Fernando Alcántara es el playboy más cotizado de México, su capacidad para embaucar mujeres y llevarlas a la cama lo hacen el soltero más cotizado y buscado por féminas que desean pasar un buen rato probando suerte con el millonario. Acostumbrado a derrochar en grande como el desvergonzado que le vale un comino lo que diga su padre, crea un gran alboroto en su propio casino. Su padre cansado de que su heredero no sea capaz de mantener la buena reputación de la familia y siga siendo la comidilla de la alta sociedad y el centro de atención de los paparazzi; le da un ultimátum…: —toma el control de la vicepresidencia de la empresa, o lo deshereda y deja a cargo de esta al jefe corporativo.Enfadado por la coacción de su progenitor; decide casarse sabiendo que si contraía matrimonio con una mujer de inferior estatus al suyo, la junta directiva no aceptaría que él tomara el liderazgo de la empresa, pero su locura no le salió tan bien como esperaba, ya que la mujer con quien firma un acuerd
Narrador.Mirándose al espejo estaba Fernando, mientras intentaba poner debidamente su corbata, fastidiado por no lograr contener la impaciencia, soltó un bufido de pura molestia y era que hoy después de un largo tiempo la volvería a ver, y la venganza que ha estado esperando con anhelo ha empezado.—Loreley …, te haré pagar con sangre el dolor que he sentido por culpa de tu maldito amor— sentenció con la vista fija al espejo como si ella se encontrara frente a él, pero a la vez muy molesto con su propio reflejo, odiaba verse a sí mismo y pensar en lo estúpido que fue al enamorarse de alguien que no merecía su amor; después de haber tenido a tantas hembras entre sus brazos y no dejarse hechizar de esa manera tan fácil como le fue a Loreley conquistar a un libertino innato como lo es él. —No volveré a caer en tus juegos, juro que esta vez no lo logrará, ni, aunque me supliques te dejaré entrar en mi corazón— masculló rompiendo el espejo con su puño cerrado antes de que su mente le jug
Narrador.Fernando pasó por alto el sonrojo de Itziar y se dedicó a mirar por el gran ventanal de cristal, como siempre sumido en sus más profundos pensamientos. “Loreley” era lo único para lo que tenía cabeza, a pesar de sus fuertes ocupaciones. Como ahora que debía volver a abrir el casino que su padre en medio de su enfado le había hecho cerrar, por el hecho de que le retiro todo el fondo financiero que tenía para mantenerlo a flote, pero las cosas no suceden para mal porque en esta ocasión ya su mente de joven libertino e inmaduro ha cambiado y en vez de derrochar su fortuna en mujeres, coches y noches de fiestas locas, piensa en hacer crecer su propio negocio sin apegarse al familiar, puesto que de los errores se aprende y tener que ir a fingir ser un empleado a un lugar como esa hacienda lo hizo ver que el mundo no era un cuento de colores como siempre creyó, sino que la vida es real y es bastante difícil para quien no valora lo que tiene.Itziar vio su espalda ancha y no se li
Narrador.Mostrándose a la altura, Fernando saludaba a todos los presentes, aceptando las felicitaciones de cada uno de los clientes. Sin dejar de mirar a Alfonso y Loreley con furia por destruirlo en ese momento, pero sabía que debía mantener la calma porque debía mostrarse arrogante y soberbio para hacerle ver tanto a ella como a él que no logran humillarlo y que siempre fue un juego para él. Aunque sí sintió el desprecio de ella cuando lo golpearon y le dijeron las palabras que ella le mandó a decir.Recuerdo:— Esta es la respuesta de la patrona— dijo el hombre y luego se acercó a él. Agarró bruscamente la moña sedosa de Fernando y casi desprendiéndole el cabello de la coronilla. Le susurró imitando el tono de voz de Loreley, pero sin dejar de reírse con burla, — que iluso eres pobre infeliz, pensaste que una mujer como la patrona dejaría a don Alfonso por irse con un pobre diablo como tú que no eres capaz de darle un digno plato de comida de esos a los que ella está acostumbrada.
