Lucia había intentado de todas formas encontrarse con la mujer que vivía al frente de su casa, no era el sector más rico de la ciudad, pero estaba cerca, y la mujer vivía sola, tenía 3 días vigilando desde la ventana, la había visto salir temprano en la mañana, llegar tarde en la noche y nunca estaba acompañada. Pero el domingo encontró su oportunidad.
- ¡Hola! ¿Vives allá al frente, verdad? – interrumpe Lucia con una voz alegre y animada.
- Disculpa, ¿Quién eres? – pregunta Aura con cierto grado de indiferencia e incomodidad, para nada le gustaba ser abordado por extraños y no se molestaba en ocultarlo.
- Mi nombre es Lucía Prado, me acabo de mudar aquí al frente – insistió con una sonrisa. Quería saber quién era ella, así que estaba dispuesta a ser tratada un poco indiferente, quizás ella actuaria de forma similar en el mismo caso.
- Encantada de conocerle Señorita Prado – le responde con la sonrisa diplomática que había aprendido hacía mucho tiempo – mi nombre es Aura Parra, cualquier cosa que necesite no dude en llamarme – continua cordialmente, esa mujer fue la que se acercó a Maurizio, y ahora se acercaba a ella, había algo que no le encajaba.- Ya me tengo que ir. ¡Nos vemos!
- Muchas gracias – se despide Lucia, mientras se da cuenta que la mujer no era sencilla ni sería fácil de tratar. No había conseguido mucho, pero al menos tenía su nombre, la podría buscar en internet.
La tarde pasaba tranquila mientras Aura estaba en el centro comercial haciendo compras, le encantaba comprarse ropa de ultima, discreta, elegante y lo menos llamativa posible. Pero esta vez vio un vestido rojo que enamoró sus ojos.
- Hermosa… - dice una voz detrás de ella. Sus hombros descubiertos evocaban una maraña de pensamientos, tenia un lunar en su espalda alta que resaltaba sobre su piel clara, ese vestido rojo cernido a su piel era un deleite a sus ojos, la imaginaba en algún evento con los perfectos tacones, joyas y peinado… pero sus pensamientos iban cambiando y ya iba prefiriendo verla sin él puesto.
Aura voltea en shock, sorprendida de encontrarse con la mirada profunda de ese hombre, sus ojos brillaban y su admiración era visible. –Gra… Gracias – tartamudeó. Se volteó y entró nuevamente en el vestidor, definitivamente ese vestido se quedaría en la tienda.
- No imaginé encontrarte por aquí – comentó Aura indiferentemente al salir del vestidor.
- De vez en cuando todos salimos a hacer nuestras compras – dice Maurizio alegremente – y no podría sentirme más feliz acerca de esta sorpresa. Creo que has estado evitándome – agrega mirándola seriamente con una cara que evocaba risa y dolor al mismo tiempo.
‘Maldito hombre’ musitó en sus adentros – Para nada, solo he estado muy ocupada. – disimuló su disgusto – En tu caso por cierto o ¿acaso quieres que perdamos? – agregó sarcásticamente.
- No te lo perdonarías, creo que ya no soportarías dejarme en prisión por mucho tiempo – respondió Maurizio descaradamente.
- Si me continúas persiguiendo, me harás repensarlo – respondió Aura sarcástica, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, mientras caminaba hacia la salida de la tienda.
Maurizio sonrió casi a carcajadas. Esta mujer era una verdadera locura. Un reto que no estaba dispuesto a perder - ¿No comprarás el vestido? – añadió al verla salir.
- No, y ya me tengo que ir, nos vemos luego Maurizio. – dijo mientras salía apresuradamente de la tienda.
- Esa mujer – susurró Maurizio. Su imagen con ese vestido no se saldría de su mente en mucho tiempo. Decidió comprarlo y les pidió que se lo enviaran a la dirección de Aura con una nota.
Aura primero decidió detenerse a comprar algo de cenar, cuando regresó a su casa se sorprendió al ver una caja de regalo en su porche delicadamente envuelto. Lo llevó adentro y cuando lo abrió quedó en shock al ver el vestido de la tienda con una nota “Si fue diseñado para ti, sería una pena verlo rondar en otras por ahí. Nadie le haría justicia como tú.” MR
Aura era un mar de emociones, no podía negar su conmoción al recibir un detalle tan hermoso, definitivamente si Maurizio no chocara con sus planes y además fuera su cliente, ya estuviese llamándolo. Y sentía la urgencia de hacerlo, mientras recordaba esa sonrisa suya y sentía que poco a poco se volvía loca.
