—Cuantos recuerdos debe traerte este lugar, linda, estás de vuelta a tu segunda casa— reía con tanta ganas, y no podía evitar sentir miedo.
El pánico de entrar ahí, me estaba consumiendo. Seguía golpeando con todas mis fuerzas el espaldar del asiento.—¿Cuál es el desespero de bajarte? ¿Tanto extrañas este lugar?— abrió la puerta y traté de moverme del asiento, con la intención de bajarme—. Yo misma te ayudaré— me dio una patada tirándome fuera del auto. El golpe con el suelo, lo recibí en la cara. Traté de arrastrarme con tal de irme, pero ella me jaló la pierna para arrastrarme a la entrada del edificio.Recuerdos:Será tu nuevo hogar de ahora en adelante, espero te sientas cómoda.No quería entrar ahí. Quería gritar, peroAkira—Luego te explicaré, ahora necesito encontrarlos.—No me gusta como estás actuando, Akira. Hace mucho tiempo no nos vemos, y ahora apareces en el hospital advirtiendo de una bomba, y para completar buscando a tu esposa. ¿Qué está sucediendo contigo?—Tienen que estar fuera de ningún hospital, no sabemos si traten de hacer lo mismo. Busca una clínica privada donde puedas custodiar bien a tu esposa. Tengo que seguir buscando a Lisa.—Ella está muy débil, será mejor hacer lo que dices.Lisa—Te has divertido mucho con tu cuñada, hermanita—escuché una voz desconocida, y traté de mirar de reojo a ver quién era. Nunca lo he visto antes tampoco. ¿Será otro hermano de Akira?—Tardaste demasiado, Takeshi.—Lo siento, estaba di
Kanji llevó su mano a mi mejilla y habló.—¿Qué crees sobre eso, bonita?— me preparé para lo peor, al escucharlo preguntar eso.—No me hagas nada, por favor— le supliqué en llanto. Kanji acercó su rostro a mi oreja.—¿Realmente me crees capaz de esto? — metió sus manos por debajo de mí, y me quejé del dolor que sentía en mi espalda, ya que me dolía demasiado. De pronto sentí mis manos algo aliviadas y Kanji sacó sus manos. Levantó su rostro, y me miró fijamente con una sonrisa.—¿No harás nada, Kanji?— preguntó la hermana de Akira.—Llamaré a Akira para que se una a nosotros— dijo Takeshi.—¿Dejaste todo listo?— preguntó su hermana.—Sí, solo faltar&ia
—Quisiera ayudarte de alguna forma, creo que tengo una solución para tu problema.—¿Vas a darme una ayudita, lisa? — burló.—Las ganas tuyas, imbécil.—Sí, no sabes cómo me estoy conteniendo ahora. No creas que es fácil, y es peor si sigues en ropa interior. Tienes que cubrirte. Podemos desnudar a esos dos y usamos su ropa.—Kanji, quiero pedirte algo.—¿Qué?—Tengo la mejor forma de que puedas descargar todo lo que tienes por dentro, y matamos dos pájaros de un tiro.—¿Qué propones?—Te acostarte con ella, Kanji. Puedes hacer lo que quieras con ella, mientras que así, podrás sentirte aliviado de esos síntomas.—¿Me estás pidiendo que la viole?—Sí, eso estoy p
Akira se acercó a mí y me ayudó a levantarme.—Perdóname, otra vez llegué tarde— se notaba que había estado llorando, su rostro estaba rojo, al igual que sus ojos. Trató de abrazarme, pero lo evité. Me dolía mucho el cuerpo y no quería que nada ni nadie me tocara—. Otra vez permití que te hicieran daño, lo siento, soy un inútil— su voz se escuchaba entrecortada, y se veía bastante afectado. No dudó en tapar su rostro, al notar las heridas de mi espalda.—Tu no tienes la culpa, sólo eres otra víctima más de esa miserable familia. Si alguien tiene la culpa aquí, esa soy yo. Yo escogí permanecer a tu lado sin importar lo que pasara, sabía que esto era lo que me esperaba al enamorarme de ti, y aún así lo acepté; supongo que tenías razón cuando dijiste q
—¿No era lo que querías? ¿No me querías convertir en esto?—¡No, lisa!—alzó la voz—. Jamás he querido que te conviertas en esto que estoy viendo.—Ya es muy tarde.—Reacciona, tu no eres así. Puedo entender que hayas vivido cosas horribles por mi culpa, pero no puedo aceptar algo como esto. ¿Dónde esta mi lisa? ¿Dónde se metió?—No tienes que ser tan escándaloso, odio cuando te pones así. El que ha cambiado eres tú, te has vuelto demasiado débil y sentimental, ¿Te has dado cuenta?—¿Qué dijiste?—Lo que escuchaste. Te has vuelto demasiado estúpido, ni siquiera a tu familia puedes cuidar. ¿En qué tipo de hombre inservible te has convertido?— alzó la mano para pegarme, pero se detuvo&m
Me trajo de vuelta al hospital a la fuerza, venía golpeándole la espalda, y aún así, no me bajó hasta llegar al cuarto. Me recostó en la camilla y me agarró ambas manos, el doctor había visto el suceso y llegó a la habitación con una inyección.—No hay necesidad, doctor. Esta chiquita se va a comportar, ¿Cierto, corderito?— me miró y arqueó una ceja.—¿Está seguro, señor?—Sí, tengo otras formas de calmarla.—Vendré a examinarla más tarde. Permiso— el doctor se fue de la habitación, dejándome sola con Akira.—Eres un desgraciado, Akira.—No creas que estaba bromeando con lo que dije. Quieras o no, vas a recibir ayuda. Si tratas de escaparte, no voy a ser muy bueno contigo.—Como si lo fuer
Akira2 meses después—Quiero estar en el tratamiento con ella, no la voy a dejarla más sola.—Que estés con ella en este proceso puede tomar más tiempo, Sr. Akira— dijo el doctor.—No la dejaré más tiempo sola. Sé que le ayudará el tenerme cerca, aunque ella se niegue, se siente mejor estando a mi lado. Una carga compartida es más liviana. El proceso lo pasaremos juntos. Nos puede ayudar también en nuestro matrimonio. Sé que ella aún me guarda remordimiento por todo lo que le conté.—Es el primer caso que tengo donde la paciente ha vivido ciertos traumas, y aún sigue tan activa. Por lo regular, guardan silencio o se muestran agresivos; ella es todo lo contrario, eso puede ayudar de mucho. Ella está muy dispuesta hablar y a expresar lo que siente, muy pocos lo están.
Akira—¿Ya preparon todo?— pregunté al empleado.—Sí, señor.—¿Cuánto tiempo más me tendrás encerrado aquí, cabrón? —preguntó Takeshi.—¿Cuál es el afán? Hoy es tu día de suerte, vas acompañar a tu sucio padre al infierno— reí.—Mátame de una vez.—Me darás la información que necesito, ya luego te puedes morir tranquilo.—No te diré nada de lo que preguntes.—Ya estamos empezando mal, cabrón. No sé si has escuchado que soy un hombre de poca paciencia.—No me importa, no te diré nada. Tendrás que matarme sin responder tus preguntas.—Ya veo, tráeme la antorcha— le pedí a mi empleado.