—Ya no sigas con esto, ¿No te cansas?
—No, ¿Cómo puedo cansarme de algo que me gusta?—Haz cambiado demasiado, no eres el mismo Akira de siempre.—¿Qué pretendías? ¿Que siguiera siendo el mismo idiota y cobarde que tanto despreciabas? Eso se acabó, corderito.—Me das lastima. Te has vuelto una persona horrible, peor de lo que ya eras. ¿No te da pena tener que llegar a estos extremos?—No, mientras pueda tenerte así de cerquita.—No hagas las cosas más difícil, y ya detente. Regresa a donde estabas y déjame tranquila.—Me rehúso. No te dejaré hacer lo que te dé la gana, ¿Acaso ya tienes a alguien más? Antes no deseabas que te dejara, y ahora me estas rogando para que lo haga, eso hace que sospeche de algo.&mdaMi corazón se rompió en mil pedazos; Lin y Kaori, mis hijos. No podía creer lo que estaba viendo, me cegó la decepción y la rabia, no podía creer que esto realmente estaba pasando.—Mamá, déjame explicarte—Lin tapó con la sábana a Kaori y se levantó de la cama.—Ella es una niña. ¿Cómo pudiste hacerle esto, Lin? Confiaba en ti y resulta que eres igual a tu hermano — le grité con todas mis fuerzas.—¡Mamá!Estaba tan herida y dolida, que salí corriendo de la habitación con el alma hecha pedazos. Apenas tiene 14 años, es una niña. ¿Cómo pudo pasar esto? El pecho lo sentía oprimido. Las lágrimas fueron imposible controlarlas. Así como estaba, salí corriendo de la casa, me subí al auto y aceleré a toda veloc
Nos quedamos en el auto por un rato en silencio y luego regresamos a la casa, no quería preocupar a Kaori, pero tampoco quería hablar el tema con ella ahora. No estaba en condiciones, y tenía que calmarme para poder enfrentarla. Según llegamos a la casa, habían llegado los hombres de Kanji y estaban esperándome.—¿Srta. Tsukino?— me preguntó un hombre alto y musculoso, con una voz gruesa. Parecía una máquina, por Dios.—¿Los envió Kanji?— le pregunté para estar segura.—Sí, señorita.—Pueden llamarme Leiko, me haría sentir mas cómoda.—Así será, Srta. Leiko. Mi nombre es James, será un placer servirle.—Gracias, es un placer conocerlo. Debe ser el encargado de los demás, ¿Cierto? Necesitaré de usted.
No creo que haya tomado la decisión correcta en haberle declarado la guerra Akira, pero no puedo dejarme amedrentar por sus amenazas, o será peor quitármelo de encima. Debo aprender a ser firme en mis decisiones. Ya la relación se acabó y tengo que aceptarlo de una vez, y continuar mi vida, no quiero seguir estancada en lo mismo. Quien esta perdiendo en este momento es él; ya que no puedo cambiar mi pasado, tengo que aprender a sobrevivir en el presente. Akira continuará sus ataques, siempre ha sido un hombre persistente, y sé que no va a cambiar de opinión hasta tratar de obligarme a hacer su voluntad. No estoy dispuesta a ceder, si lo hago una sola vez, ese demonio me arrastrará con él al infierno, y es algo de lo que no le daré el gusto. Odio tener que estar en guerra, no puedo negar que siento algo de miedo, porque sé que no tendrá lastima de mi. Nunca la ha tenido con nadie, &iques
El corazón se me rompió en mil pedazos otra vez. Por más que trataba de no sentirme mal o que me doliera, era imposible. Muy en el fondo me quema, me es doloroso darme cuenta de las cosas. Ya ves como es el destino, me pone las fichas en el camino para que no siga siendo engañada. Tengo que ser agradecida.—Es un bebé muy hermoso — sonreí como si nada estuviera pasando.—¿Quiere sujetarlo?—No, nunca he sujetado un bebé y no quiero pasar un susto — y tampoco quiero hacerlo...—Lo siento. ¿Qué día puedo buscar al Sr. Akira?—Hay una presentación esta tarde a la cual él tiene que asistir, sería bueno que usted también se presente, así puede calmar a Akira.—¿Calmarlo?—Eres su mujer, ¿no?—¿C&
—Solo quieres usarme como te da la gana. Yo no soy un juguete, Akira.—Lo eres, y solo mía.—¿Solo quieres acostarte conmigo? ¿Eso acabaría con tu maldita obsesión de una vez?—¿Te crees que solamente quiero eso contigo? Si fuera solo eso, hace mucho estarías muerta.—Si no te lleno tanto, ¿Para qué me quieres?—Sabes muy bien para que te quiero.—No, no lo sé.—Te quiero toda para mí, eso quiero. ¿Te cuesta tanto entenderlo?—Al que le cuesta entenderlo es a ti. No voy a volver contigo, entiéndelo de una vez.—Maldita seas, eres tan necia— me empujó a la pared para besarme a la fuerza. Antes que pudiera actuar yo, Kanji abrió la puerta que da a las escaleras, y le apuntó con el arma a Akira.<
Me levanté de la cama y me dirigí al baño, me quedé mirándome en el espejo y toqué mi cuello. ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Por qué tengo que sentirme tan vacía? Sentía ganas de llorar, pero evité hacerlo. Estoy cansada de llorar, no quiero vivir así más. Me he convertido en una cualquiera. Acabo de amanecer en la cama de otro hombre, y por decisión propia.Me bañé y me puse el mismo traje de anoche para irme a la casa. No quería estar más ahí. Siempre termino arrepintiéndome de las cosas que hago. Me dejé llevar por el momento y he caído otra vez.Cuando salí del baño, me encontré con Kanji.—Buenos días — le dije, no podía mirarlo a la cara. Estoy segura que se dio cuenta de lo disgustada que me sentía, pero él no
—Tu no puedes estar hablando en serio, Kaori— sentí un pequeño desbalance y tuve que llevar mi mano a la cabeza, un dolor en el pecho y un escalofrío me invadió—. Esto es horrible, Kaori. Si es una broma, es de muy mal gusto. Dime qué es una broma— la agarré por ambos hombros.—No, mamá, no es una broma.—Tu no conoces a tu padre, si él se entera de esto, Dios mío. Tienes que abortarlo, Kaori.—Jamás abortaría a mi bebé, ¿Qué es lo qué te pasa, mamá?— me empujó.—Lin, ¡Baja del maldito cuarto ahora!— grité con todas mis fuerzas. Kanji trató de salir para dejarnos el espacio, pero no quería que se fuera—. No te vayas, Kanji.—Esta bien— se quedó parado al lado de la puerta.Lin ba
Akira—¿Querías verme? Aquí me tienes, perrita— le dije a Hisa.—¿Por qué tienes a todos estos hombres aquí metidos, y por qué me tratas así, Akira?— estaba temblando del miedo.—Una pregunta a la vez, perra. Creo que ya no voy a necesitar de tus servicios.—¿De qué estás hablando?—Si hubieras hecho caso y no hubieras venido por aquí, no tendría que hacer esto, pero eres demasiado imprudente.—¿Qué estás diciendo? Yo solo vine a enfrentarte porque me estabas mintiendo.—Acabas de hacer mierda mis planes por esa estupidez que acabas de hacer; podías haber esperado a que regresara, pero preferiste hacer lo que se te dio la gana.—¿Qué te pasa, Akira? Tu no eres así.&mdash