Me preguntaba por qué Lidia nunca me había hablado de él. Era algo que estaba tratando de entender. Aunque en realidad me estaba imaginando lo peor. Sentía que algo malo había pasado, esperaba que mi presentimiento fuera incorrecto. De verdad que lo hacía.
Divagué un poco por los recuerdos de Lidia. La mayoría de ellos tenían nombres que había aprendido eran de los amigos de Ethan y de Ethan. Sin embargo, de pronto de un momento a otro, el nombre de Ethan dejó de aparecer en ellos. El sentimiento que había sentido con anterioridad se hacía cada vez más presente. Me paré frente al último recuerdo que había de Ethan. Sentía miedo de abrirlo. Cerré mis ojos
—Cariño, dime por qué lloras. Respóndeme. ¿Por qué sigues llorando y no me das ni una sola respuesta? ¡Charlotte! Los nervios me están matando... —repetía Lidia. Abrí los ojos y la vi frente a mí, su cara expresaba cuán preocupada estaba. —Gracias al cielo que estás bien. ¿Qué sucedió? Solo estabas sentada ahí. Estuviste sonriendo gran parte tiempo, pero los últimos diez minutos estuviste llorando tanto y de una manera tan desconsoladora, que empecé a llamarte, pero no respondías cariño. Me quedé observando a Lidia, y recordaba cada una de las palabras que Ethan había compartido con ella. Toqué mi cara y las lágrimas aún recorrían mis mejillas. Sin embargo, no sentía que estaba llorando. No sentía absolutamente nada. Esto ya había pasado. R
No pude calmar a Blake por más que intenté. No me permitió hacerlo. Al final y sin querercaidormida. Al siguiente día cuando me desperté él no estaba acostado a mi lado. Me asusté por un momento, pero enseguida sentí sus pensamientos venir de algún lugar de la casa. Aún no me acostumbraba a la estructura de la casa. Cerré mis ojos y recordé la noche anterior. No había podido quitarle la preocupación a Blake el día de ayer. No entendía porque se estaba preocupando tanto. Nadie además de Lidia y asumo que mis padres sabían que el collar representaba también una debilidad para mí. Me levanté y luego de lavarme los dientes, salí de la habitación. Me encontré a Blake sentado en el sofá de la sala con la mirada fija en una manzana a medio comer. Suspiré y caminé en su dirección.
Lidia estaba bebiendo. Miles de recuerdos concernientes a Ethan se arremolinaban en su cabeza. Me quedé parada a su lado viendo un recuerdo en específico. Había un sujeto, no sabía quién era, pero le estaba entregando algo. Una pequeña caja. Ella la abrió y un anillo de compromiso era mostrado. Lidia cayó al suelo y rompió a llorar de nuevo. —Él quería que te entregara esto. Me lo ha ordenado. No quería hacerlo, porque sabía cuánto de dolería, pero dijo que esto te pertenecía —comenzó. Luego se arrodilló a su lado y puso su mano en su brazo, agregando —: Se cuanto te duele Lid, créeme que te entiendo porque era mi amigo, era casi mi hermano, pero ha pasado un mes. No puedes, no podemos quedarnos atascados en el pasado. Él no hubiese querido que estuvieses así. Tenemos que seguir. Lidia no paró de
Blake y Stefan llegaron poco después y comenzamos a jugar como usualmente lo estábamos haciendo. Dado que últimamente no había intentado mejorar mi fuerza en el gimnasio de la casa, no había mucha diferencia en el último entrenamiento, a excepción de la cantidad de tiempo que pude soportar la pelea sin cansarme. Estaba solo esquivando golpes y de vez en cuando intentando dar un par, y sin ningún esfuerzo.—Pequeña, ¿podrías tomarte esto en serio? Si sigues solo esquivando golpes y no intentas vencernos, esto se prolongará.Especialmenteporque no hemos podido darte ni un solo golpe —comentó Blake, notando que no le estaba poniendo el empeño suficiente.
Dejé mis pensamientos sobre Liam aparte. Ya le preguntaría a Lidia sobre eso. Le comenté que mis padres habían muerto en una pelea entre ángeles y demonios, sin mencionar que uno era ángel y el otro era demonio. Además, que mi tío tenía una hija mestizaque había muerto el mismo día. Omití también que mis poderes despertaron en ese momento, pero que debido a ese suceso Lidia, que era amiga de mi madre había sellado todos esos recuerdos, haciéndome pensar que era solo una humana. Y que había de alguna manera hecho que mi esencia fuera la de una persona. Me escuchó pacientemente y no hizo preguntas. —Verte aquí ha sido una sorpresa completa. Nunca me hubiese imaginado que fueses una mestiza. Nunca sentí nada de ti, bueno tampoco sabía sobre el otro mundo hasta hace un par de meses —coment&e
Blake se quedó parado un momento, estupefacto y procesando la noticia que acababa de darle—¿Qué? ¿Estás bien? ¿cómo? ¿Qué hiciste? —murmuró, junto con otras preguntas que no pude comprender.—En la biblioteca —respondí, sin añadir nada más.—¿Por qué estaban en la biblioteca? Pensé que habían ido a hacer compras.—Lo hicimos, pero quer&
Si tan solo yo hubiese estado despierta. Si tan solo hubiese sido un poco más fuerte, pude haberlo hecho. Pude haber defendido a mis padres y evitado que murieran. Este tipo de pensamiento fue el que recorrió mi cabeza por las próximas horas. La culpa me había estado comiendo viva. Lidia y Blake decían que no tenía culpa de lo que había pasado, pero cómo no iba a hacerlo si básicamente por mi culpa fuimos encontrados. La cantidad de energía que desprendí cuando mis habilidades demoniacas despertaron fue demasiada, tanta que muchos demonios y ángeles lo sintieron. Después de la primera pelea con el demonio que mató a mi hermanita, fue cuestión de tiempo antes de que el resto llegara. No fui consciente de aquello. El dolor que sentía y el bloqueo de mis pensamientos hizo que me desmallara y no despertara hasta cuando toda la tempestad había pasado. —¿Qué? ¿Cómo es eso posible? ¿Has tenido este tipo de problemas antes? —preguntó Stefan. Sentí su preocupación comenzar a filtrase en mis bloqueos.—No. Nunca. Es algo casi natural —dije sinceramente. El comunicarme con alguien, nunca había sido un problema. Podía incluso comunicarme con gente que no conocía, pero necesitaba siempre una referencia. Stefan frunció el ceño. —Haré algo. Necesito concentrarme por un segundo, espera —añadí, tomando algo de tiempo para ver dónde estaba Blake.Último capítuloCapítulo 82