Aura se tomaba un café mientras intentaba animarse, no había podido dormir en toda la noche pensando en ese hombre. Afortunadamente sabía lo que tenía que hacer mientras llamaba a uno de las agencias de investigación privada más exclusivos de la ciudad.- Necesito que me investigues a una mujer que se llama Lucia Prado, quiero el perfil completo, no omitas nada – dijo sin saludar mientras se comunicaba con Gianni Beck, el encargado de la oficina.- Perfecto Jefa Parra, inmediatamente le asignaré a alguien – respondió Beck automáticamente, ya sabía que Aura no era una mujer que le gustaba perder el tiempo. Había creado la compañía ETSIVA hacía 3 años junto a los compañeros más sobresalientes con los que había tomado el entrenamiento de investigadores privados, y les había hecho ofertas que ninguno de ellos pudieron rechazar. Al
Se fue a casa y cuando estaba a punto de dormir recibió un mensaje en su celular. “No dejo de pensar en ti” solo había pasado un día y Maurizio le volvía a escribir. Parecía mas interesado en ella que en resolver su caso, Aura se comenzaba a preguntar si realmente le interesaba ganar o no. ¿Tendrá mas dinero del que aparenta tener o conexiones? “Surgió algo importante. Necesitamos su presencia en la oficina mañana en la tarde” le respondió Aura fríamente. Definitivamente ya no se dejaría engañar por la actitud descarada de ese hombre, ahora no sabía si era culpable y había estado engañando a todos durante todo este tiempo. “¡Lo sabía! No podrías durar tanto tiempo sin verme” respondió Maurizio con una sonrisa que Aura no podía ver, no se imaginaba lo que ella querría, pero estaba acostumbrado a su actitud distante, ella intentaba negar su atracción por él, pero sentía sus nervios y su mirada cambiaba por momentos. Era
Mientras Aura se iba, Lucia llena de dudas se preguntaba que debía hacer ¿llamaba a Maurizio y le decía que ella la había visitado? Ni siquiera tenía su número… El había cambiado todos sus contactos y se había mudado, solo podría ir a la casa de su madre y en estas circunstancias lo mejor era no hacerlo. ¿Maurizio se habrá enamorado de esta abogada?... ‘¿Por qué no lo haría?’ Murmuraba mientras hacía una mueca de dolor, era bella elegante, se notaba que tenía una muy buena posición económica y no parecía una mujer débil. Todo lo contrario a ella. Decidió no decirle nada, total de seguro ella se lo diría.…..Mientras Aura se dirigía a la oficina le llegó una llamada.- Andrea, voy de camino a la oficina ahora. Llego en 10 minutos.- Excelente, tengo que ha
Aura dejó de pensar mientras posaba la vista en sus ojos, bajó la mirada a sus labios y se inclinó ligeramente. Maurizio advirtió su movimiento y lentamente capturó sus labios, suavemente aprovechando el momento mientras ella le respondía y con sus manos tocaba su pecho, el beso se hacía cada vez más apasionado, se detuvieron cuando ya casi no podía respirar, mientras Maurizio decía con voz ronca – Tengo la sensación de que eres la mujer de mi vida.- Maurizio… - dijo Aura en un susurro, quería ceder a los impulsos de su corazón, pero no era correcto ‘¡él era su cliente! y la verdad el no la conocía’ pensó con amargura – aun eres mi cliente, esto no está bien.- Solo respóndeme algo, si no lo fuera,… si no fuera tu cliente ¿aceptarías salir conmigo? – preguntó con el alma en
Habían pasado más de 3 días y Maurizio no se había comunicado con ella, no sabía si sentirse aliviada o perdida, su mente le decía no te involucres y su corazón le decía ¡Llámalo! ¡Búscalo! No sabía cómo podía estar tan obsesionada con un hombre que apenas conocía. Su frustración era visible y cada vez se le hacía más difícil controlar su temperamento. Siempre había tenido control de si misma, y estar en esta posición le irritaba.- Quiero una reunión en 30 minutos con todos los asociados – dijo con una voz cortante y fría a Massimo que acababa de tocar en su puerta, no lo miró, ni lo saludó, fingió estar haciendo algo en la computadora, pero la verdad era que su enojo era tan grande, que no quería ni mirar a nadie.- Bien – respondió Massimo indifere
Maurizio no se había esperado que luego de su madre luchar tanto contra el cáncer y aparentemente vencerlo hubiera vuelto ahora y peor, solo 2 días después de enterarse había caído en cama, respiraba con dificultad y apenas abría los ojos por poco tiempo.- Gracias – dijo en un susurro cuando Aura regresó, la verdad que no había comido en todo el día y no quería separarse ni un segundo del cuarto del hospital.- No es nada - le sonrió Aura en voz baja. Ella comenzó a servirle la comida en su plato.- Come un poco también – insistió él cuando vio que ella apenas había probado al comida.- No tengo mucha hambre – mintió ella, pronto se tendría que ir a casa y no sabía si el comería.- Come, por favor, o me sentiré mal.- Está bien – Aura asintió con la ca
- Y cuídate amiga – dijo Carla apesumbrada, habían tenido esta conversación tantas veces que ya ni intentaba cambiarle de idea. Duraron largo rato hablando de tonterías hasta que se dieron cuenta de lo tarde que eraAura apenas pudo dormir por lo que salió temprano al hospital, de camino compró desayuno para llevarle a Maurizio. Cuando llegó se sorprendió un poco al ver que él no estaba dentro de la habitación, decidió dejarle la bolsa en la mesita e irse, pero cuando la dejaba escuchó una voz suave.- Hola – saludó la mujer un poco perpleja ante la joven que estaba delante de ella.- Buen día señora Rinaldi – se volteó Aura con una sonrisa, un poco tensa ante la mujer despierta, ambas eran desconocidas entre sí – mi nombre es Aura Parra, soy la abogada de Maurizio, me comentó su condici&oacu
Cuando llegó al despacho se dio cuenta que Jorge Russo estaba ahí, ocultó su sorpresa mientras su mirada se volvía aguda y saludaba con cortesía.- Abogada – resopló Jorge Russo, sin importarle siguiera saber el nombre de la mujer - se le contrató para un trabajo, ¡Mejor sea que se ponga en el!- Estamos trabajando señor Russo – dijo Aura intentando mantener la compostura ante la hostilidad del hombre.- No lo parece – continuó enojado, mientras la miraba fijamente como si le hiciera un desafío – si fuera así, hubiera algún avance, van más de 2 semanas y aún no sabe cómo lo defendería.- No se preocupe usted por eso, yo sé en lo que estoy &ndas