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Decir que no estaba nerviosa sería mentir.

No había parte de su cuerpo que no temblara en ese momento, sin embargo, no tenía miedo. Sentía el calor de su marca en su nuca, tenía a White a su lado envolviéndola con densas feromonas que la hacían sentir protegida de todo y de todos. Y ella… no tenía razón para avergonzarse de nada cuando había luchado por sus hijos en todo momento.

-Nunca los abandoné- la respuesta de Xana fue dura. Tanto que las miradas sobre ella de toda la manada se posaron sobre su ser. La mano de White se posó sobre su cadera y la apretó ligeramente a modo de apoyo.

Lilya comenzó a carcajearse sonoramente.

-Mentirosa. Los dejaste en el borde del río, sino fuera por el alfa estarían muertos. No te importó botarlos para que otros los cuidarán y ahora vienes reclamando tus derechos ¿con qué intención? Hacerte la buena, jajajajaa- su sonrisa era sínica- No tienes idea del dolor de ellos. Ni siquiera te puedes llamar madre.

Xana inclinó su cabeza.

-Tú tampoco- le dijo t
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