Al otro día Kanji llegó a la casa con los documentos de la otra, tenía que firmarlos para poder acelerar el proceso, y eso hice. Kanji ha estado actuando normal conmigo, algo que me hace sentir bien. Al menos no cambió por lo que le dije. Fuimos juntos con los dueños de la casa y le entregamos los papeles. Hoy en la tarde podemos movernos, así que aproveché para recoger las cosas. Kanji me ayudó a recoger parte de mis cosas y contrató personal para mover todo a la otra casa. Cuando busqué a los niños en la escuela, terminamos de recoger lo que faltaba para irnos a lo que sería nuestra nueva casa. Me despedí de aquella casa que me traía tantos malos recuerdos. Le conté a Mr. Jefferson de la nueva casa, él quedó en poner en venta la otra. Creí que lo tomaría mal, pero todo lo contrario, supongo que aún se siente mal y culpable por lo que hizo Akir
AkiraUna semana despuésLlamada telefónica:—¿Me estás diciendo que se mudó?— pregunté a mi empleado.—Sí, señor.—¿Con qué intenciones?—No sé, Sr. Akira.—Envíame su nueva dirección.—Entendido — colgué la llamada.—¿Dónde está el bebé, Hisa?—Está durmiendo en su cuna.—En unas semanas tengo que viajar de vuelta, necesito que te quedes aquí cuidando del bebé.—¿Qué vas hacer?—Tengo unos asuntos que atender.—Esta bien, no me dejes sola por mucho tiempo.—No lo haré, no te preocupes.LisaHa pasado una semana
—Perdona a mis hijos, no sé lo que esta pasando con ellos.—No tienes que disculparte, tampoco es que me moleste.—Debería molestarte. Cada vez te ponen en una situación incomoda, pero me escucharán esos dos.—¿Te molesta estar a solas conmigo? Ya lo hemos estado en otras ocasiones.—No es lo mismo—tartamudeé.—No trataré de hacer ninguna jugada sucia contigo, no tienes que preocuparte por mi. Podemos quedarnos aquí hasta que nos abran o tirarnos por la ventana si te sientes muy presionada —sonrió.—Soy yo la que me preocupa.—¿Qué?— tapé mi cara por haber pensado en voz alta. Kanji comenzó a reír. ¿Por qué estas cosas incómodas me tienen que pasar a mi?—. ¿Significa que si hay algún inter&ea
A la mañana siguienteMe sentía algo extraña, era la primera vez que despierto al lado de otro hombre, a diferencia del hermano de Akira, con Kanji realmente estuve, y lo peor es que, de alguna forma no me arrepiento. ¿Cómo puedo arrepentirme de algo que se sintió bien? Solamente de pensar en lo de anoche, mi cuerpo se estremece; es como si pudiera sentir sus manos aún en mi cuerpo, no entendía que era esta sensación, pero era muy relajante. Kanji estaba detrás de mí, sujetándome por la cintura; luego de que la mayor parte de la noche la pasaremos juntos.Cuando caí en cuenta y desperté del viaje que estaba, me levanté más rápido que ligero. Forcé la puerta y estaba abierta, quedé petrificada pensando en que pudieron haber entrado al cuarto y habernos visto. Fui al cuarto de ellos, pero no estaban, deben estar ya en la escuela
—Tienes que calmarte, no permitas que logre lo que quiere. Quédate al lado mío y concéntrate en la reunión — Kanji me ayudó a sentar en la silla de vuelta.Ya no quería estar más aquí, quería golpearlo y más por su sonrisa llena de malicia que me dedicaba cada segundo en la mesa. No podía concentrarme en lo que estaban hablando, pues Akira no desvió la mirada de mí y me estaba sintiendo más molesta y rabiosa.—Me retiro, gracias por haberse presentado a esta reunión. Espero poder seguir contando con su buen trabajo— les dije.—No se puede ir todavía, Srta. Leiko— comentó Akira sonriendo.—Tengo asuntos que atender, Sr. Akira. Si me disculpan— me levanté de la mesa y Kanji hizo lo mismo, se despidió y salimos del Hotel.—Tienes que calm
Según entré a la casa, Kaori estaba despierta esperándome en la antesala.—¿Dónde está Lin, princesa?—Se está bañando, mamá. Quería hablar algo contigo.—¿Sobre qué, princesa? ¿Qué tienes?—Mamá, yo estoy… — nos interrumpió el timbre de la puerta.—¿Estabas esperando a alguien?— le pregunté a Kaori.—No.La empleada fue abrir la puerta y entró a la casa Akira, quedé petrificada al verlo.—¿Qué haces tú aquí?— le grité molesta.—¿Papá?— Kaori se quedó sorprendida—. ¿Qué haces aquí, papá?—Mi princesa, quiero que hablemos.—Yo n
No pude dormir nada anoche. Toda se ha salido de control con el regreso de Akira a nuestras vidas. Kaori y Lin están muy afectados con toda esta situación. La más que le ha dolido en cuerpo y alma, ha sido a Kaori. Ella admiraba a su papá, y él se ha ganado el desprecio de ella. Es doloroso no poder decir nada para calmarla. Ese monstruo que presenció ayer es su padre, y eso fue lo que escogí. No pensé que dolería tanto, pero lástima mucho más recordar esa escena de ayer. Akira parecía otra persona, y hasta fue capaz de asustar a los niños mostrándole un arma. Lin tampoco se queda atrás, saber que Akira mismo fue quien le dio esa arma a Lin, me hace sentir muy estúpida. ¿Cómo no pude darme cuenta antes?Los niños se fueron a la escuela y yo me encaminé al trabajo, estaba sumamente cansada, no dormí nada. ¿Cómo m
AkiraMe crucé con Kanji en el pasillo de la oficina.—No sé para regresaste ahora, deberías quedarte lejos por el bien de lisa y de tus hijos.—¿Y a ti qué te pasa? Me voy por un tiempo y ya te crees dueño de la barca, ¿o qué?—No me creo dueño de nada. Lo digo por el bien de todos. Creo que estás muy tarde para querer recuperar el tiempo perdido.—Oh, ¿Me lo dices tu, Kanji?—Sí, no te quiero cerca de lisa.—Parece que te has dejado influenciar por sus encantos. ¿Qué pasa, Kanji? ¿Te quieres hacer el buen hombre frente a ella?— reí.—Ese dejó de ser tu problema el día que te largaste y la dejaste.—Con tu comportamiento puedo notar que andas aún tirándole la labia a mi mujer,
—Ya no sigas con esto, ¿No te cansas?—No, ¿Cómo puedo cansarme de algo que me gusta?—Haz cambiado demasiado, no eres el mismo Akira de siempre.—¿Qué pretendías? ¿Que siguiera siendo el mismo idiota y cobarde que tanto despreciabas? Eso se acabó, corderito.—Me das lastima. Te has vuelto una persona horrible, peor de lo que ya eras. ¿No te da pena tener que llegar a estos extremos?—No, mientras pueda tenerte así de cerquita.—No hagas las cosas más difícil, y ya detente. Regresa a donde estabas y déjame tranquila.—Me rehúso. No te dejaré hacer lo que te dé la gana, ¿Acaso ya tienes a alguien más? Antes no deseabas que te dejara, y ahora me estas rogando para que lo haga, eso hace que sospeche de algo.&mda