Brooke sonrió, mientras tomaba la botella de agua que Richard había dejado sobre la mesa de centro, la destapó y bebió un trago, era una muestra de que confiaba en él.—No bromees conmigo de esa manera, no creo que haya un lugar para mí en la estación de policía, ni siquiera puedo usar un arma. ¿Esperas que te sirva café todas las mañanas? —preguntó, colocando la tapa a la boca de la botella y dejándola en su sitio.—Me agrada la idea de tenerte cerca todo el día…, sin embargo, espero encontrar algo realmente bueno, que sea acorde a tus capacidades —respondió Richard, tomando la botella que recién había dejado Brooke y bebiendo de ella.—Estás logrando que me confunda, Richard —murmuró Brooke, viéndole beber el agua, mirando cómo la nuez de Adán se le movía con cada trago del vital líquido.—¿Por qué? —preguntó Richard, volviendo su atención a él.Brooke negó.—Olvídalo —dijo, tomando el bolso que traía colgando del brazo.—¿Qué es eso? —cuestionó el agente, dejando la botella de lado
Brooke dio un paso atrás por mero instinto.—¿Qué haces aquí?Gary dio un paso hacia adelante, le dolía ver el resentimiento en los ojos de Brooke, no podía soportarlo.—Tenemos que hablar.—¡No!, no tenemos nada de qué hablar, Gary.—Por favor, Brooke, dame la oportunidad de pedirte perdón, de redimirme ante ti, no sabes la desesperación que he pasado todos estos meses en lo que no supe nada de ti, la angustia me ha consumido día tras día, noche tras noche.—Vete o llamaré a la policía, te recuerdo que hay una orden de alejamiento que estás violando en este momento, aunque… no debería sorprenderme, es tu especialidad —lo acusó Brooke y él se encogió, como si hubiese recibido un puñetazo.—Lo siento, Brooke, por favor escúchame. Necesito hablarte, necesito que perdones cada una de mis estupideces.—Si te perdono, ¿te marcharás?Gary miró a Brooke, quería estirar la mano y acariciar su rostro, quería atraparlo entre sus brazos y pegarlo a su cuerpo para no soltarlo jamás, pero no se at
Durante las siguientes semanas, Brooke experimentó un cambio positivo en su vida. Su semblante fue cambiando gracias a Richard, el agente lo había convencido para asistir a terapias y lo acompañó a cada una de ellas. También lo acompañaba a las visitas semanales en la clínica, y, pronto, se convirtió en amigo para Molly.La mujer, como se esperaba, no tenía mejorías en su salud, pero sus dolores eran controlados gracias a los medicamentos.—Ahora regreso, tengo que hablar con el doctor —dijo Brooke aquella mañana, mientras visitaban a Molly.—Vete tranquilo, me quedaré con tu madre —le indicó Richard.Brooke asintió y salió de la habitación, mientras Molly observaba la interacción entre los dos.—¿Quieres mucho a Brooke? —le preguntó, acariciando su mentón, un poco pensativa.Richard haló la silla, se sentó a su lado y le tomó la mano que descansaba sobre su pierna.—Lo que siento por Brooke va mucho más allá del querer, Molly, tengo sentimientos más profundos por él.Ella le sonrió.
