Dejé las cajas y me dirigí a los cajones de la habitación. En uno de ellos encontré bisutería, un perfume, entre otros. Sin embargo, cuando abrí el otro, un pequeño cofre descansaba en el centro. No había nada más, solo el pequeño cofre. Lo tomé con una de mis manos y lo posé sobre la mesita de noche. La manera en que estaba guardado me hacía sentir algo extraña. Sentía que estaba invadiendo la privacidad de mis padres, pero me mataba la curiosidad. ¿qué había en ese lugar?, me comencé a preguntar.
Abrí el cofre y un pequeño pergamino algo viejo, diría yo, estaba enrollado. Fruncí el ceño, mirándolo extrañada. ¿Un pergamino? ¿es esto lo que había estado guardando mi madre y mi padre de tal manera? Ahora el contenido del pergamino era lo que estaba pi
Estaré ausente nuevamente durante al menos un mes. Siento mucho esto. Lamentablemente o afortunadamente, no estoy segura en realidad, estoy terminando mis estudios. Este mes debo dedicarlo de lleno a eso, por lo que no podré dedicarle el tiempo que merece y necesita. En fin, estaré de vuelta pronto. Los quiero, Katy
Mire a Lidia confundida por la afirmación tan rotunda que acababa de darme. Quise decir algo al respecto, pero no encontraba las palabras correctas para expresarme. Al ver mi reacción Lidia sonrió comprensivamente y puso su mano sobre la mía. —Cariño, entiendo que te sientas abrumada en este momento. Lo que eres, no es algo que se vea todos los días. De hecho, podría asegurarte que somos los dos únicos casos. Y en caso de quehubiese habido más, no han sobrevivido por ser confundidos con mestizos, como ya te pasó —comentó. Asentí, sin tener palabras aún. La idea de que otros niños, hayan sido asesinados por Ángeles y Demonios solo por una maldita profecía me escocía por dentro.&nb
Me dediqué a curar las heridas que tenía. Algunas contusiones se habían formado por la fuerza que Lidia había aplicado en cada golpe. Suspiré mientras observaba que me quedaba aún la mitad por sanar.—¿Dejaste suficiente energía para aquello? —cuestionó Blake, mirando mis manos mientras sanaban mis heridas.—Tengo que. Lidia dice que siempre tengo que almacenar un poco destinado para curarme a mí y a las personas que estén conmigo, en caso de que ellos no puedan hacerlo —respondí, terminando con el moretón en el que estaba trab
Una semana y media pasó tan rápido que no me di cuenta de ello. El entrenamiento era cada vez más duro, debido a que Lidia me exigía cada vez más. Más en cuanto a fuerza, más en cuanto a velocidad, más en cuanto a todo. Mi capacidad para nivelar energías también había mejorado mucho. Ahora podía estar concentrada mucho más tiempo que antes y no siempre terminaba desperdiciando mi energía. Sin embargo, hubo ocasiones donde Blake y Stefan terminaban diciendo algo que me distraía y como consecuencia terminaba agotada, dependiendo de cuanta energía habíadejadoque fluyera de mí. Cuando peleaba con Blake y Stefan, ya no lograban golpearme, a excepción de los momentos en que utilizaban métodos sucios. Por ejemplo, Blake había tomado la costumbra de decirme cosas que me hagan avergonzar para q
—Tenemos que retirarnos pronto. En el resto de mundo han pasado casi tres horas —mencioné. Lidia asintió.—Se que quieres saber que sucedió y no es que esté intentando evitar contarte lo que sucedió, pero tengo muchas preguntas. ¿Qué es este lugar? ¿Quién vivía aquí? ¿Por qué pueden hacer portales? ¿Ella es igual a ti? ¿Qué ...—dijoHailee, algo alterada.—Puedo entender que tengas curiosidad sobre todo aquello, pero no tenemos mucho tiempo aquí y no podré contarte todo sin que me nos qui
Nunca había escuchado la historia de Lidia y nunca le había preguntado, a pesar de que en más de una ocasión sentía curiosidad sobre ella, y sobre su vida.—Pero, eso no sucederá en este momento. Vamos a entrenar un poco. Creo que el ejercicio que hiciste ayer con Blake y Stefan fue muy bueno. Deberías repetirlo y tratar de usar la energía que sueles sentir salir de ti, a tu favor. Necesitas controlarla como lo hiciste ayer en la mañana y evitar a toda costa lo que hiciste en la tarde. No podemos poner a nadie en peligro.Recuérdalo. Estaba en un lugar que desconocía. Un chico y una chica estaban frente a mí. No parecían verme, ya que mi aparición no los había inmutado. El chico sonrió y comenzó a hablar —Me preguntaba si de verdad había sentido a alguien en este lugar o solo era mi imaginación —comentó él. La chica no dijo nada. Me acerqué a ella e intenté llamar su atención para comprobar que nadie me viera, y efectivamente, nadie podía. Fue entonces, cuando noté que la chica era Lidia. Las líneas de expresión que tenía ahora, se habían desvanecido. Sus rasgos eran mucho más delicados. Su mirada, era algo inexperta y estaba llena de incertidumbre y miedo. De hecho, en este preciso momento ella estaba asustada. Esta era la escena donde Lidia se quedó enante. Lo que no me había terminado de contar.Capítulo 73
Me preguntaba por qué Lidia nunca me había hablado de él. Era algo que estaba tratando de entender. Aunque en realidad me estaba imaginando lo peor. Sentía que algo malo había pasado, esperaba que mi presentimiento fuera incorrecto. De verdad que lo hacía.Divagué un poco por los recuerdos de Lidia. La mayoría de ellos tenían nombres que había aprendido eran de los amigos de Ethan y de Ethan. Sin embargo, de pronto de un momento a otro, el nombre de Ethan dejó de aparecer en ellos. El sentimiento que había sentido con anterioridad se hacía cada vez más presente. Me paré frente al último recuerdo que había de Ethan. Sentía miedo de abrirlo. Cerré mis ojos
—Cariño, dime por qué lloras. Respóndeme. ¿Por qué sigues llorando y no me das ni una sola respuesta? ¡Charlotte! Los nervios me están matando... —repetía Lidia. Abrí los ojos y la vi frente a mí, su cara expresaba cuán preocupada estaba. —Gracias al cielo que estás bien. ¿Qué sucedió? Solo estabas sentada ahí. Estuviste sonriendo gran parte tiempo, pero los últimos diez minutos estuviste llorando tanto y de una manera tan desconsoladora, que empecé a llamarte, pero no respondías cariño. Me quedé observando a Lidia, y recordaba cada una de las palabras que Ethan había compartido con ella. Toqué mi cara y las lágrimas aún recorrían mis mejillas. Sin embargo, no sentía que estaba llorando. No sentía absolutamente nada. Esto ya había pasado. R