Kanji llevó su mano a mi mejilla y habló.
—¿Qué crees sobre eso, bonita?— me preparé para lo peor, al escucharlo preguntar eso.—No me hagas nada, por favor— le supliqué en llanto. Kanji acercó su rostro a mi oreja.—¿Realmente me crees capaz de esto? — metió sus manos por debajo de mí, y me quejé del dolor que sentía en mi espalda, ya que me dolía demasiado. De pronto sentí mis manos algo aliviadas y Kanji sacó sus manos. Levantó su rostro, y me miró fijamente con una sonrisa.—¿No harás nada, Kanji?— preguntó la hermana de Akira.—Llamaré a Akira para que se una a nosotros— dijo Takeshi.—¿Dejaste todo listo?— preguntó su hermana.—Sí, solo faltar&ia—Quisiera ayudarte de alguna forma, creo que tengo una solución para tu problema.—¿Vas a darme una ayudita, lisa? — burló.—Las ganas tuyas, imbécil.—Sí, no sabes cómo me estoy conteniendo ahora. No creas que es fácil, y es peor si sigues en ropa interior. Tienes que cubrirte. Podemos desnudar a esos dos y usamos su ropa.—Kanji, quiero pedirte algo.—¿Qué?—Tengo la mejor forma de que puedas descargar todo lo que tienes por dentro, y matamos dos pájaros de un tiro.—¿Qué propones?—Te acostarte con ella, Kanji. Puedes hacer lo que quieras con ella, mientras que así, podrás sentirte aliviado de esos síntomas.—¿Me estás pidiendo que la viole?—Sí, eso estoy p
Akira se acercó a mí y me ayudó a levantarme.—Perdóname, otra vez llegué tarde— se notaba que había estado llorando, su rostro estaba rojo, al igual que sus ojos. Trató de abrazarme, pero lo evité. Me dolía mucho el cuerpo y no quería que nada ni nadie me tocara—. Otra vez permití que te hicieran daño, lo siento, soy un inútil— su voz se escuchaba entrecortada, y se veía bastante afectado. No dudó en tapar su rostro, al notar las heridas de mi espalda.—Tu no tienes la culpa, sólo eres otra víctima más de esa miserable familia. Si alguien tiene la culpa aquí, esa soy yo. Yo escogí permanecer a tu lado sin importar lo que pasara, sabía que esto era lo que me esperaba al enamorarme de ti, y aún así lo acepté; supongo que tenías razón cuando dijiste q
—¿No era lo que querías? ¿No me querías convertir en esto?—¡No, lisa!—alzó la voz—. Jamás he querido que te conviertas en esto que estoy viendo.—Ya es muy tarde.—Reacciona, tu no eres así. Puedo entender que hayas vivido cosas horribles por mi culpa, pero no puedo aceptar algo como esto. ¿Dónde esta mi lisa? ¿Dónde se metió?—No tienes que ser tan escándaloso, odio cuando te pones así. El que ha cambiado eres tú, te has vuelto demasiado débil y sentimental, ¿Te has dado cuenta?—¿Qué dijiste?—Lo que escuchaste. Te has vuelto demasiado estúpido, ni siquiera a tu familia puedes cuidar. ¿En qué tipo de hombre inservible te has convertido?— alzó la mano para pegarme, pero se detuvo&m
Me trajo de vuelta al hospital a la fuerza, venía golpeándole la espalda, y aún así, no me bajó hasta llegar al cuarto. Me recostó en la camilla y me agarró ambas manos, el doctor había visto el suceso y llegó a la habitación con una inyección.—No hay necesidad, doctor. Esta chiquita se va a comportar, ¿Cierto, corderito?— me miró y arqueó una ceja.—¿Está seguro, señor?—Sí, tengo otras formas de calmarla.—Vendré a examinarla más tarde. Permiso— el doctor se fue de la habitación, dejándome sola con Akira.—Eres un desgraciado, Akira.—No creas que estaba bromeando con lo que dije. Quieras o no, vas a recibir ayuda. Si tratas de escaparte, no voy a ser muy bueno contigo.—Como si lo fuer
Akira2 meses después—Quiero estar en el tratamiento con ella, no la voy a dejarla más sola.—Que estés con ella en este proceso puede tomar más tiempo, Sr. Akira— dijo el doctor.—No la dejaré más tiempo sola. Sé que le ayudará el tenerme cerca, aunque ella se niegue, se siente mejor estando a mi lado. Una carga compartida es más liviana. El proceso lo pasaremos juntos. Nos puede ayudar también en nuestro matrimonio. Sé que ella aún me guarda remordimiento por todo lo que le conté.—Es el primer caso que tengo donde la paciente ha vivido ciertos traumas, y aún sigue tan activa. Por lo regular, guardan silencio o se muestran agresivos; ella es todo lo contrario, eso puede ayudar de mucho. Ella está muy dispuesta hablar y a expresar lo que siente, muy pocos lo están.
Akira—¿Ya preparon todo?— pregunté al empleado.—Sí, señor.—¿Cuánto tiempo más me tendrás encerrado aquí, cabrón? —preguntó Takeshi.—¿Cuál es el afán? Hoy es tu día de suerte, vas acompañar a tu sucio padre al infierno— reí.—Mátame de una vez.—Me darás la información que necesito, ya luego te puedes morir tranquilo.—No te diré nada de lo que preguntes.—Ya estamos empezando mal, cabrón. No sé si has escuchado que soy un hombre de poca paciencia.—No me importa, no te diré nada. Tendrás que matarme sin responder tus preguntas.—Ya veo, tráeme la antorcha— le pedí a mi empleado.
—No le haga nada a mi novio, se lo ruego— suplicó Elena.—¿Vas a sacrificarte por él?—Déjala ir a ella— pidió Takeshi.—No estás en posición de dar órdenes.—¡Ella está embarazada!—No es hijo mío, ¿Por qué me debe importar eso a mí?—Sabía que no tenías escrúpulos, pero meterte con una mujer embarazada, es de lo peor.—Somos de la misma clase. Mi mujer estaba embarazada, o eso creímos cuando ustedes la secuestraron. ¿Por qué tendría que tener lástima de tu engendro? — jalé por el pelo a Elena, y la llevó a una distancia prudente de Takeshi.—¡No le hagas eso, imbécil! — gritó Takeshi.—Debiste
LisaUna semana despuésNo soportaba un minuto más aquí, me tenían drogada todos los días. Las enfermeras solo vienen a forzarme para inyectarme. Mis brazos ya no aguantaban una inyección más. ¿A esto le llaman ayuda? Te mantienen todo el maldito día con medicamentos fuertes que te impiden pensar con claridad, la comida es un asco, y el trato seco no me agrada. He tratado de mantenerme calmada, esperando que me saquen de aquí, pero Akira no quiere. Me arrepiento de haberle dicho todo eso, ahora será mucho peor conmigo. No importa lo que intente, o diga, él no me hace caso. Todos me tratan como loca. Me abandonó en este lugar, y mientras siga aquí, no podré ver a mis hijos. Tengo que buscar la forma de salir, aunque me maten en el intento. No puedo aguantar un segundo más en este miserable lugar.—Srta. Lisa, ¿Cómo