Richard se sentía más que feliz por la dirección que estaba tomando su relación con Brooke, la confianza que estaba depositando en él lo hacía atesorarlo y amarlo mucho más de lo que ya lo hacía.—Te llevaré a casa —le dijo, dándole un beso en la frente.—Me gustaría tomar un helado, ¿vienes? —preguntó Brooke con una sonrisa sincera en los labios.Richard era su puente seguro, mientras estaba a su lado era capaz de hacerlo todo. Era el conocimiento de sus propios sentimientos que lo tenían de aquella manera. Ni siquiera sabía cómo fue enamorándose de Richard, pero se alegraba de que fuera él quien ocupara su corazón, tenía la esperanza de que no le fallaría.—Te llevaré a donde tú quieras, solo tienes que pedirlo —dijo él, dándole un beso en la mejilla.Brooke suspiró.—Quiero aprovechar que tengo el día libre, he estado entre cuatro paredes por demasiado tiempo —dijo.—También puedes aprovecharte de mí —respondió Richard en tono divertido. Brooke le golpeó el hombro para luego dirigi
«Llévame a casa, a tu casa».Richard se tensó, estaba sorprendido y por un momento creyó que había escuchado mal.—¿Qué?—Llévame a tu casa, Richard —repitió.—¿Estás seguro?Brooke asintió, mientras un vacío se abría en la boca de su estómago. Quería estar un momento a solas con Richard, quería saber hasta dónde era capaz de corresponderle físicamente, solo esperaba que él le mostrase la misma paciencia que le había tenido hasta ahora.—Por favor —insistió.Richard le dio un beso en la punta de la nariz, encendió el auto y salió del estacionamiento del centro comercial.El trayecto no fue rápido, en el fondo, Richard estaba dándole la oportunidad de arrepentirse, de que Brooke pensara mejor las cosas, él no iba a ofenderse, pues lo entendía; sin embargo, Brooke no le hizo detenerse, por lo que, llegó hasta su edificio y estacionó en el lugar asignado.—Brooke…—Vamos —le pidió él, con una ligera y nerviosa sonrisa.Richard podía ver la vacilación en sus ojos, pero también la decisión
Richard se giró al escuchar los suaves pasos acercarse, sirvió una taza de café y volteó cuando estos se detuvieron.—Buenos días —saludó, viendo a Brooke en el umbral de la puerta, quieto como una estatua.—Buenos días —respondió él, sin moverse.Brooke no sabía qué era lo que le impedía acercarse a Richard, cuando era lo que más quería; sin embargo, temía haber sobrepasado el límite la noche anterior.Richard se acercó a él cuando notó su vacilación, se atrevió a dar un paso y le besó los labios, fue un corto beso antes de tenderle la taza de café.—Recién hecho —le dijo, rozando sus dedos, sintiendo un ligero temblor en Brooke.Él se mordió el labio y caminó hacia la mesa, se sentó en la silla que ya estaba corrida y dejó la taza sobre la mesa, tenía la mirada gacha y de alguna manera, eso causó preocupación en Richard.—¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —preguntó Richard, halando la silla para sentarse delante de él.Brooke guardó silencio, se mordió el labio y jugó con sus dedos. ¿C
«¿No sería el mejor regalo de cumpleaños saber si ustedes son hermanos?»Enrique miró al agente y luego la bolsa que tenía en la mano con el cabello de Brooke.—¿Te lo dijo? —le preguntó ligeramente molesto. Brooke le había pedido que no hablara con Nick al respecto, pero él parecía haberle contado todo al agente.—Sube al auto —pidió Richard, sin responder la pregunta.—No, antes tienes que responder —refutó el muchacho.—Sube, te llevaré al colegio y durante el trayecto, conversamos, ¿te parece? —preguntó el agente, subiendo al auto.Enrique subió y se sentó del lado del copiloto, abrochándose del cinturón de seguridad.—Entonces, ¿Brooke te lo dijo? —volvió a preguntar Enrique impaciente.Richard puso el motor en marcha y se incorporó al tráfico de la cuidad, mientras Enrique esperaba por una respuesta.—No —respondió Richard, varios minutos después.—Entonces, ¿cómo lo sabes?—Molly me lo dijo cuando Brooke y yo fuimos a visitarla. Yo me ofrecí a ayudarlos —respondió.—¿Ayudarnos?
«Te protegeré con mi vida»Brooke no pudo evitar estremecerse ante las palabras de Richard. Sobre todo, porque era lo más parecido a una despedida.—¿Tienes frío? —preguntó el agente al sentirlo temblar entre sus brazos.—Un poco —mintió Brooke, pegando su rostro al pecho de Richard, acariciando sus pectorales sobre la playera.Richard lo acomodó mejor entre sus brazos, le dio otro beso en la frente y frotó su espalda para darle calor.Brooke aspiró el aroma que emanaba del cuerpo del agente, mientras trataba de tranquilizarse. Tal vez, solo estaba pensando de más, haciéndose ideas erróneas.—¿Quieres irte a la cama? —le preguntó Richard, cuando todo lo que se escuchaba en la sala, era el sonido de la televisión.Brooke asintió y cuando estuvo a punto de pararse, Richard lo sorprendió, tomándola entre sus brazos.—¡¿Qué haces?! —medio gritó, medio preguntó.—¿No es obvio? —cuestionó él, besando su mejilla—, te estoy llevando a la cama —añadió, haciendo que las mejillas de Brooke se pu