La marca III

Tal y como lo habían sospechado, había comenzado a llover. Craig y Marcus tuvieron que correr de vuelta a la habitación de Craig, aceptando que no había manera de evitar empaparse. No era tan malo, ambos entraron con la ropa y el cabello húmedo a la habitación, riendo como dos niños que habían ido a jugar un rato.

-Déjame guardar las cosas—dijo Craig mientras tomaba las bolsas de las cosas que habían comprado y ponía las flores de Marcus en agua.

Mientras Craig hacia todo eso, Marcus se encaminó hasta la habitación. Estaría completamente a oscuras de no ser por la luz de la luna que entraba por la ventana.

La luz señalaba la cama como enviándole una señal divina que resultaba divertida.

Se acercó y pasó una de sus manos por la colcha, sintiendo inesperadamente un cosquilleo en el cuello. Cómo una señal.

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