Narrador.Alfonso no sabía cómo reaccionar, sin pegarle por esa propuesta indebida o si darle una trompada por aclararle lo que ya sabía, y aunque desde que lo vio supo que había sido el causante de su ruina, escucharlo de su boca lo llenaba más de furia.—¿Tanta falta te hace una hembra en tu cama que necesitas a la mía? — espetó Alfonso con irritación.Fernando se echó reír chistoso, provocando qué Alfonso sintiera aún más molestia.—Nunca me ha hecho falta tener alguien que caliente mi cama y no le cuento cómo porque terminará enamorado de mí— se relamió el labio inferior pausadamente y Alfonso lo miraba buscando algo interesante que haya causado que Loreley dejará repentinamente de amarlo para encapricharse con Fernando. —No parece — respondió Alfonso sin detenerse de mirarlo fijamente.Fernando alzó una ceja cuando vio el escrutinio de Alfonso en él y le causó gracia adivinar lo que estaba pensando — ¿no vio a Itziar?, ella estaría dispuesta no solo a calentarla, sino a morir
NarradorItziar no quería perderse nada que tuviera que ver con Loreley y con Fernando, aunque el muy claro le había dejado saber que no la quiere como mujer, sino más bien como a una hermana menor, pero no quería a esa mujer que le parecía que no es más que una perversa y no la quiere cerca de Fernando.«Presiento que ella es la causa de su sufrimiento, por esa razón nunca habla» reflexionó, añadiendo internamente que Loreley era la culpable de todo, incluso de que Fernando la rechazará. De modo que prácticamente corrió de vuelta al salón a grandes zancadas donde vio que Loreley fue detenida por Josefa, la madre de Fernando.«Qué pretende esa gata» rabió apretando fuerte los dientes.— Hola señorita, disculpe que la haya detenido—habló Josefa con mucha educación haciendo que Loreley detuviera sus pasos y aunque no la conoce le sonrió con amabilidad a pesar de no estar en su mejor momento, ya que su ánimo anda por los suelos, han sido demasiadas emociones por una noche, la cual se ha
Narrador.—No vengas a hacerte la dolida que sabes bien que te he dado todo, incluso a ese mocoso que ni siquiera es mi hijo, lo adoptamos pudiendo tener hijos propios, pero tú te encaprichaste con darle un hogar a ese huérfano y luego me pusiste obstáculos con la excusa tonta debemos esperar que Luisito sea más grandecito — él imitó la voz de Loreley — a veces pienso que todo fue una estrategia tuya para no dañar tu cuerpo de modelito.—Yo nunca te pedí nada, tú fuiste quien, para engatusarme y enredarme en tu cuento bonito, me pediste casarnos sabiendo que deseaba un hogar para ese niño, pero ya eso no me es justificación por qué para esa fecha ya eras marido secreto de Nancy así que déjame tu número y mejor larguémonos de aquí.—Si nos vamos tu lindo hijo se quedará sin hogar y no quedará de otra que regresarlo al orfanato por qué no tendremos el mismo estilo de vida, así que piensa en cómo vas a convencer a tu amante—Loreley sintió que la sangre hizo ebullición en su cabeza y luego
Loreley percibió que sus nervios estaban por traicionarla, evitaba llorar para no verse débil, sin embargo, estaba a punto de hacerlo. «Él no puede creer que ganó. Si lloro pensará que me está doliendo» se hablaba a sí misma dándose fortaleza. Enfocada en su propósito giró la cabeza hacia atrás mirando con intención hacia la puerta por encima de sus hombros, sopesando la manera de salir corriendo. Aún estaba expuesta porque ahora sus pechos estaban a la vista de Fernando, pero prefería irse de ese modo a terminar entregándose a él. Se decía que la vergüenza de ser vista con los pechos al aire por personas que no la conocen y que solo la verán en ese momento, sería más fácil de superar que entregarse a Fernando bajo esos términos; porque eso sí dejaría marcada su alma, y no podrá perdonarse nunca. Servir de producto de transacción entre el hombre que ama y el que considero amar durante años sería la humillación más grande que recibiría una mujer. Observó el cheque en sus manos y l