Brent se despidió del doctor que se ocupó de atender a Sally, se llevó unas muestras para mandarlas a analizar y así saber qué es lo que está causándole fiebre y mareos.Por suerte, desde que la chequeó y le suministró un medicamento mejoró, ya no tiene más fiebre y se mantiene más animada.Brent volvió a la habitación para estar con ella, quien sigue recostada de cama viendo televisor muy cómodo, él se acostó a su lado y comenzó con hacerle suaves caricias en su cabello.Sally no podía negar que le gustó ese afecto por parte de él, no esperó que Brent le mostrara tanta atención en un momento de debilidad.—¿Cuándo estarán los resultados listos? —preguntó ella sin dejar de mirar el televisor.—En un par de horas él volverá con ellos para leerlos y recetarnos un medicamento en específico. —aclaró su duda.—Está bien. Gracias por haberlo traído a la casa, definitivamente que el medicamento que me suministró me ayudó mucho, ya no me siento tan mal. —dijo al momento de sonreír.—No lo men
—¿En serio disfrutaste del escándalo que tu hermana armó ayer?. Debe en este momento estar muriéndose de la vergüenza. —Brent, si estaba preocupado por Carlota, su actitud de anoche reflejó que en realidad la estaba pasando mal—. Estás volviéndola loca, dijiste que no ibas a tomar venganza en contra de nosotros y mira lo que sucedió anoche. —Sally se giró para encarar a Brent.—¿Y es mi culpa que ella armara un escándalo anoche?. No recuerdo haberla provocado, ni mucho menos incitado a hacer el ridículo en frente de mi familia. Es problema con Carlota, es que siempre encuentra la manera equivocada de llamar la atención. —él no dejó de sentirse mal.—No me siento bien sabiendo que ella debe estar muriendo de vergüenza. —Sally rodó la mirada, aun así para ya olvidar el tema de su hermana se desnudó en frente de él, algo que obtuvo un buen resultado de inmediato.—¿Hablaremos de ella o nos centraremos en algo con más interés? —Brent recorrió con su mirada el cuerpo de Sally—. Ya deja de
Movió Sally su copa mientras se quedaba observando el cielo y pensando en todo lo que ha estado sucediendo desde que regresó, había instantes donde el arrepentimiento de haber vuelto la consumía, pero luego estaba esa parte que le gritaba que fue una buena elección regresar y arruinar la vida de aquellos que la lastimaron en el pasado.Sentada en la cómoda silla del jardín, pensó en Bruce, en lo mucho que lo extrañaba, y también pensó en Brent, en como de nuevo él estaba reviviendo esos viejos sentimientos que consideraba extintos. No quería tener que ser la típica mujer que estaba envuelta en dos amores, ni mucho menos esa que terminaría perdonando los errores de un hombre que no la apreció en muchos años de relación.Cogió su móvil y buscó en sus contactos el número de Bruce, marcó y esperó a que él en algún momento respondiera a su llamada, ansiaba escuchar esa voz pacífica que a ella le trasmitía paz y la sumergía en una burbuja de felicidad.—Sally, es gratificante responder a tu
Brent tocó un par de veces el timbre de la mansión que una vez fue suya, había pasado toda la noche pensando en lo que quería y estaba muy convencido de que Sally era la mujer que él añoraba para siempre. Aceptaba sus errores, tanto que estaba más que dispuesto a cumplir su condena en prisión con tal de demostrarle que la amaba y que deseaba volver a su lado.—¿Qué haces aquí? —inquirió ella al verlo entrar.—Quería verte. No he podido dormir en días gracias a que te extraño. Duré siete años sin verte, sin sentirte, y ahora que estás de vuelta no quiero seguir alejado de tu lado. Fue muy estúpido de mi parte haberme ido aquella noche, pero me molestó tanto tu chantaje, que sin pensar me fui con Carlota, y para nada, porque por esa mujer no hay ningún tipo de sentimientos. Quiero remediar mi vida. —ella enarcó su ceja.—Me parece bien que quieras remediar tu vida, pero, ¿qué tengo yo que ver en eso?—Sally, sabes que quiero volver a tu lado.—Sabes lo que tienes que hacer.—Y lo haré,
