Capítulo 40. El hombre perfecto.

Richard se giró al escuchar los suaves pasos acercarse, sirvió una taza de café y volteó cuando estos se detuvieron.

—Buenos días —saludó, viendo a Brooke en el umbral de la puerta, quieto como una estatua.

—Buenos días —respondió él, sin moverse.

Brooke no sabía qué era lo que le impedía acercarse a Richard, cuando era lo que más quería; sin embargo, temía haber sobrepasado el límite la noche anterior.

Richard se acercó a él cuando notó su vacilación, se atrevió a dar un paso y le besó los labios, fue un corto beso antes de tenderle la taza de café.

—Recién hecho —le dijo, rozando sus dedos, sintiendo un ligero temblor en Brooke.

Él se mordió el labio y caminó hacia la mesa, se sentó en la silla que ya estaba corrida y dejó la taza sobre la mesa, tenía la mirada gacha y de alguna manera, eso causó preocupación en Richard.

—¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —preguntó Richard, halando la silla para sentarse delante de él.

Brooke guardó silencio, se mordió el labio y jugó con sus dedos. ¿C
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