Alma Era uno de los días más felices de mi vida. Mi tío se casaría y sería feliz con una buena mujer.Todo lo que deseaba para él era amor y felicidad. Ambos se merecían formar una bella familia y tener muchos hijos.Cuando veía a Pía y Brian al pie del altar, no podía evitar pensar en Marko y en mí. Recordaba cuando nos casamos a escondidas y juramos que siempre nos amaríamos y nada ni nadie podría separarnos. Por supuesto, todo lo que dijimos fue una completa mentira.Nuestro amor nunca fue suficiente. Sencillamente no estábamos destinados a estar juntos. Mi padre, las mentiras de Mauro, mis propias mentiras y la cobardía de Marko, todo, absolutamente todo, fue mucho más fuerte que nuestro amor.Desde que era una niña, mi padre me repetía día y noche que Marko y yo no estábamos destinados a estar juntos. Él me lo repetía con la intención de lastimarme, pero ahora, al transcurrir los años, me daba cuenta de que tenía razón.Habían personas que nunca podrían estar juntas por más amor
Hacía más de una semana que Brian y Pía se habían casado, y yo no comprendía por qué habían postergado su luna de miel. Era una situación extraña, y ninguno de los dos deseaba hablar conmigo. No quería intervenir en su relación, pero sentía que necesitaban mi ayuda.Estaba cepillando el cabello de Gabriel mientras Pía me acompañaba. Mi pequeño había tomado un baño hace algunos minutos.—Ya puedo jugar, mami —me pide Gabriel, y yo asiento. Luego, él sube las escaleras prácticamente corriendo.—Muy bien, Pía, dime qué está ocurriendo con mi tío.—Te juro que te diría si lo supiera, Alma. Brian ha estado muy extraño durante las últimas semanas. No entiendo qué le ocurre.—Eso pasa cuando te casas con un muerto de hambre —comenta Delia mientras entra al departamento. Es evidente que los sirvientes le permitieron entrar.—¡No te permito que hables así de Brian! —le recrimino molesta.—Yo me expreso como quiero. Es evidente que tanto tú como tu tío desean la fortuna de mi familia y se aprov
Muy temprano, Miguel había enviado a su chófer para recogernos. Sabíamos que pasaríamos solo dos días en la isla, así que preparé un pequeño bolso con mis pertenencias y las de Gabriel.Mi hijo estaba emocionado; le encantaba el agua y la idea de ver delfines u otros animales marinos. A pesar de que no le agradaba Miguel, estaba ansioso por el paseo.Pía y Brian estaban tan desconcertados como yo, pero Delia estaba radiante; deseaba pasar todo el fin de semana con Miguel. Nunca la había visto tan ilusionada con alguien.El chofer nos llevó al aeropuerto, donde abordamos el avión privado de Miguel. Nos recibió uno de sus empleados y nos informó que Miguel se disculpaba porque llegaría más tarde debido al trabajo; nos alcanzaría en la isla.El viaje en avión duró tres largas horas hasta que finalmente llegamos al lugar. La isla era extensa, repleta de palmeras y otros árboles tropicales, con un lago cercano a la casa. Solo pude vislumbrar un poco del paisaje mientras un carro nos llevab
No podía creer que nuevamente me ocurriera esto. Era como una especie de déjà vu de la ocasión en la que Mauro me había secuestrado. Odiaba estar amarrada y con los ojos vendados. No podía ver absolutamente nada y sentía que el terror me invadía. Mi rostro estaba empapado de lágrimas y cada centímetro de mi cuerpo temblaba. No podía morir, no podía dejar solo a mi hijo. Él no podía vivir lo mismo que yo, una niñez siendo huérfano. Un niño necesita a su madre y mi Gabriel me necesitaba a mí, y yo lo necesitaba a él.Intentaba calmarme y pensar fríamente, pero no podía hacerlo. No entendía quién estaría interesado en lastimarme. Yo nunca le había hecho daño a nadie y estaba muy lejos del negocio de narcotráfico. No estaba segura de cuánto tiempo llevaba en ese lugar, pero asumía que habían sido varias horas.Salí de mis pensamientos cuando escuché que alguien entraba al cuarto. Escuchaba pasos acercándose a mí y sentía que temblaba. De repente, alguien me quitó la venda y la mordaza.Me
