Cuando Blake regresó, mencionó que Stefan estaría acompañándonos, porque le había interesado el caso. Dudé de aquello, pero acepté, sabía que Stefan era realmente bueno en lo que hacía y de verdad necesitaba la ayuda.
Nos dirigimos a la oficina del abogado Martínez, yo en mi auto con Blake y Stefan en el suyo. Blake me comentaba las maneras en las que podría evitar perder la casa, que de una u otra manera, consistía en endeudarme por unos cuantos años más. No me molestaba aquello, de hecho era justamente lo que esperaba.
—Hace mucho tiempo que no venía por aquí—murmuró Stefan, cuando entrabamos al edificio.
—¿Solían venir con fre
Me alejé un poco de él para poder mirarlo a los ojos, la preocupación brillaba en ellos, ¿de verdad estaba pasando esto? ¿estaba ahora en peligro? Tenía tantas preguntas y en lugar de ir contestando algunas de ellas con lo que me iba enterando de mi misma y de mis padres, todo parecía empeorar, la lista se alargaba cada vez más.—Tranquila, pequeña. Veremos la manera de solucionar todo—murmuró en mis labios, cuando se acercó posando cada mano a cada lado de mi cara. Dejó un beso en mis labios y luego agregó—:Toma asiento, hoy día cocinaré yo. ¿Una ensalada y papas fritas?Asentí. En ese preciso momento lo que menos me importaba era la comida. Sin embargo, a él parecía importarle bastante, y en parte lo agra
No le había comentado a Blake sobre mi reunión con el abogado Martínez mañana, de hecho, lo había olvidado por completo. Pensaba decírselo durante la cena hoy, pero parece que lo haría después.Cenamos con Joseph y Kat en mi casa. No había recibido ningún mensaje, ni llamadas de Blake. “¿Cenaste con tu amigo?”, le escribí, después de que no pude controlar mi ansiedad por saber algo de él. No recibí respuesta, por lo que terminé rindiéndome y concentrándose en la película que habíamos puesto. No tenía nada de sueño, por lo que cuando Kat se fue seguí en la televisión.—Encontré un par de pijamas y un par de trajes en la habitación—escuché a Joseph
Caminé en dirección a Joseph, quien ahora me miraba con el ceño fruncido, y caminaba hacia mí.—¿Charlie?—llamó él. Aún estaba procesando lo que la señora había dicho. Mire mis alrededores, tratando de sentir si alguien me observaba, pero no sentía nada. ¿Por qué se supone debía prepararme? ¿Quiénes me encontrarán?, aunque lo más importante era ¿Quién era esa señora?, pero estas preguntas no eran lo único que me perturbaba. Sus ojos parecían estar examinando y viendo cada parte de mí. Esa sensación era similar a la que había sentido cuando conocí a Stefan, pero había sido muchísimo más fuerte. Al ver que no obtenía respuesta, Joseph me tomó del brazo y agregó&md
Llegué al departamento de Stefan con mi pequeña maleta y tratando de no lucir tan preocupada. Toqué el timbre y la puerta se abrió casi enseguida. Stefan me examinó de pies a cabeza y cuando vió que no había nada fuera de lugar, un suspiro dejó su boca.—¿Dónde conseguirás la información que mencionaste?—pregunté, tratando de empezar la conversación con algo diferente que mi charla con el abogado. Esperé a que cerrara la puerta y empezamos a dirigirnos a la habitación donde Blake estaba.—Soy un demonio, ¿recuerdas? Tengo contactos —respondió. Me regresó a ver y al ver que no entendía muy bien a qué se refería, agregó —:Al parecer, las cosas en mi mundo
El sonido de su voz me sorprendió tanto, que salté cuando la escuché —Tranquila, pequeña, no volveré a decir algo así—dijo Blake, mirando nuestras manos juntas. Seguí la dirección de su mirada y noté que mi agarre era demasiado fuerte y que por último había clavado mis uñas en sus manos, ya que había un par de huellas en su piel.—Lo siento, me sobresalté. No esperaba que despertaras—respondí, tratando de soltar su mano, pero esta vez fue él quien apretó su agarre alrededor de mi mano.—Está bien, pequeña, pero ¿no querías que hiciera?—respondió, clavando sus ojos en los mios. Fue entonces, cuando me calmé y toda la preocupación que cargaba se volvi&oacut
Stefan se paró de la mesa y comenzó a recoger los platos, intenté levantarme, pero Blake me mantuvo bajo sus brazos y casi inmovilizada.—Déjame ayudarle—pedí, alejándome un poco para mirarlo a los ojos.—No debes preocuparte por eso, hay una lavadora de platos—comentó Blake. Asentí, entendiendo. Sin embargo, con Stefan cocinando y limpiando, y sin mencionar el hecho de que básicamente me estaba escondiendo aquí de demonios y ángeles, me sentía una carga completa.—Deja de pensar, lo que sea que estés pensando. No me gustan estas emociones en ti, pequeña.Cuando Stefan volvió para coger el resto de platos, le dijo a Blake que
Mi corazón estaba agitado aún, por el beso que acabamos de compartir. Aún podía sentir las corrientes corriendo por mi cuerpo, la sensación era demasiado exquisita, demasiado adictiva, tanto que parecía peligrosa. No podía negar que me asustaba lo que estaba sintiendo, era demasiado nuevo, novedoso y demasiado fuerte, pero no me iba a dar para atrás, no pensaba comportarme como una cobarde y huir. Nunca me había considerado alguien capaz de irse con tal de no afrontar una situación difícil.Saqué mi computadora y tal como le había dicho a Blake, empecé a estudiar, traté de no pensar en Blake, los ángeles, los demonios y todo eso fuera de lo natural. Pronto se acercaban los exámenes finales de semestre y había faltado demasiado a clases, debido a las pasantías que estaba
Sentí una mano acariciar suavemente mi rostro. Mantuve mis ojos cerrados, tratando de recordar y pensar de quién era la mano. Inhalé y sentí un olor familiar inundarme, su loción era realmente exquisita, cualquiera que fuese. Luces anaranjadas provenientes de algún lugar de la habitación, empezaban a llegar a mis ojos, a través de mis párpados.—Sé que estás despierta, pequeña. Pude sentir el cambio en tus emociones—dijo Blake. Abrí uno de mis ojos y vi una mano frente a mis ojos.—¿Qué haces?—pregunté con una voz adormilada.—La luz estaba llegando directamente a tus ojos, por lo que estoy intentando taparla, pero fallando magistralmente.