AlmaMe sentía muy triste, como si fuera un títere controlado por todos. Quería que todo terminara, pensaba en morir y sumergirme en un sueño sin despertar.Aunque mi vida parecía destinada al sufrimiento, deseaba con fuerza encontrar algo que me diera esperanza, alguien en quien pudiera apoyarme.Las palabras de Brian me dolieron, y las de Emir empeoraron las cosas. Me refugié en mi habitación con la idea de dormir, pero noté que la ducha estaba encendida.Mis manos se deshicieron sin titubear del vestido y la ropa interior, dejándome completamente desnuda. Sin pensarlo demasiado, ingresé a la ducha, envolviendo a Marko con mis brazos desde la cintura mientras disfrutaba de la serena cascada de agua sobre él.Cautivada, observé cada detalle de su cuerpo esculpido y musculoso, sus contornos acentuados por las gotas que danzaban sobre su piel. Con su pelo oscuro goteando, giró hacia mí en un movimiento fluido, y sus ojos grises se encontraron con los míos, forjando un vínculo profundo e
MarkoMientras estábamos juntos en mi habitación, sentía que mi corazón latía con fuerza, solo por ella. Le susurraba palabras de amor al oído, sintiendo que éramos perfectos el uno para el otro. Cada momento que pasaba con ella me hacía estar más seguro de que nuestra unión era especial y duradera.La suavidad de su piel desnuda debajo de mis manos me hacía sentir una felicidad que nunca había experimentado. Cada toque, cada caricia, era como una melodía de emociones que inundaba mi ser. No podía apartar los ojos de ella, como si quisiera grabar cada detalle de su belleza en mi mente para siempre.Compararla con Elsa y otras experiencias pasadas era como intentar comparar la luz de la luna con el resplandor del sol. Con Alma, encontré una conexión que iba más allá de lo físico; era un lazo profundo que nos unía en todos los aspectos de la vida.Con el amor también surgieron sombras inesperadas en mi interior. Los celos, un sentimiento que no conocía en su magnitud, se arraigaron en mi
Alma Méndez.Durante los últimos días, me había refugiado en la casa, agradeciendo que Mauro no se hubiera presentado aquí, pues no tenía el deseo de verlo.Marko y yo estábamos mejor que nunca. A pesar de ello, deseaba convencerlo de mudarnos para tener más privacidad, aunque él era fuertemente unido a su padre, sin darse cuenta de la crueldad de este hombre conmigo.Mientras ordenaba la ropa con mi suegra, ella y yo charlábamos animadamente. Estaba emocionada enseñándome la ropita de Marko de bebé.—No es presión, pero me encantaría ser abuela. Guardé toda la ropa de mis hijos, y le quedarían perfectos a mis futuros nietos —agregó mi suegra.Reí — Yo también muero de ganas de tener un bebé, pero en este momento no está en mis planes. Es gracioso que guardes las prendas de Marko de bebé.—Sí, me encantaba comprarle su ropita a mi pequeño —asintió ella.—El señor Emir ya me confesó el nombre de mi madre.— Comenté.—Tu madre se llamaba Juliana Méndez y era sumamente bella como tú.— Con
Un mes después.Mis sentimientos eran intensos, incapaces de contener los gemidos que escapaban de mis labios. Cerré los ojos, mordiéndome para silenciarme, sintiendo una mezcla de vergüenza y placer. Él sostenía una mirada intensa mientras exploraba entre mis piernas, y no pude evitar jalar su cabello cuando la excitación se volvió incontrolable. Nos conocíamos bien después de semanas de encuentros íntimos, entendíamos mutuamente nuestros deseos.Sus labios se unieron a los míos en un beso apasionado antes de que me acomodara sobre él. Comencé con movimientos circulares y lentos los cuales marcaron el inicio. Sus manos ascendieron a mis pechos, animándome a moverme con rapidez de arriba a abajo, disfrutando del control. Me encantaba estar encima, dominándolo, perdida en la lujuria reflejada en sus ojos grises.Tomando mis caderas, él guió nuestros movimientos, prolongando la experiencia. Estuvimos inmersos en la pasión durante minutos que parecían eternos. Apreciaba la dualidad de s
