En tus brazos siempre

Fernando

No recuerdo cuándo fue la última vez que alguien se arrodilló para sostenerme antes de caer. No por una maniobra médica, ni por obligación, sino por voluntad. Por instinto. Por afecto.

Pero Valeria lo hizo.

En cuanto mis piernas cedieron, cuando sentí ese tirón de impotencia atravesarme el cuerpo, fue ella quien corrió. No la terapeuta. No algún asistente. Valeria. Mi Valeria. Su voz en mi oído, su brazo sosteniéndome con más fuerza de la que parecía tener. Y su corazón, latiendo contra el mío, rápido, asustado, valiente.

El cuerpo me dolía, sí. El tobillo izquierdo ardía por la torpeza del paso mal dado. Pero más me dolía haber tenido razón: esa mujer no debía estar al frente de mi recuperación. Y menos cuando Valeria era capaz de dar tanto solo con estar presente.

—Tranquilo, ya estoy —susurró mientras me sujetaba. Yo asentí, incapaz de articular palabra.

El silencio que siguió a su grito hacia Mariela fue brutal. Me quedé ahí, semiabrazado a ella, con medio cuerpo colgando
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App