Me sentía muy molesta, ese maldito me las va a pagar. Siempre tiene que ser tan hijo de puta, y para completar un maldito burlón. Esa cara de descarado y lo presumido que es, me pone por el techo. Debería decirle a Akira. Lo más que me molesta es que tenga razón en lo que dijo de Akira. Sé que ha cambiado mucho, y últimamente no sé ha estado protegiendo del todo. Me da miedo que le vayan hacer algo por mi culpa. Se supone que estemos más juntos en este momento. Quisiera ser diferente y protegerlo, así como él me a protegido a mí en tantas ocasiones. Soy una inútil, ha sido mi culpa por ser tan terca y descuidada. Debo dejar de seguir siendo esta estúpida con la que todos juegan y utilizan a su antojo. Estoy tan harta de que solo quieran lastimarnos. Quiero que podamos ser felices, y mientras continúen las cosas como van, no vamos a poder salir adelante.
Fui a mi oficYa habíamos quedado de acuerdo en lo que haríamos al bajarnos. El tiempo se iba volando, o así se sentía. La angustia nos estaba consumiendo por dentro. Akira estaba pensativo y Kanji también.—Por lo que veo me está declarando la guerra directamente a mí también— comentó Kanji.—Lo peor es que no sé quien pueda ser— dijo Akira.—Esto será un problema muy complicado de resolver, y más ahora que debiste habermatado a John, Akira.—Tenía que salir de dudas, no podía arriesgar más a mi familia.—Eres demasiado impulsivo y eso es un problema, Akira. Tienes que aprender a controlarte o acabarás estropeando todo— le dijo Kanji.—No necesito de tus consejos, Kanji; así terminarás tú también, si sigues colmando mi pac
—Cuantos recuerdos debe traerte este lugar, linda, estás de vuelta a tu segunda casa— reía con tanta ganas, y no podía evitar sentir miedo.El pánico de entrar ahí, me estaba consumiendo. Seguía golpeando con todas mis fuerzas el espaldar del asiento.—¿Cuál es el desespero de bajarte? ¿Tanto extrañas este lugar?— abrió la puerta y traté de moverme del asiento, con la intención de bajarme—. Yo misma te ayudaré— me dio una patada tirándome fuera del auto. El golpe con el suelo, lo recibí en la cara. Traté de arrastrarme con tal de irme, pero ella me jaló la pierna para arrastrarme a la entrada del edificio.Recuerdos:Será tu nuevo hogar de ahora en adelante, espero te sientas cómoda.No quería entrar ahí. Quería gritar, pero
Akira—Luego te explicaré, ahora necesito encontrarlos.—No me gusta como estás actuando, Akira. Hace mucho tiempo no nos vemos, y ahora apareces en el hospital advirtiendo de una bomba, y para completar buscando a tu esposa. ¿Qué está sucediendo contigo?—Tienen que estar fuera de ningún hospital, no sabemos si traten de hacer lo mismo. Busca una clínica privada donde puedas custodiar bien a tu esposa. Tengo que seguir buscando a Lisa.—Ella está muy débil, será mejor hacer lo que dices.Lisa—Te has divertido mucho con tu cuñada, hermanita—escuché una voz desconocida, y traté de mirar de reojo a ver quién era. Nunca lo he visto antes tampoco. ¿Será otro hermano de Akira?—Tardaste demasiado, Takeshi.—Lo siento, estaba di
Kanji llevó su mano a mi mejilla y habló.—¿Qué crees sobre eso, bonita?— me preparé para lo peor, al escucharlo preguntar eso.—No me hagas nada, por favor— le supliqué en llanto. Kanji acercó su rostro a mi oreja.—¿Realmente me crees capaz de esto? — metió sus manos por debajo de mí, y me quejé del dolor que sentía en mi espalda, ya que me dolía demasiado. De pronto sentí mis manos algo aliviadas y Kanji sacó sus manos. Levantó su rostro, y me miró fijamente con una sonrisa.—¿No harás nada, Kanji?— preguntó la hermana de Akira.—Llamaré a Akira para que se una a nosotros— dijo Takeshi.—¿Dejaste todo listo?— preguntó su hermana.—Sí, solo faltar&ia
—Quisiera ayudarte de alguna forma, creo que tengo una solución para tu problema.—¿Vas a darme una ayudita, lisa? — burló.—Las ganas tuyas, imbécil.—Sí, no sabes cómo me estoy conteniendo ahora. No creas que es fácil, y es peor si sigues en ropa interior. Tienes que cubrirte. Podemos desnudar a esos dos y usamos su ropa.—Kanji, quiero pedirte algo.—¿Qué?—Tengo la mejor forma de que puedas descargar todo lo que tienes por dentro, y matamos dos pájaros de un tiro.—¿Qué propones?—Te acostarte con ella, Kanji. Puedes hacer lo que quieras con ella, mientras que así, podrás sentirte aliviado de esos síntomas.—¿Me estás pidiendo que la viole?—Sí, eso estoy p
Akira se acercó a mí y me ayudó a levantarme.—Perdóname, otra vez llegué tarde— se notaba que había estado llorando, su rostro estaba rojo, al igual que sus ojos. Trató de abrazarme, pero lo evité. Me dolía mucho el cuerpo y no quería que nada ni nadie me tocara—. Otra vez permití que te hicieran daño, lo siento, soy un inútil— su voz se escuchaba entrecortada, y se veía bastante afectado. No dudó en tapar su rostro, al notar las heridas de mi espalda.—Tu no tienes la culpa, sólo eres otra víctima más de esa miserable familia. Si alguien tiene la culpa aquí, esa soy yo. Yo escogí permanecer a tu lado sin importar lo que pasara, sabía que esto era lo que me esperaba al enamorarme de ti, y aún así lo acepté; supongo que tenías razón cuando dijiste q
—¿No era lo que querías? ¿No me querías convertir en esto?—¡No, lisa!—alzó la voz—. Jamás he querido que te conviertas en esto que estoy viendo.—Ya es muy tarde.—Reacciona, tu no eres así. Puedo entender que hayas vivido cosas horribles por mi culpa, pero no puedo aceptar algo como esto. ¿Dónde esta mi lisa? ¿Dónde se metió?—No tienes que ser tan escándaloso, odio cuando te pones así. El que ha cambiado eres tú, te has vuelto demasiado débil y sentimental, ¿Te has dado cuenta?—¿Qué dijiste?—Lo que escuchaste. Te has vuelto demasiado estúpido, ni siquiera a tu familia puedes cuidar. ¿En qué tipo de hombre inservible te has convertido?— alzó la mano para pegarme, pero se detuvo&m
Me trajo de vuelta al hospital a la fuerza, venía golpeándole la espalda, y aún así, no me bajó hasta llegar al cuarto. Me recostó en la camilla y me agarró ambas manos, el doctor había visto el suceso y llegó a la habitación con una inyección.—No hay necesidad, doctor. Esta chiquita se va a comportar, ¿Cierto, corderito?— me miró y arqueó una ceja.—¿Está seguro, señor?—Sí, tengo otras formas de calmarla.—Vendré a examinarla más tarde. Permiso— el doctor se fue de la habitación, dejándome sola con Akira.—Eres un desgraciado, Akira.—No creas que estaba bromeando con lo que dije. Quieras o no, vas a recibir ayuda. Si tratas de escaparte, no voy a ser muy bueno contigo.—Como si lo fuer