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Hubo un silencio incómodo y prolongado en toda la manada. Aquello era una declaración compleja y sobre todo peligrosa porque en caso que fuera verdad el alfa, como lobo macho debía responsabilizarse de su cachorro, pero si era mentira pues… el destierro era inmediato sin posibilidad de perdón.

Y el rostro de White para ese momento era todo un poema de emociones y no precisamente positivas. Fue a gruñir cuando sintió la cálida mano de su pareja sobre su brazo, y fue como si toda su molestia se controlara. Ella le sonrió ligeramente. En su otro brazo tenía cargado a su hijo que abrazaba su cuello con rostro de confusión.

-¿Me dejas encargarme de esta situación por favor?- habló en voz baja hacia él- AL menos al inicio, yo… tengo algunas cuentas que arreglar con Lilya.

El brillo que ella tenía en sus orbes contrastaba enormemente con la expresión serena y seria de su rostro. Sabía que si él cedía nadie tenía el derecho de interponerse. Él le había dado ese poder a ella en el momento en
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