—Tienes que calmarte, no permitas que logre lo que quiere. Quédate al lado mío y concéntrate en la reunión — Kanji me ayudó a sentar en la silla de vuelta.
Ya no quería estar más aquí, quería golpearlo y más por su sonrisa llena de malicia que me dedicaba cada segundo en la mesa. No podía concentrarme en lo que estaban hablando, pues Akira no desvió la mirada de mí y me estaba sintiendo más molesta y rabiosa.—Me retiro, gracias por haberse presentado a esta reunión. Espero poder seguir contando con su buen trabajo— les dije.—No se puede ir todavía, Srta. Leiko— comentó Akira sonriendo.—Tengo asuntos que atender, Sr. Akira. Si me disculpan— me levanté de la mesa y Kanji hizo lo mismo, se despidió y salimos del Hotel.—Tienes que calmSegún entré a la casa, Kaori estaba despierta esperándome en la antesala.—¿Dónde está Lin, princesa?—Se está bañando, mamá. Quería hablar algo contigo.—¿Sobre qué, princesa? ¿Qué tienes?—Mamá, yo estoy… — nos interrumpió el timbre de la puerta.—¿Estabas esperando a alguien?— le pregunté a Kaori.—No.La empleada fue abrir la puerta y entró a la casa Akira, quedé petrificada al verlo.—¿Qué haces tú aquí?— le grité molesta.—¿Papá?— Kaori se quedó sorprendida—. ¿Qué haces aquí, papá?—Mi princesa, quiero que hablemos.—Yo n
No pude dormir nada anoche. Toda se ha salido de control con el regreso de Akira a nuestras vidas. Kaori y Lin están muy afectados con toda esta situación. La más que le ha dolido en cuerpo y alma, ha sido a Kaori. Ella admiraba a su papá, y él se ha ganado el desprecio de ella. Es doloroso no poder decir nada para calmarla. Ese monstruo que presenció ayer es su padre, y eso fue lo que escogí. No pensé que dolería tanto, pero lástima mucho más recordar esa escena de ayer. Akira parecía otra persona, y hasta fue capaz de asustar a los niños mostrándole un arma. Lin tampoco se queda atrás, saber que Akira mismo fue quien le dio esa arma a Lin, me hace sentir muy estúpida. ¿Cómo no pude darme cuenta antes?Los niños se fueron a la escuela y yo me encaminé al trabajo, estaba sumamente cansada, no dormí nada. ¿Cómo m
AkiraMe crucé con Kanji en el pasillo de la oficina.—No sé para regresaste ahora, deberías quedarte lejos por el bien de lisa y de tus hijos.—¿Y a ti qué te pasa? Me voy por un tiempo y ya te crees dueño de la barca, ¿o qué?—No me creo dueño de nada. Lo digo por el bien de todos. Creo que estás muy tarde para querer recuperar el tiempo perdido.—Oh, ¿Me lo dices tu, Kanji?—Sí, no te quiero cerca de lisa.—Parece que te has dejado influenciar por sus encantos. ¿Qué pasa, Kanji? ¿Te quieres hacer el buen hombre frente a ella?— reí.—Ese dejó de ser tu problema el día que te largaste y la dejaste.—Con tu comportamiento puedo notar que andas aún tirándole la labia a mi mujer,
—Ya no sigas con esto, ¿No te cansas?—No, ¿Cómo puedo cansarme de algo que me gusta?—Haz cambiado demasiado, no eres el mismo Akira de siempre.—¿Qué pretendías? ¿Que siguiera siendo el mismo idiota y cobarde que tanto despreciabas? Eso se acabó, corderito.—Me das lastima. Te has vuelto una persona horrible, peor de lo que ya eras. ¿No te da pena tener que llegar a estos extremos?—No, mientras pueda tenerte así de cerquita.—No hagas las cosas más difícil, y ya detente. Regresa a donde estabas y déjame tranquila.—Me rehúso. No te dejaré hacer lo que te dé la gana, ¿Acaso ya tienes a alguien más? Antes no deseabas que te dejara, y ahora me estas rogando para que lo haga, eso hace que sospeche de algo.&mda
Mi corazón se rompió en mil pedazos; Lin y Kaori, mis hijos. No podía creer lo que estaba viendo, me cegó la decepción y la rabia, no podía creer que esto realmente estaba pasando.—Mamá, déjame explicarte—Lin tapó con la sábana a Kaori y se levantó de la cama.—Ella es una niña. ¿Cómo pudiste hacerle esto, Lin? Confiaba en ti y resulta que eres igual a tu hermano — le grité con todas mis fuerzas.—¡Mamá!Estaba tan herida y dolida, que salí corriendo de la habitación con el alma hecha pedazos. Apenas tiene 14 años, es una niña. ¿Cómo pudo pasar esto? El pecho lo sentía oprimido. Las lágrimas fueron imposible controlarlas. Así como estaba, salí corriendo de la casa, me subí al auto y aceleré a toda veloc
Nos quedamos en el auto por un rato en silencio y luego regresamos a la casa, no quería preocupar a Kaori, pero tampoco quería hablar el tema con ella ahora. No estaba en condiciones, y tenía que calmarme para poder enfrentarla. Según llegamos a la casa, habían llegado los hombres de Kanji y estaban esperándome.—¿Srta. Tsukino?— me preguntó un hombre alto y musculoso, con una voz gruesa. Parecía una máquina, por Dios.—¿Los envió Kanji?— le pregunté para estar segura.—Sí, señorita.—Pueden llamarme Leiko, me haría sentir mas cómoda.—Así será, Srta. Leiko. Mi nombre es James, será un placer servirle.—Gracias, es un placer conocerlo. Debe ser el encargado de los demás, ¿Cierto? Necesitaré de usted.
No creo que haya tomado la decisión correcta en haberle declarado la guerra Akira, pero no puedo dejarme amedrentar por sus amenazas, o será peor quitármelo de encima. Debo aprender a ser firme en mis decisiones. Ya la relación se acabó y tengo que aceptarlo de una vez, y continuar mi vida, no quiero seguir estancada en lo mismo. Quien esta perdiendo en este momento es él; ya que no puedo cambiar mi pasado, tengo que aprender a sobrevivir en el presente. Akira continuará sus ataques, siempre ha sido un hombre persistente, y sé que no va a cambiar de opinión hasta tratar de obligarme a hacer su voluntad. No estoy dispuesta a ceder, si lo hago una sola vez, ese demonio me arrastrará con él al infierno, y es algo de lo que no le daré el gusto. Odio tener que estar en guerra, no puedo negar que siento algo de miedo, porque sé que no tendrá lastima de mi. Nunca la ha tenido con nadie, &iques
El corazón se me rompió en mil pedazos otra vez. Por más que trataba de no sentirme mal o que me doliera, era imposible. Muy en el fondo me quema, me es doloroso darme cuenta de las cosas. Ya ves como es el destino, me pone las fichas en el camino para que no siga siendo engañada. Tengo que ser agradecida.—Es un bebé muy hermoso — sonreí como si nada estuviera pasando.—¿Quiere sujetarlo?—No, nunca he sujetado un bebé y no quiero pasar un susto — y tampoco quiero hacerlo...—Lo siento. ¿Qué día puedo buscar al Sr. Akira?—Hay una presentación esta tarde a la cual él tiene que asistir, sería bueno que usted también se presente, así puede calmar a Akira.—¿Calmarlo?—Eres su mujer, ¿no?—¿C&