«Llévame a casa, a tu casa».Richard se tensó, estaba sorprendido y por un momento creyó que había escuchado mal.—¿Qué?—Llévame a tu casa, Richard —repitió.—¿Estás seguro?Brooke asintió, mientras un vacío se abría en la boca de su estómago. Quería estar un momento a solas con Richard, quería saber hasta dónde era capaz de corresponderle físicamente, solo esperaba que él le mostrase la misma paciencia que le había tenido hasta ahora.—Por favor —insistió.Richard le dio un beso en la punta de la nariz, encendió el auto y salió del estacionamiento del centro comercial.El trayecto no fue rápido, en el fondo, Richard estaba dándole la oportunidad de arrepentirse, de que Brooke pensara mejor las cosas, él no iba a ofenderse, pues lo entendía; sin embargo, Brooke no le hizo detenerse, por lo que, llegó hasta su edificio y estacionó en el lugar asignado.—Brooke…—Vamos —le pidió él, con una ligera y nerviosa sonrisa.Richard podía ver la vacilación en sus ojos, pero también la decisión
Richard se giró al escuchar los suaves pasos acercarse, sirvió una taza de café y volteó cuando estos se detuvieron.—Buenos días —saludó, viendo a Brooke en el umbral de la puerta, quieto como una estatua.—Buenos días —respondió él, sin moverse.Brooke no sabía qué era lo que le impedía acercarse a Richard, cuando era lo que más quería; sin embargo, temía haber sobrepasado el límite la noche anterior.Richard se acercó a él cuando notó su vacilación, se atrevió a dar un paso y le besó los labios, fue un corto beso antes de tenderle la taza de café.—Recién hecho —le dijo, rozando sus dedos, sintiendo un ligero temblor en Brooke.Él se mordió el labio y caminó hacia la mesa, se sentó en la silla que ya estaba corrida y dejó la taza sobre la mesa, tenía la mirada gacha y de alguna manera, eso causó preocupación en Richard.—¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —preguntó Richard, halando la silla para sentarse delante de él.Brooke guardó silencio, se mordió el labio y jugó con sus dedos. ¿C
«¿No sería el mejor regalo de cumpleaños saber si ustedes son hermanos?»Enrique miró al agente y luego la bolsa que tenía en la mano con el cabello de Brooke.—¿Te lo dijo? —le preguntó ligeramente molesto. Brooke le había pedido que no hablara con Nick al respecto, pero él parecía haberle contado todo al agente.—Sube al auto —pidió Richard, sin responder la pregunta.—No, antes tienes que responder —refutó el muchacho.—Sube, te llevaré al colegio y durante el trayecto, conversamos, ¿te parece? —preguntó el agente, subiendo al auto.Enrique subió y se sentó del lado del copiloto, abrochándose del cinturón de seguridad.—Entonces, ¿Brooke te lo dijo? —volvió a preguntar Enrique impaciente.Richard puso el motor en marcha y se incorporó al tráfico de la cuidad, mientras Enrique esperaba por una respuesta.—No —respondió Richard, varios minutos después.—Entonces, ¿cómo lo sabes?—Molly me lo dijo cuando Brooke y yo fuimos a visitarla. Yo me ofrecí a ayudarlos —respondió.—¿Ayudarnos?
