Salimos los cuatro a la casa de Mr. Jefferson, nos vieron llegar juntos y mi madre se sorprendió bastante.
—Bienvenidos a mi humilde hogar — dijo Mr. Jefferson al vernos.—Gracias por la invitación, Mr. Jefferson — respondió Kanji.Me acerqué a mi madre para abrazarla.—¿Cómo estás, hija? ¿Y Akira? ¿Aún no regresa? ¿Quién es esté hombre?—Estoy bien, mamá. Akira está aún en el viaje de negocio. No tiene un día establecido de regreso— presenté a Kanji a mi madre—. Él es Kanji Carter, socio y amigo, trabaja conmigo.—Es un placer conocerla, señora — Kanji sujetó la mano de mi madre y la besó.Me le quedé viendo al ver su gesto de amabilidad, mi madre se veía feliz con eseRegresamos a la casa, los niños se despidieron de Kanji y corrieron a toda prisa a la casa.—¿Y a estos niños que les pasa?—Tienes unos hijos muy inteligentes e interesantes, lisa.—Quiero pedirte disculpas por lo que ellos han estado haciendo, en especial por lo que dijo mi hija.—Ya saben lo de Akira los dos, ¿Cierto?—Eso parece.—Contar con la aprobación de ellos, me hizo muy feliz. No pensé que aceptarían mis disculpas.—Mi hijo piensa que estamos saliendo, buscaré enfrentarlo ahora. Disculpa la incomodidad que te debieron causar.—¿Y qué hay de malo que piensen eso? ¿No te hizo feliz la idea?—¿Por qué debería hacerme feliz algo como eso? — desvié la mirada.—Lisa, yo querí
Esperé a los niños hasta que llegaron de la escuela para darles la noticia, los abracé y nos quedamos hablando sobre los estudios y la casa. Estuvieron muy de acuerdo con lo de la casa.—Quiero pedirte una cosa, mamá— dijo Lin.—¿Qué cosa?—Quiero que tires todas las fotos que tienes con él a la basura.—Yo no puedo hacer eso.—No quiero que te sigas atormentando. Si vamos a empezar de cero, eso cuenta en el cambio.—Yo las guardaré, pero no las voy a tirar a la basura.—Eso te seguirá haciendo daño, mamá.—Yo las guardaré bien guardadas, lo prometo, pero no quiero tirarlas.—No las quiero ver en tu cuarto, así como tienes la del matrimonio encima de la mesa.—Lo siento, no lo haré más&m
Al otro día Kanji llegó a la casa con los documentos de la otra, tenía que firmarlos para poder acelerar el proceso, y eso hice. Kanji ha estado actuando normal conmigo, algo que me hace sentir bien. Al menos no cambió por lo que le dije. Fuimos juntos con los dueños de la casa y le entregamos los papeles. Hoy en la tarde podemos movernos, así que aproveché para recoger las cosas. Kanji me ayudó a recoger parte de mis cosas y contrató personal para mover todo a la otra casa. Cuando busqué a los niños en la escuela, terminamos de recoger lo que faltaba para irnos a lo que sería nuestra nueva casa. Me despedí de aquella casa que me traía tantos malos recuerdos. Le conté a Mr. Jefferson de la nueva casa, él quedó en poner en venta la otra. Creí que lo tomaría mal, pero todo lo contrario, supongo que aún se siente mal y culpable por lo que hizo Akir
AkiraUna semana despuésLlamada telefónica:—¿Me estás diciendo que se mudó?— pregunté a mi empleado.—Sí, señor.—¿Con qué intenciones?—No sé, Sr. Akira.—Envíame su nueva dirección.—Entendido — colgué la llamada.—¿Dónde está el bebé, Hisa?—Está durmiendo en su cuna.—En unas semanas tengo que viajar de vuelta, necesito que te quedes aquí cuidando del bebé.—¿Qué vas hacer?—Tengo unos asuntos que atender.—Esta bien, no me dejes sola por mucho tiempo.—No lo haré, no te preocupes.LisaHa pasado una semana
—Perdona a mis hijos, no sé lo que esta pasando con ellos.—No tienes que disculparte, tampoco es que me moleste.—Debería molestarte. Cada vez te ponen en una situación incomoda, pero me escucharán esos dos.—¿Te molesta estar a solas conmigo? Ya lo hemos estado en otras ocasiones.—No es lo mismo—tartamudeé.—No trataré de hacer ninguna jugada sucia contigo, no tienes que preocuparte por mi. Podemos quedarnos aquí hasta que nos abran o tirarnos por la ventana si te sientes muy presionada —sonrió.—Soy yo la que me preocupa.—¿Qué?— tapé mi cara por haber pensado en voz alta. Kanji comenzó a reír. ¿Por qué estas cosas incómodas me tienen que pasar a mi?—. ¿Significa que si hay algún inter&ea
A la mañana siguienteMe sentía algo extraña, era la primera vez que despierto al lado de otro hombre, a diferencia del hermano de Akira, con Kanji realmente estuve, y lo peor es que, de alguna forma no me arrepiento. ¿Cómo puedo arrepentirme de algo que se sintió bien? Solamente de pensar en lo de anoche, mi cuerpo se estremece; es como si pudiera sentir sus manos aún en mi cuerpo, no entendía que era esta sensación, pero era muy relajante. Kanji estaba detrás de mí, sujetándome por la cintura; luego de que la mayor parte de la noche la pasaremos juntos.Cuando caí en cuenta y desperté del viaje que estaba, me levanté más rápido que ligero. Forcé la puerta y estaba abierta, quedé petrificada pensando en que pudieron haber entrado al cuarto y habernos visto. Fui al cuarto de ellos, pero no estaban, deben estar ya en la escuela
—Tienes que calmarte, no permitas que logre lo que quiere. Quédate al lado mío y concéntrate en la reunión — Kanji me ayudó a sentar en la silla de vuelta.Ya no quería estar más aquí, quería golpearlo y más por su sonrisa llena de malicia que me dedicaba cada segundo en la mesa. No podía concentrarme en lo que estaban hablando, pues Akira no desvió la mirada de mí y me estaba sintiendo más molesta y rabiosa.—Me retiro, gracias por haberse presentado a esta reunión. Espero poder seguir contando con su buen trabajo— les dije.—No se puede ir todavía, Srta. Leiko— comentó Akira sonriendo.—Tengo asuntos que atender, Sr. Akira. Si me disculpan— me levanté de la mesa y Kanji hizo lo mismo, se despidió y salimos del Hotel.—Tienes que calm
Según entré a la casa, Kaori estaba despierta esperándome en la antesala.—¿Dónde está Lin, princesa?—Se está bañando, mamá. Quería hablar algo contigo.—¿Sobre qué, princesa? ¿Qué tienes?—Mamá, yo estoy… — nos interrumpió el timbre de la puerta.—¿Estabas esperando a alguien?— le pregunté a Kaori.—No.La empleada fue abrir la puerta y entró a la casa Akira, quedé petrificada al verlo.—¿Qué haces tú aquí?— le grité molesta.—¿Papá?— Kaori se quedó sorprendida—. ¿Qué haces aquí, papá?—Mi princesa, quiero que hablemos.—Yo n