Entre la multitud de personas, divisé a Brian y a Miguel, quienes se acercaron a mí con rostros de preocupación. Brian me abrazó con fuerza y depositó un beso en mi frente. Parecía aliviado de verme.—Alma, qué gusto que estés bien. — Pronunció mi tío al abrazarme.No lograba emitir ninguna palabra ni enfocar mi mirada en ellos. La adrenalina ya había pasado y llegó a mí un intenso dolor en el tobillo; seguramente me lastimé al saltar de la ventana y no lo había notado.—Está herida, necesitamos una ambulancia. — Pidió Miguel.—Es solo un rasguño. ¿Dónde está mi padre? — Inquirí.Ni Miguel ni Brian me respondieron. Insistieron en que los paramédicos me revisaran.Fueron las dos horas más largas mientras me llevaban a la clínica. Lo único que habitaba en mis pensamientos era Gabriel; necesitaba asegurarme de que él estuviera bien, necesitaba volver a su lado.Estaba tan nerviosa que los paramédicos decidieron sedarme, y no supe nada más de mí.[...]Me desperté aturdida y desconcertada
Me desperté temprano, antes de que saliera el sol, con la tarea de preparar el desayuno para mi tío y su esposa. Aún no puedo creer que dentro de pocos días se irán a México. Los extrañaré demasiado; me había acostumbrado demasiado a convivir con ellos.Pronto estaré sola con Gabriel. Seremos únicamente nosotros dos, y debo encargarme de todo: la comida, las colegiaturas porque pronto entrará en la escuela, y absolutamente todo lo que tenga que ver con él.Sé que Brian ya me ha ayudado mucho y ya era el momento de que me encargue de mis responsabilidades. Quisiera devolverle de algún modo todo lo que ha hecho por mí. Ha sido mucho más que un tío: ha pagado todo lo referente a mi embarazo y parto, además de mi carrera en una de las mejores universidades. También ha costeado mi tratamiento con la terapeuta después de lo que me ocurrió. Ha sido un apoyo constante y ha dado lo mejor de sí para Gabriel desde que nació.Lo más importante, Brian me dio la familia que nunca tuve. Más que un t
Habían sido unos días muy tranquilos. Ayudé a Brian y Pía con el tema de la mudanza y me despedí de ellos con un nudo en la garganta. Sabía que iba a extrañarlos mucho.Miguel le había prometido a Brian que estaría muy cerca de mí y al pendiente de lo que necesitáramos. Su apoyo era reconfortante en medio de la incertidumbre.La señora Mariel nos visitaba casi todos los días y amablemente se ofrecía a cuidar a Gabriel mientras yo iba a la entrevista de trabajo. Su presencia era un bálsamo en medio de mi preocupación por el futuro.Debía viajar a México para realizar la dichosa entrevista. No tenía demasiadas expectativas y, de hecho, lo último que deseaba era mudarme al país en el que me arruinaron la vida. Daría mi mayor esfuerzo, pero no deseaba obtener el trabajo.Era increíble cómo, a pesar de haberme graduado con excelentes calificaciones, había sido rechazada en cada empresa en la que había solicitado trabajo. Habían contratado incluso a compañeros de la universidad que no había
Marko Romano.Me siento sumamente feliz a pesar de que Alan no ha dejado de regañarme. Él suele ser muy severo ante las injusticias.Me recuerda a mí hace un par de años. Creía en la igualdad, la justicia y que todos poseemos los mismos derechos. Consideraba que todas las personas son buenas y no veía la maldad en ellas.Sin embargo, ya dejé de ser ese joven dulce y bueno, he cambiado. Más bien las personas me cambiaron. Todas las personas en las que deposité mi confianza me traicionaron cruelmente.Mis padres son unos mentirosos, mis mejores amigos mucho peor. Brian únicamente me utilizó para obtener información de Emir y denunciarlo, e Iván o Mauro me arruinó por completo la vida, aún tiene una deuda pendiente conmigo ese miserable.Pero el engaño que más me dolió fue el de la única mujer que he amado. La amé como nunca amé a nadie y me traicionó de la peor manera.-Marko, si sabía para qué habías convocado esta reunión, no te hubiera prestado las instalaciones de mi empresa. No pue