AlmaMiguel sostiene mi mano con firmeza mientras esperamos los resultados de los análisis de Gabriel. Decidí que sea Pía quien los lea; mis nervios están tan disparados que apenas puedo mantenerme calmada. No concibo la idea de perder a otro hijo. Mi corazón simplemente no lo soportaría.— Ni Alma, ni la señora Mariel, ni Miguel, ni yo, somos compatibles con Gabriel lamentablemente — Informa Pía con una voz cargada de pesar. — Gabriel posee un extraño tipo de sangre que es poco común. Se denomina sangre dorada y quien la posea probablemente será compatible con él.— Mi hijo tiene ese tipo de sangre — Informa Mariel con una mezcla de esperanza y preocupación. — Proviene de la familia de Gabriel. Le pediré a Marko que se realice los análisis. Estoy segura de que no tendrá ningún problema.En toda esta situación, no logro dejar de pensar en Juliana. No quiero recordar a mi hija, pero su imagen se ha colado en mis pensamientos. Aquel maldito día en el que se arruinó mi vida, se murió la
MarkoDiariamente me cuestionaba si algo del hombre que fui había quedado en mí. ¿Habitaba aún un pequeño rayo de luz en mi interior, o la oscuridad me había consumido por completo?Solía preguntarme si en algún momento de mi vida fui verdaderamente feliz, o si todo era una ilusión. Alma tenía razón en algo: había vivido para complacer a los demás, principalmente a mi padre. Siempre había sido el hijo y el hermano perfecto, velando por el bienestar de los demás sin importarme mis propios sentimientos.Hasta que un día, mi corazón y mi confianza en las personas murieron. Ese día, Marko Ferrer murió por completo, y nació un ser que no reconozco al ver en el espejo. Un ser capaz de vengarse de la peor manera de aquellos que lo traicionan.Sin embargo, a pesar de mi oscuridad, jamás dejé de amarla. Y ahora, irónicamente, me encontraba salvándole la vida al hijo de ella. El resultado había arrojado positivo: yo era compatible con Gabriel y le estaba donando una parte de mí.Mientras los do
AlmaMe sentía súper feliz porque Gabriel estaba completamente fuera de peligro. No podía creer que al fin mi pequeño estuviera bien y fuera de cualquier problema. Estábamos en su cuarto, y yo estaba a su lado, viendo su carita sonriente. Además, Miguel también estaba allí, trayendo regalos para hacer aún más feliz a Gabriel.— Ya me quiero ir a casa — dijo Gabriel con un puchero.— No te preocupes, mi amor. Esta noche nos quedaremos los dos, pero mañana irás a casa — respondi con ternura.— ¿Tú te quedarás conmigo, mami? — preguntó Gabriel con esperanza en sus ojos.— Por supuesto que sí, bebé. Siempre estaré contigo — aseguré con una sonrisa reconfortante.Gabriel se veía muy pálido, lo notaba claramente en su carita angelical. Pía me dio todas las indicaciones necesarias para cuidar a mi hermoso bebé. Estaba decidida a hacer todo lo posible para que Gabriel se sintiera mejor lo más pronto posible.— Marko desea verte — Deposité un beso en la frente de Gabriel — Él te donó una part
Alma.Antes de salir del hospital, la señora Mariel prácticamente me suplicó que fuera a ver a Marko. Me dijo que él necesitaba hablar conmigo y que su hijo estaba tan desesperado que quería irse de la clínica y podría lastimarse.Sus palabras me dejaron preocupado. Aunque no quería tener ningún contacto con Marko después de todo lo que había sucedido, no podía ignorar el riesgo de que se hiciera daño. Decidí que debía hablar con él, al menos para asegurarme de que estuviera bien antes de partir.— No puedes irte de la clínica, debes recuperarte — dije con firmeza, mirando a Marko con preocupación.— Lo siento mucho, mi vida. No tienes idea de cuánto lo siento. Desearía retroceder en el tiempo y cambiarlo todo. Quisiera estar contigo y con mi hijo — responde Marko, con pesar en su voz.— No existen las máquinas del tiempo y nada se puede cambiar — respondí con tristeza.— Cuando hay amor, todo se puede arreglar. Alma, yo jamás dejé de amarte — insiste Marko, con esperanza en sus ojos.