Sally pasó la gran parte de su mañana encerrada y centrada en el trabajo e ignorando las llamadas de Brent y de todo aquel, no tenía cabeza para tratar ningún tema que no fuera sobre la compañía, estaba tan centrada que no se había percatado de los seguidos toques en la puerta de su oficina, hasta que inoportunamente la abrieron sin esperar respuesta.—Buenas. —ella, al ver que se trataba de Bruce, salió corriendo a sus brazos, hundió su rostro en su cuello y aspiró el aroma de él para asegurarse que no fuera una ilusión.—Bruce. —pronunció su nombre al mismo instante que lágrimas brotaron de sus ojos—. No vuelvas a irte así. —reclamó entre llanto.—Sally, ¿qué ha pasado? —preguntó muy preocupado por ella.—Nada grave, es… supongo que algo emocional.—No estás bien, Sally, tienes que dejar todo esto de la venganza y volver con nosotros, a tu hogar. —se limpió el rostro y negó.—No, aún no. Odio el que Brent, después de todo lo que me hizo pretenda querer en realidad una oportunidad, m
Bruce salió con Sally del baño y la alzó para pegarla a una pared, devoró sus labios con ansias y motivado por saber que aún ella seguía sintiendo los mismos deseos de cuando estuvieron por primera vez.La llevó a la cama y la soltó allí para bajar y dejar caminos de besos, cuando pretendía subir su vestido, la inoportuna de su hermana irrumpió en la habitación.—¡Ay, señor! ¡¿Pero qué pecados comenten ustedes?! —expresó, Bruce se distanció de Sally y ella avergonzada cubrió su rostro con una almohada—. ¡Bruce, cúbrete esa cosa, por dios! —él colocó su mano en su erección intentando cubrirla.—¡Emilia, sal de mi habitación ahora! —le gritó, y su hermana muerta de risa se marchó.—Yo me voy. —Sally se baj&oa
Sally se mantuvo recostada de la cama mirando el techo y sin energías de querer levantarse para ir a trabajar, Brent, acababa de salir de la ducha notando que ella continuaba envuelta aún en las cobijas, pensó que estaba de nuevo enferma, o que algo en ella definitivamente no andaba bien.Subió a la cama y con sutileza hizo que ella girase su rostro en dirección a él, Sally se perdió en su mirada como la primera vez que a los ojos lo vio, buscaba un poco del viejo Brent, pero no había nada, nada de ese hombre que conoció.Se preguntó cómo era posible que alguien pudiera cambiar tanto, y de que si en algún momento ella terminaría igual que él, sin nada de la Sally que un día fue.—No me da para nada gusto, verte así.—Estoy bien, reflexionando en algunas cosas.—¿Puedo saber?—No, iré a ducharme. —se levantó de la cama y entró en el cuarto de baño.Una vez que se alistó y desayunó, salió de la mansión en compañía de Brent, los dos subieron al vehículo que los transportarían a la compañ
Emilia, quien se encontraba cerca de la puerta principal, la abrió para recibir a la persona que estaba allí de visita, ella enarcó su ceja al darse cuenta de que se trataba de Carlota quien pisaba su territorio.—¿Está tu hermano? —preguntó por Bruce.—¿Para qué lo buscas?, no debe ser para nada bueno. —Carlota miró detrás de Emilia, Bruce se encontraba de pies en el último escalón con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, y con ese mirar de intrigas por la visita de ella.—Emi, déjanos solos, por favor. —su hermana abrió los ojos, pero no se opuso a la decisión de hermano.—No cometas la misma estupidez que comenten todos los hombres cuando tienen en frente a Carlota. —susurró cuando pasó por el lado de Bruce.—Lamento si mi visita no es la más