Alma Méndez...Me desperté con un dolor punzante en la cabeza y la sensación de que mi estómago quería rebelarse desde hacía días. Cada vez que abría los ojos, el dolor se intensificaba, y me costaba distinguir si era por la luz que se filtraba por las cortinas o por el malestar que me invadía. Cuando finalmente logré levantarme, noté que Marko ya no estaba a mi lado en la cama. Me sentí un poco desorientada, pero decidí bajar a desayunar sola. Al llegar a la cocina, me di cuenta de que no estaba sola. El señor Emir estaba allí, sentado en la mesa, con una expresión preocupada en el rostro. Me miró con atención mientras me acercaba, y pude notar que algo no andaba bien. Las preguntas empezaron a formarse en mi mente, pero antes de que pudiera articular alguna palabra, el señor Emir me habló con voz serena pero cargada de preocupación.— Espero que estés feliz, Alma. Parece que Marko está bajando en las encuestas. Nadie lo votará, ya que perdió el apoyo de los Montesinos y todos conoc
Marko Ferrer.Me encontraba demasiado enfadado mientras charlaba con mi padre, y Emir estaba aún más molesto que yo.— No puedo creer que mi propio hijo me recrimine por causa de una chiquilla insolente. ¿Acaso le crees más a ella que a tu propio padre? —gruñó mi padre, con frustración evidente en su voz.Negué con la cabeza. — Por supuesto que no, papá, pero Alma no tendría por qué mentir.— Tú eres consciente de que me odia. Ella inventaría cualquier cosa para separarnos. Quiere alejarte de tu familia. Alma es mucho peor que Elsa y no dudaría que también te sea infiel.— ¡Papá, no te permito que hables de esa forma de mi mujer! —espeté molesto, sintiendo cómo la rabia se apoderaba de mí.— Eres un ciego, Marko. Muy pronto te darás cuenta de que ella solo te ve la cara de estúpido. —sentenció antes de marcharse, dejando tras de sí un amargo sabor en el aire.Cuando mi padre se marchó, llamé a Brian para que enviara a dos hombres a buscarla. No me gusta que mi mujer esté sola a estas
Alma Méndez.No recordaba con exactitud lo que había ocurrido la noche anterior. Solo recordaba que empeñé mi anillo y me dirigí a una habitación de hotel, después no supe nada más de mí.Desperté en una cama de clínica, rodeando los ojos al percatarme de que Marko se encontraba en la habitación, dormido en un sillón. Él era la última persona que deseaba ver en ese momento.Al verme, abre los ojos, se acerca a mí, lanza un bostezo y toma mis manos. Me mira y esboza una sonrisa en su rostro.—Al fin despierta mi princesa bella —intentó unir sus labios a los míos, pero me moví y el beso impactó en mi mejilla.—¿Qué haces aquí? ¿Qué me pasó? —pregunté confusa.—Tranquila, mi vida, te desmayaste y los empleados del hotel te trajeron aquí. No puedo creer que seas tan terca y hayas ido a ese mugroso hotel —expuso el cínico.—Prefiero estar en ese mugroso hotel en lugar de en tu casa con tu padre corrupto, Marko. Tú me corriste de tu casa, lo preferiste a él, así que no comprendo qué haces a
Mauro RomanoMe siento como si estuviera ardiendo por dentro, consumido por una ira que no puedo controlar. La noticia de que Alma llevará el hijo de Marko me golpeó como un puñetazo en el estómago. ¿Cómo puede ser que justo él sea el padre de su hijo? No sé si son celos lo que estoy experimentando o simplemente una profunda sensación de injusticia.Nunca antes había sentido esta mezcla de emociones: ira, frustración y una pizca de desesperación. ¿Por qué Marko lo tiene todo mientras yo sigo luchando por cada pequeña victoria en la vida? Él creció en un hogar lleno de amor y lujos, con padres que lo apoyaban en cada paso. Mientras tanto, yo he tenido que enfrentarme al mundo solo, luchando contra viento y marea para llegar a donde estoy.Y ahora, él será padre. Tendrá un hijo con la mujer que yo deseo, la mujer que anhelo con todo mi ser. Pero su felicidad será efímera cuando vea mi regalo. Su mundo se desmoronará por completo cuando descubra lo que he planeado.Siento que el destino,