Sus labios se posaron en la curva de su cintura y con sutileza dejaba besos cálidos que hacían sonreír a Sally de amor, Bruce era delicado al momento de acariciar su piel y de ofrecerle esa lujuria que la derretía y la hacía sentir única y especial en el mundo. Él subió sobre ella y se adueñó de sus labios como fresas jugosas que no quería dejar de devorar nunca jamás, con su mano derecha llevó la de Sally arriba de su cabeza y entrelazó sus dedos a los de ella con suavidad y pasión, Sally por su parte, con su mano libre dibujaba figuras pequeñas en la espalda de Bruce y ocasionando que toda su piel se mantuviera erizada y caliente. Sé acomodó entre sus piernas, y de manera lento y suave penetró aquel túnel que lo enloquecía y lo derretía como gelatina en medio del calor. Bruce no pudo evitar liberar un gemido ante el simple hecho de sentir el jugo caliente de Sally empapar su miembro y lo estrecho de su túnel, apretarlo, aquello volteaba su mundo de cabeza y le complicaba contro
—A alguien por ahí como que no le fue muy bien en la reunión. —Emi comentó en cuanto miró a Sally volver un par de horas después de haber salido, su molestia le impidió ir a la compañía a trabajar.—Brent es un idiota, pretendió chantajearme, que solo me daría el divorcio si le devuelvo la directiva. —Soltó en el sofá de mala gana su bolso.—¿Y aceptaste? —inquirió con curiosidad Emi.—No. Él no puede pretender que le entregué la directiva así tan fácil, eso no funciona así como él cree, los accionistas no lo quieren a él, me prefieren a mí, porqué soy más inteligente y les he dado buenos resultados en menos tiempo de lo que él ha podido. Entiendo que la compañía represente un valor familiar y muy significativo para él, pero las cosas cambiaron y para mí ahora ese lugar representa mis logros. —Sally caminaba en círculos por toda la sala.—¿Y entonces como quedó todo?—Me dio dos días para pensar su propuesta, y si no, nos iríamos a la guerra y él me atacaría con todo su poder pa
Bruce se encontraba en su oficina conversando con dos accionistas de la compañía, cuando recibió la llamada de su recepcionista mencionando que Carlota estaba allí, él soltó un suspiro y luego le indicó a su recepcionista que le dijera que esperara unos minutos.Él terminó su reunión y se recostó del espaldar de su cómoda silla pensando en las palabras de Sally, no quería mostrarse en frente de Carlota como un idiota, para Bruce ella en realidad buscaba de mejorar su vida y la estaba ayudando a ser posible, pero si quería mantener su relación con Sally libre de problemas tenía que hacer un sacrificio, aparte, también estaba consciente de que en realidad, ella si se había enamorado de él y en algún momento iba a ser un problema.Bruce marcó a su recepcionista dando la orden de dejar pasar a Carlota, segundos luego de colgar la llamada, ella entró sonriente en la oficina y con un obsequio para él. —Hola, disculpa que viniera aquí sin avisarte antes, pero quise traerte este detalle
Bruce se encontraba sentado en el jardín de su mansión, disfrutando de un buen whisky y tabaco cubano mientras miraba el hermoso atardecer, desde esa parte de la casa era uno de los mejores lugares donde podía mirar mejor la puesta del sol, y como cada tarde que llegaba de su trabajo, iba al mismo punto para ver lo hermoso de la propia naturaleza.En la puerta que da al jardín, Sally se encontraba mirándolo fumar, nunca interrumpía su instante de privacidad, siempre que llegaba ella del trabajo se quedaba allí observándolo a él disfrutar de como el atardecer llegaba a impresionar su vista, y a pesar de querer darle las buenas noticias, prefirió quedarse allí a verlo mejor.Él, podía sentir su presencia incluso desde lejos, sin contar que el perfume de Sally llegaba incluso hasta donde él se encontraba sentado, así que volteó su rostro en su dirección y le sonrió alegremente por su presencia. Con su dedo le indicó acercarse y tomar asiento en sus piernas para juntos contemplar el ci
