No le había comentado a Blake sobre mi reunión con el abogado Martínez mañana, de hecho, lo había olvidado por completo. Pensaba decírselo durante la cena hoy, pero parece que lo haría después.
Cenamos con Joseph y Kat en mi casa. No había recibido ningún mensaje, ni llamadas de Blake. “¿Cenaste con tu amigo?”, le escribí, después de que no pude controlar mi ansiedad por saber algo de él. No recibí respuesta, por lo que terminé rindiéndome y concentrándose en la película que habíamos puesto. No tenía nada de sueño, por lo que cuando Kat se fue seguí en la televisión.
—Encontré un par de pijamas y un par de trajes en la habitación—escuché a Joseph
Caminé en dirección a Joseph, quien ahora me miraba con el ceño fruncido, y caminaba hacia mí.—¿Charlie?—llamó él. Aún estaba procesando lo que la señora había dicho. Mire mis alrededores, tratando de sentir si alguien me observaba, pero no sentía nada. ¿Por qué se supone debía prepararme? ¿Quiénes me encontrarán?, aunque lo más importante era ¿Quién era esa señora?, pero estas preguntas no eran lo único que me perturbaba. Sus ojos parecían estar examinando y viendo cada parte de mí. Esa sensación era similar a la que había sentido cuando conocí a Stefan, pero había sido muchísimo más fuerte. Al ver que no obtenía respuesta, Joseph me tomó del brazo y agregó&md
Llegué al departamento de Stefan con mi pequeña maleta y tratando de no lucir tan preocupada. Toqué el timbre y la puerta se abrió casi enseguida. Stefan me examinó de pies a cabeza y cuando vió que no había nada fuera de lugar, un suspiro dejó su boca.—¿Dónde conseguirás la información que mencionaste?—pregunté, tratando de empezar la conversación con algo diferente que mi charla con el abogado. Esperé a que cerrara la puerta y empezamos a dirigirnos a la habitación donde Blake estaba.—Soy un demonio, ¿recuerdas? Tengo contactos —respondió. Me regresó a ver y al ver que no entendía muy bien a qué se refería, agregó —:Al parecer, las cosas en mi mundo
El sonido de su voz me sorprendió tanto, que salté cuando la escuché —Tranquila, pequeña, no volveré a decir algo así—dijo Blake, mirando nuestras manos juntas. Seguí la dirección de su mirada y noté que mi agarre era demasiado fuerte y que por último había clavado mis uñas en sus manos, ya que había un par de huellas en su piel.—Lo siento, me sobresalté. No esperaba que despertaras—respondí, tratando de soltar su mano, pero esta vez fue él quien apretó su agarre alrededor de mi mano.—Está bien, pequeña, pero ¿no querías que hiciera?—respondió, clavando sus ojos en los mios. Fue entonces, cuando me calmé y toda la preocupación que cargaba se volvi&oacut
Stefan se paró de la mesa y comenzó a recoger los platos, intenté levantarme, pero Blake me mantuvo bajo sus brazos y casi inmovilizada.—Déjame ayudarle—pedí, alejándome un poco para mirarlo a los ojos.—No debes preocuparte por eso, hay una lavadora de platos—comentó Blake. Asentí, entendiendo. Sin embargo, con Stefan cocinando y limpiando, y sin mencionar el hecho de que básicamente me estaba escondiendo aquí de demonios y ángeles, me sentía una carga completa.—Deja de pensar, lo que sea que estés pensando. No me gustan estas emociones en ti, pequeña.Cuando Stefan volvió para coger el resto de platos, le dijo a Blake que
Mi corazón estaba agitado aún, por el beso que acabamos de compartir. Aún podía sentir las corrientes corriendo por mi cuerpo, la sensación era demasiado exquisita, demasiado adictiva, tanto que parecía peligrosa. No podía negar que me asustaba lo que estaba sintiendo, era demasiado nuevo, novedoso y demasiado fuerte, pero no me iba a dar para atrás, no pensaba comportarme como una cobarde y huir. Nunca me había considerado alguien capaz de irse con tal de no afrontar una situación difícil.Saqué mi computadora y tal como le había dicho a Blake, empecé a estudiar, traté de no pensar en Blake, los ángeles, los demonios y todo eso fuera de lo natural. Pronto se acercaban los exámenes finales de semestre y había faltado demasiado a clases, debido a las pasantías que estaba
Sentí una mano acariciar suavemente mi rostro. Mantuve mis ojos cerrados, tratando de recordar y pensar de quién era la mano. Inhalé y sentí un olor familiar inundarme, su loción era realmente exquisita, cualquiera que fuese. Luces anaranjadas provenientes de algún lugar de la habitación, empezaban a llegar a mis ojos, a través de mis párpados.—Sé que estás despierta, pequeña. Pude sentir el cambio en tus emociones—dijo Blake. Abrí uno de mis ojos y vi una mano frente a mis ojos.—¿Qué haces?—pregunté con una voz adormilada.—La luz estaba llegando directamente a tus ojos, por lo que estoy intentando taparla, pero fallando magistralmente.
Luego de desayunar, empecé de nuevo con mi sesión de estudio. Me comuniqué con mis profesores y recibí una respuesta afirmativa por parte de todos, por lo que ahora no tenía impedimento para volver al pasado y encontrar al menos una razón de porqué había olvidado tantas cosas. Sin mencionar que quitaría el peso de no ser una persona normal. Aunque con mi habilidad de que los poderes de los ángeles y demonios no funcionaran en mí, ya dejaba de ser normal. Me llenaba de incertidumbre lo que podría contener la caja fuerte, pero me emocionaba lo que podría encontrar, ya que podría ser cualquier cosa.Durante la mañana, Blake venía a intentar entretenerme de vez en cuando, me alegraba tenerlo cerca, pero representaba una gran distracción, cuando le daba el mínimo de chance, por lo que mantuve mi mirada siempre sobre los libros, documentos y la computadora q
—Oye, estaba planeando tomar una ducha—renegué, porque de verdad la estaba necesitando. Estar todo el día sentada, estudiando me había estresado un poco, necesitaba relajarme bajo el agua. Sin mencionar que por la falta de movimiento y el hecho de que me habían explotado en el gimnasio en la mañana, estaba haciendo que mis músculos renegaran cuando me movía o cuando me apretaban, que era justamente lo que estaba haciendo Blake con sus brazos alrededor de mí.—¿En serio? Vamos, me gusta la idea—dijo, tomándome de la muñeca y jalándome hacia su habitación. Quedé en trance un segundo sin darme cuenta de lo que sus palabras significaban.—¡¿Qué?! —chillé. Intentando soltar su agarre, pero fallando debido a mi falta de fuerza, agregué—: No hay manera en este mundo de que eso suceda.—&iques