sintiendo el olor de White inundando la habitación.-¿Qué? ¿Me veo extraña?- dijo en voz baja desviando la mirada, con un poco de vergüenza. Y no solo por la forma en que la estaba deseando en ese momento, es que él… también se veía realmente bien.A d
Con cada paso que Xana daba hacia el exterior sentía que su pecho se apretaba de forma incómoda. Estaba nerviosa. Ser el centro de atención no era su especialidad, pero era como si la vida le pagara con la otra moneda al tener detrás de ella al que era ahora el jefe de su antiguo pueblo, después el tributo y por último la mate y madre de los cachorros de un alfa, Vaya, alguien tan común como ella como que dejaría una huella en la historia pues no se había esforzado en nada como otras personas para llegar a los puestos más altos. Ella simplemente, por deseos de otros había llegado allí.-¿Estás bien?- White se inclinó hacia ella y le susurró al oído al notar como ella apretaba su brazo con su mano.Xana tragó en seco y lo miró. No dijo nada, pero el alfa pudo notar los nervios de ella en sus ojos. Dejó salir sus feromonas envolviéndola en un intento de tranquilizarla sintiéndola respirar profundamente.-Todo va a estar bien. Solo es esta noche, y un momento, después cuando termine la p
Cuando vivía en el pueblo solo se mencionaba lo salvajes y animales que eran los lobos. Sin cultura, sin tradiciones, que solo buscaban comer y destruir, pero todo eso estaba muy alejado de lo que Xana estaba presenciando en ese momento.La decoración entre colores dorados, plateados, rojos hacían que el ambiente se viera muy festivo, había luces de antorcha por todos lados, el olor a comida era intenso y hacía la boca agua, y no era más, había al menos tres mesas con muchos platos servidos con diversos trozos de carne y otros alimentos, y frutas. Los cachorros corrían de un lado a otro, algunos completamente peludos, otros como sus hijos que se habían unido con ellos.Incluso había música en el ambiente con instrumentos hechos a manos y que parecían sonidos de la naturaleza con un toque musical. A Xana le gustaba este ambiente, sentada sobre uno de los tantos troncos dispuestos como sillas rústicas. A su lado White pasaba su brazo por detrás de la cintura de ella pegándola a él mient
-AAAAAHHH- un grito desgarrador inundó toda la habitación.-Puja, tu puedes- una voz femenina dio aliento.-Duele- otra respondía en medio de jadeos y llanto para después gritar de nuevo.El vientre abultado se movía de un lado a otro de forma anormal casi como queriendo desgarrar la piel desde adentro. La mujer estaba empapada en sudor junto a su cabello dorado todo pegado a su frente, su piel erizada por completo, la sábana debajo de ella manchada de sangre, y aun así no había atisbo de esperanza que diera a luz. Y es que era natural… lo que llevaba adentro no era un bebé humano.Jadeó con fuerza con las lágrimas empañando su vista e intentó mover sus manos de forma forzosa, pero estas se encontraban amarradas tan reciamente que sus muñecas tenían un halo rojo y las sogas que la aguantaban tenían rastros de sangre.-Ahhhhhh- Xana gritó para después apretar sus labios, llorar y gritar no la sacaría de ese momento tan tortuoso. Se concentró y respiró profundo a pesar de las olas de do
La prioridad eran sus cachorros, esos que gemían en la pequeña cesta en sus brazos envueltos en un paño para que no le diera el aire frío.Xana corría sin mirar atrás a pesar del dolor desgarrador de su interior. Después de haber dado a luz normalmente debería descansar, dormir, amamantar… bueno a sus hijos que en este caso no eran humanos sino dos pequeños cachorros de lobo, en cambio atravesaba el bosque huyendo de su pueblo que solo quería matar a sus hijos, hijos que habían sido concebidos debido a ellos mismos. Ahora querían limpiarse las manos.Ah, estaba tan agotada de todo, desde niña siempre había sido así, su destino siempre dependiendo de los demás, y solo cuando recibió un poco de afecto aún si era ilusorio en los brazos de aquel… lobo, estimulado por el celo había sentido que su vida podría terminar tranquila, pero no… ahora estaba allí corriendo con tal de salir de aquel lugar, poner a salvo a sus hijos y no ser atrapada.Xana no supo cuando tiempo corrió, pero tuvo que
Debía estar cerca. Era lo que se repetía Xana una y otra vez con cada paso que daba. Su cuerpo estaba llegando al límite y realmente deseaba descansar, pero eso era un lujo que no podía darse, sobre todo cuando sus cachorros dependían de ella. Al menos ya había dejado de sangrar, pero necesitaría una limpieza urgente en cuanto encontrara agua.Escuchaba un río cerca y eso le hizo palpitar su pecho. Sabía la geografía de la zona debido a sus aventuras cuando era joven y este era el límite entre el territorio humano y el de los lobos, una vez cruzara este estaría a salvo y más cerca del padre de sus hijos.Y necesitaba que fuera pronto. Sus pies se arrastraban por la tierra debido a la falta de comida y agua después de dos días y medio caminando y además alimentando a sus crías. Si a eso le sumaba que acababa de dar a luz y de la hemorragia que le siguió, solo su voluntad de madre la mantenía en pie.Avanzó con la esperanza de llegar al territorio lobuno. Desde tiempos que ella ni siqui
Los cachorros se removían incómodos en la cesta con sus patitas intentando buscar el calor de su madre. Había mucha humedad, frío y no podían sentirla cerca. Tenían hambre, ansiaban su cercanía, pero por más chirridos que hicieran no la encontraban, simplemente se rozaban entre ellos, pero no la piel de quien los había traído a la vida. La conexión entre la madre y sus cachorros era algo que no se podía comprender y estar lejos de ella solo los hacía sufrir.Chillaron y lloraron llamándola para que viniera por ellos. Aun así, no hubo rastro de su calor, hasta que sus lloriqueos fueron disminuyendo cuando una nariz grande y húmeda los rozó y los olió. Los cachorros dejaron de chillar y se giraron hacia este nuevo ser que olía muy bien y que les dio la tranquilidad que ellos querían. Al tener sus ojos sellados no podían ver quien era, pero sus olfatos no los engañaban.Se removieron y esta vez los chillidos fue de emoción. Sus patitas se removieron para tocar este hocico que los estaba
Muchos años antes. El viento soplaba frío y fuerte esa noche. Los terrenos estaban cubiertos por una gruesa capa de de niebla blanca que ocultaba cualquier rastro de vida en toda la extensión. La luz de la luna era lo único que iluminaba las profundidades del bosque. Los animales se encontraban en sus cuevas cubriéndose de la helada brisa nocturna. Un paisaje tan solitario que podría deprimir a cualquiera. El sonido de las patas peludas hundiéndose en la nieve era lo único que podía escucharse junto a algunos leves gruñidos. Los copos gruesos cubrían los dos cuerpos que se hacían paso después de un agotador día. Los músculos de ambos se notaban incluso por entre su pelaje y aunque intentaban avanzar apenas podían. Ser atrapados en medio de una tormenta de nieve después de un recorrido a todos los terrenos de la manada no era nada agradable. Aún faltaba camino para llegar a sus residencias, pero al parecer tendrían que buscar un lugar para refugiarse. Las plantas de sus patas estaban