Akira nos trajo a la casa y le dije que me esperara. Los hombres de Akira no se veían por ninguna parte, ¿Qué pudo haber pasado?
—Lisa, hay que sacarlos a todos de aquí. Ese pendejo sabía la dirección de esta casa. Si dejamos a nuestra familia aquí, los van a venir a matar.—Tienes razón.—Empaca tus cosas y perdóname por siempre tener que arrastrarlas a esta maldita situación— se veía muy triste.—Oye, eres mi esposo y prometí estar en las buenas y malas contigo, tonto. Después que estemos junto a ti nada malo va a suceder. No tienes que sentirte culpable, no tuviste la culpa de nada— lo abracé, intentando hacerle borrar esos pensamientos absurdos que tiene.—Te amo, lisa.—Mírame— agarré el cuello de Akira, obligándolo a mirarme&mdash—No puedes salir con esa arma, Akira.—No te preocupes, no voy a salir así y tú tampoco lo harás.—¿Crees que esos hombres me conozcan?—No sé, corderito.—¿Cuál será el plan?—Jamás me gusta hacer planes, es mejor improvisar.—¿Nos dividimos? Vas por Jefferson y yo por mi hermana.—Jamás te dejaré sola, ni lo pienses.—Tu tienes que hablar con el doctor para que saquen a Mr. Jefferson.—Aún no sé ni siquiera si está bien, lisa.—Es por eso que necesitas hablar con el doctor. Yo puedo retenerlos mientras tanto.—Eres tonta, ¿Crees que esto es un juego? Si te reconocen te van a matar.—No hay otra forma, si llegan a Mr. Jefferson y a mi hermana
Los hombres se acercaron apuntando a todo el mundo, mientras miraban a todas partes. Estábamos en el mismo medio del pasillo de la sala de emergencia.—Escúchame con atención, voy a buscar la forma de distraerlos. En la oportunidad que tengas lleva las camilla a la ambulancia. Los trataré de alejar. No veo de otra, si nos quedamos aquí y ven a Mr. Jefferson lo van a reconocer. Sé que también tienen órdenes de matarme, será mejor que llame su atención. No hagas ninguna tontería más, solo saca las camillas. Yo me las arreglaré para llegar a ti.—No, Akira. No quiero que te pase nada. Si te disparan con un arma de esas te matarán.—Confía en mi, tonta. ¿Crees que voy a dejarme matar por esos pendejos? Solo hazme caso.—¿Ustedes que tanto hablan? — uno de ellos caminó hacia nosotros
Escondí el arma en mi pantalón. Espero no se haya dado cuenta.-Pónganse de pie los dos a la vez y suelta el arma- Akira soltó su arma y la tiró en el suelo, dándole una patada a su dirección. Mi cuerpo estaba temblando, tenía miedo de que nos hagan daño, pero tampoco quiero hacer una estupidez que nos cueste la vida. Akira no tiene cara de tener un plan.Nos levantamos los dos lentamente y nos apuntaron más de cerca.-Caminen- salimos al pasillo. Akira estaba a mi lado caminando cabizbajo. Creo que está pensando en algo. Los dos hombres nos estaban apuntando, nos metieron al ascensor. Sentí el rifle en mi espalda. Si hago un mínimo movimiento va a disparar. Bajamos al primer piso y al abrirse el ascensor, Akira tiró un codazo al hombre que estaba a su espalda, el hombre que estaba apuntándome fue a apuntarle a Akira y le di una patada en su
Llegamos a la clínica y bajaron las camillas, Akira y yo nos quedamos juntos mientras lo hacían. Su expresión de tristeza aún no había cambiado. Agarré su mano para entrar con él a la clínica, intentando de alguna forma hacerlo sentir bien. Llevaron los documentos al médico de guardia, ya que el otro doctor está en el otro hospital. Esperamos en la sala, Akira no dijo ni una sola palabra mientras estuvimos ahí, tampoco quería obligarlo hablar. Sé que debe sentirse muy mal y tiene en mucho que pensar. Si tan solo pudiéramos huir a un lugar donde nadie nos encontrara y podamos estar todos seguros. El doctor salió y se acercó a nosotros.—Ambos pacientes están estables. Los dejaré por unas semanas para que puedan recuperarse y tengan el cuidado médico que necesitan.—¿Mi padre se va a poner bien?&
—¿Por qué dices eso, Inka?— intenté no demostrarle lo que me dolió su palabra.—¿Cómo puedes hacerte la pendeja, lisa?—¿Por me hablas así? No sé de qué estás hablando.—Fue tu culpa, fuiste tú quien debía haber pasado por esto. Si no nos parecieramos tanto, hubiera podido evitarlo.—Tus palabras duelen, Inka. ¿Cómo puedes desear algo como eso? Si hubiera sabido antes que nuestro padre tenía planes de hacer algo como esto, lo hubiera impedido.—Lo sabías. Ese día yo misma te vi. Habías escapado sola y me dejaste atrás.—No sé de que hablas.—El día que me llevaron tu estabas ahí, si mamá no te hubiera sacado de ahí en ese momento, las cosas serían diferente&mdas
Desperté a la mañana siguiente con el timbre del teléfono. Mi cabeza dolía y me sentía algo mareada. Akira ya estaba despierto y vestido, como si fuera para alguna parte. Estaba sentado en el borde de la cama.—No planeas irte sin mí, ¿Verdad?—Buenos días, corderito— evadió la pregunta.—¿Me puedes explicar por qué me drogaste?—Un buenos días no creo que cueste nada, ¿O sí?—Buenos días, mi amor— fingí una sonrisa —. ¿Ahora podrás responder mi pregunta?— Akira rio descaradamente—Te has vuelto obediente, preciosa.—¿Y por eso te burlas?— se quedó en silencio y sonrió. El teléfono volvió a sonar, ya había mucha insistencia.La cara de Akira mos
Desayunamos todos juntos, la falta de Mr. Jefferson es muy notable. Akira no dejaba de mirar a la silla y mi madre ha estado algo cabizbaja. El teléfono de Akira comenzó a sonar y se alejó de la mesa. Espero que no sea esa mujer de nuevo.AkiraLlamada telefónica—Su padre acaba de despertar, Sr. Akira.—Bien, ya voy para allá— colgué la llamada.Lisa—Tenemos que irnos, lisa.—Mamá, ¿Puedes quedarte con los niños?—Si, vayan con calma.Nos dirigimos al hospital para ver a Mr. Jefferson, no quería entrar para interrumpirlos pues tenían mucho de que hablar, pero Akira me obligó a entrar con él.—Eres un estúpido imbécil. ¿Cómo me haces pasar un susto de esta forma?—preguntó Akira, pero
—Cierra el restaurante, Karl.—Si, señor.—Hermanita, tenemos mucho de qué hablar, ¿No crees? Ya que ambos sabemos la verdad, no tenemos que ir con rodeos.—¿Qué le hiciste a mi manager?—Solo un poco de su propia medicina, no se va a morir todavía. Siéntate.—Tengo que llevarla a un hospital.—De aquí no vas a salir ni tú, ni mucho menos ella. Te ordené a que te sentaras, ¿Tengo que hacerlo por ti? — Amaya se sentó—. Buena chica. Vamos directo al asunto, no tengo mucho tiempo.—¿Qué quieres?—Quiero que cooperes y me digas todo lo que sabes con lujo de detalles, hermanita querida.—¿Qué puedo decirte entonces?—Lo primero, ¿Cuántos hermanos tienes?<