«Te protegeré con mi vida»Brooke no pudo evitar estremecerse ante las palabras de Richard. Sobre todo, porque era lo más parecido a una despedida.—¿Tienes frío? —preguntó el agente al sentirlo temblar entre sus brazos.—Un poco —mintió Brooke, pegando su rostro al pecho de Richard, acariciando sus pectorales sobre la playera.Richard lo acomodó mejor entre sus brazos, le dio otro beso en la frente y frotó su espalda para darle calor.Brooke aspiró el aroma que emanaba del cuerpo del agente, mientras trataba de tranquilizarse. Tal vez, solo estaba pensando de más, haciéndose ideas erróneas.—¿Quieres irte a la cama? —le preguntó Richard, cuando todo lo que se escuchaba en la sala, era el sonido de la televisión.Brooke asintió y cuando estuvo a punto de pararse, Richard lo sorprendió, tomándola entre sus brazos.—¡¿Qué haces?! —medio gritó, medio preguntó.—¿No es obvio? —cuestionó él, besando su mejilla—, te estoy llevando a la cama —añadió, haciendo que las mejillas de Brooke se pu
«No te muevas»Brooke se agitó con violencia para liberarse del agarre de Gary, sin embargo, no le fue posible liberarse, él lo arrastró y lo atrapó entre la columna y su cuerpo.—¿Qué demonios crees que haces? —preguntó Brooke, el corazón se le llenó de miedo.—No te muevas, Brooke, por una vez hazme caso —le pidió, inclinándose sobre él, cubriéndolo por completo con su cuerpo.—Suéltame, tienes una orden de alejamiento, Gary, si insistes en esto, haré que te lleven preso —gruñó.—Haz lo que quieras, Brooke, de todas maneras, vivo en un maldito infierno desde que te perdí, la prisión no será diferente para mí —respondió con vehemencia al tiempo que un vehículo pasaba con lentitud por su lado.—¿Qué es lo que quieres de mí, Gary? Ya no tengo nada que darte, la última vez que confíe en ti casi me cuesta la vida —le recriminó Brooke, empujándolo para apartarlo de él, cosa que logró sin mucho esfuerzo, porque Gary cedió.—Te han estado siguiendo, Brooke —soltó Gary cuando él pasó por su
El estruendo de los disparos tomó desprevenido a Brooke, ni siquiera lo vio venir en su afán de alejarse de Gary y solo fue consciente de todo en el momento que su cuerpo se estrelló contra el piso, golpeándose la frente, abriéndose una pequeña herida que pronto sangró. Sin embargo, eso no era importante en ese momento.—¿Estás bien? —la pregunta de Gary junto a su oído le hizo sobresaltarse. Brooke se movió para apartarlo de su cuerpo cuando lo sintió encima de su espalda.—¿Qué haces? —cuestionó, su respiración se agitó, el corazón le martilló en los oídos al sentir el cuerpo de Gary sobre el suyo. Él se sacudió con violencia para apartarlo.—¿Estás herido? —preguntó Gary con la voz agitada y poco dolorida.—No, apártate de mí —le pidió en un bajo susurro para evitar que su voz temblara.Gary obedeció, se apartó de él con cierta dificultad, presionándose el costado derecho, apretando los dientes ante el dolor que le atravesó el cuerpo.—Tenemos que irnos de aquí, Brooke, ellos puede
Richard asintió, tenía la misma opinión de Gary, el problema era dar con Paul de una buena vez y por todas. Entre más tiempo le llevara atraparlo, más peligro corría Brooke, eso era algo que no podía permitir.—Gracias por lo de hoy —pronunció el agente, sacando a Brooke del apartamento, cerrando la puerta y dejando a Gary solo.—Debimos llevarlo al hospital —murmuró Brooke, mientras caminaba al lado de Richard, él lo tomó de la mano y le dio un apretón cuando habló.—Dudo mucho que desee mi compañía —respondió el agente con seriedad. No había manera de que Gary y él pudieran ser amigos o tratarse con cortesía. Estaba agradecido por lo que había hecho hoy por Brooke, pero hasta allí llegaba.—Te estuve llamando —dijo Brooke, cambiando la conversación y haciendo que Richard detuviera sus pasos.—Lo siento, estaba en una operación. No sabes el miedo que he sentido al tratar de contactarte, han sido los minutos, las horas más horribles de mi vida, no me habría perdonado si algo malo
Yeremi sonrió, engañar a su hermano siempre le resultó muy fácil, desde que eran pequeños y continuó así en su juventud. Ser el menor le dio muchas ventajas que no se molestó en desaprovechar.—Entonces, ¿todo bien? —preguntó, mirando por la ventana. Los edificios pasaban a una velocidad vertiginosa mientras se dirigían al apartamento de su hermano.—¿Qué tendría que haber cambiado? —respondió Gary, sin molestarse en verlo, concentrado en la carretera, con sus manos aferradas al volante. Sus nudillos estaban blancos por la fuerza ejercida y la rabia contenida—. ¿Por qué desapareciste? —le preguntó, fingiendo no saber, arriesgando el que Yeremi se diera cuenta de que lo estaba llevando directo a su prisión.—¿No lo sabes? —cuestionó el hombre aun sin verlo.—Supongo que, si estuviera al tanto, tú no estarías sentado a mi lado ahora mismo. ¿Vas a contarme?Yeremi suspiró y giró el rostro con pereza en dirección de Gary.—Paul no es el hombre que creí, me ha engañado todo este tiempo —di