Alma Mi pequeño Gabriel ya está mucho mejor, así que decidí regresar al trabajo. Aunque solo estoy trabajando medio tiempo, siento que es hora de retomar mis responsabilidades. Los minutos y las horas transcurrieron con normalidad. Fue una mañana bastante sencilla, dedicada a elaborar un nuevo proyecto para un concurso que se acerca y que deseo ganar.Sin embargo, no puedo olvidar cómo la amante de Marko me robó mi proyecto. Eso es algo que nunca podré perdonarle.Al terminar mi labor, salí a la calle para esperar a Miguel debido a que almorzariamos juntos . Aún no puedo manejar mi carro, ya que se encuentra en el taller debido a la "bromita" de Marko. Escribió "Zorra" con pintura permanente en él.Mientras esperaba, vi acercarse una enorme camioneta y, como acto reflejo, retrocedí dos pasos. Del vehículo descendió un hombre que conozco demasiado bien. Es el esposo de Madeline y el jefe de seguridad de los escoltas de Marko. La tensión se apoderó de mí al verlo.—El presidente solici
Marko Romano.Aún no logro asimilar la magnitud de lo que he perdido debido a una mentira. Mauro, con toda su vileza, y mi propia inseguridad me arrebataron todo cuanto amaba. No puedo concebir cómo pude perderme los primeros años de mi Gabriel, y ahora él me mira con odio, reconociendo a ese despreciable Miguel como su padre.Cada día es una lucha interna, una batalla entre el dolor y la rabia, mientras veo cómo intentan arrebatarme el lugar que me pertenece por derecho. Es una herida abierta que no cicatriza, una sensación de vacío que no puedo llenar, un dolor que se agrava con cada mirada despectiva de mi propio hijo.—Estás completamente fuera de ti — pronuncia Alan, sacándome de mis pensamientos.— Estoy decidido a recuperarla.— Me doy cuenta, pero recuerda que debes ir con cuidado, amigo. Sé que estás fascinado con la idea de recuperar a Alma, pero sigues siendo un hombre casado y con una hija.— Me recuerda.— No te preocupes, lo tengo todo planeado.Ya le encargué a mi secre
AlmaMiguel no formuló ninguna palabra durante todo el camino. Simplemente nos recogió en la entrada del cine y se dedicó a conducir. No me ha dedicado siquiera una mirada, yo sé que está molesto, muy molesto y no me quiero imaginar las ideas que cruzan su cabeza.—Papi quiero pizza — Le pide Gabriel.—Llegando a casa ordenamos, campeón. Alma, si lo deseas, te dejo aquí y tomas un taxi para alcanzar a Marko. — Me sugiere centrando su fría mirada en el camino — Yo puedo cuidar a Gabriel esta noche.—Claro que no. — Negué con la cabeza.No entiendo cómo puede sugerir que deje a Gabriel para irme con Marko. ¿Acaso ha enloquecido?. Definitivamente Miguel es extraño. En ocasiones es dulce y en otras demasiado frío, tan frío que incluso a mí me asusta.Condujo durante aproximadamente media hora sin formular ninguna palabra hasta que llegamos a mi departamento. Él me ayudó a cargar a Gabriel debido a que él se durmió durante el camino.Ya es demasiado tarde y únicamente Pía se encuentra aquí
Marko Romano.Me siento sumergido en un completo estado de perplejidad. Aún no puedo creer todo el mal que nos causó Patricia Montesinos. Ella acabó con nuestra vida, la posibilidad de ser felices y formar una familia. Nos separó cruelmente.—Por favor, se lo suplico — Me ruega entre lágrimas el hombre mientras mis escoltas le apuntan con sus armas, no tiene forma de defenderse porque está amarrado.Lo he golpeado hasta el cansancio al maldito infeliz. Lo mataría con mis propias manos, pero lo necesito.— Debería matar a tu esposa y tus hijas — Lo amenazo, por supuesto no lo haría, pero él no lo sabe.—No, por favor, solo son niñas — Él me ruega mientras tose sangre — Te lo ruego.— Mi hija también era tan solo una bebé cuando la arrebataste del lado de su madre y se la entregaste a Patricia Montesinos. ¿O lo seguirá negando Doctor Durán? ¿Negará que su nombre figura en el acta de disfunción de mi hija?— Yo solo seguía órdenes. — Alega — Patricia me necesita, yo sé muchas cosas de e