—¡Emi, baja ahora o vamos a llegar muy tarde a la tienda, estoy emocionada por probarme mi vestido de novia y no quiero perder más tiempo, así que vamos, apresúrate! —Sally gritó desde la sala ansiosa de ir a probarse su vestido, en pocos días se convertiría en la esposa de Bruce y quería tener su vestido listo para ese día tan esperado.—¡Ya bajo, estoy terminando de maquillarme! —gritó Emi desde su habitación.Bruce se hallaba parado en la puerta que daba hacia la sala de visitas, recostado del marco de la puerta y mirando con admiración a su futura esposa feliz por la boda, Sally no tenía idea de que estaba siento contemplada en silencio por el hombre que en los últimos meses le había brindado la mejor de las felicidades. —¡Ay, debiste levantarte más temprano! —Chilló Sally en medio de su desesperación.—El vestido no se va a mover de su lugar, llegues a la hora que llegues estará allí esperando por ti. —se giró para ver a Bruce.—¿Cuánto tiempo llevas ahí?, me has asustado, mi am
Emilia, se había encaprichado con un atractivo multimillonario luego de haberla salvado de una fuerte caída, desde aquel día había quedado encantada con el sujeto a pesar, de que él siempre se mostró indiferente con ella. Su salvador, de nombre Matthew Duperly Cox, es un multimillonario, presidente y CEO de la compañía Grupo Internacional de Hoteles, el cual maneja más de seis mil instalaciones, cinco estrellas en ciento cinco países del mundo, uno de los más famosos, es El Gran Continental, ubicado en cincuenta países, es el hotel más lujoso que tiene la compañía, y es donde se alojan los grandes empresarios multimillonarios, políticos y artistas. Emilia había investigado la vida del magnate como toda una loca obsesionada, desde que tiene uso de razón ningún hombre le había encantado tanto como él, ¿pero como era eso posible si ni siquiera él le había dirigido la palabra?, a ella le cautivó eso, lo callado que era, sabía que era un hombre misterioso y con una vida interesante, se ll
Matthew estaba mirando por el balcón de su Pen-house la gran ciudad de San Francisco, mientras su primo, Oliver, conversaba y él solo pensaba en Emilia, después de aquella noche, tuvo más seguidos encuentros por pura coincidencia en el mismo restaurante, por un instante había pensado que ella lo continuaba acosando cuando en realidad ella siempre iba allí con su amiga a almorzar.La última vez que se la encontró se encerró con ella en el baño de damas para reclamarle que ya dejara de acosarlo, fue ahí entonces dónde ella le dijo que estaba loco si pensaba que lo estaba siguiendo, y que ya no le resultaba tan interesante como para malgastar su tiempo en un multimillonario tan idiota como él. Tras su comentario, Matt se quedó en silencio y sin darse cuenta, Emilia se le había escapado de las manos y no la ha vuelto a ver desde entonces, ni siquiera en ese restaurante que ella suele frecuentar.—¿Qué crees que haya pasado con ella?. —Su primo aplanó los labios por la abrupta interrupci
—Emilia, asistiré esta noche a una fiesta de gala que se efectuará en un hotel, ¿no me quieres acompañar? —preguntó Bruce a su hermana si tenía un interés en ir, a lo cual ella se negó. —Ve tú, yo estaré bien en casa, hoy no podré acompañar… —guardó silencio cuando recordó que la fiesta sería en un hotel—. ¿En qué hotel será la fiesta? —inquirió. —El en Gran Continental, irán empresarios importantes y políticos, lo habitual de siempre. —¡Claro que iré! —expresó ella al saber que allí se encontraría su príncipe azul, el hotel era de Matt y estaban celebrando el aniversario de su Instalación. —¿Qué te hizo cambiar de parecer?. —Bruce preguntó con curiosidad de saber que era aquello que emocionaba a su hermana de asistir. —Sally también irá, me dejó un mensaje que iba a asistir y preguntando si yo también. Así que debo ir. —mintió, solo iba para ver a Matthew. —Supongo que Brent también asistirá. —Emilia se levantó de su cama y fue a abrazarlo para consolarlo en medio de su desamor.