Inka
—¡Maldita seas, Inka! ¡Tenemos que irnos!—Prende en fuego este lugar— ordené.—Ella ya está muerta, tenemos que irnos.—¡Que prendas en fuego este lugar te dije!AkiraCuando llegamos al lugar, vi la camioneta de Lisa. Al mirar al edificio, el fuego se había ido propagando rápidamente.—Akira, ¡no puedes entrar ahí!— gritó Kanji.—Lisa está allá dentro.—Akira, si lisa estuviera ahí dentro, no debería quedar nada de ella ahora mismo.—¡Cállate, cabrón! Ya quisieras que eso pasara. Tengo que entrar por ella.—Akira, no puedes hacer eso. ¡Maldita seas!—¡Lisa!— llamé innumerable de veces, pero no hubo respuesta.Recuerdos—La paciente tuvo una lesión perforante en el hígado, por lo que presentó un sangrado moderado a severo debido al desgarre. Le aconsejo como doctor que la lleve a otra clínica que cuente con lo que ella necesita, porque necesitará un trasplante de hígado. Estar en un modo de espera en una lista, es desesperante. La paciente se encuentra en un coma inducido, es lo único que se puede hacer por ahora, señor.—¿Se va a poner bien, doctor?—No le puedo asegurar nada. Lo que se debe hacer es encontrar un donante de hígado lo más pronto posible y que sea compatible. Hay una clínica, pero no es en este estado. Cuentan con los mejores cirujanos. Lo siento mucho, señor. Hice todo lo que estuvo en mis manos.—Lo siento mucho, Akira. Será mejor hacer lo que el doctor dijo. Hay que sacar a lisa de aquí y lle
AkiraLlamada telefónica—¿Alguna novedad, Kanji?—John logró entrar al sistema de las cámaras de seguridad que estaban fuera del establecimiento. Hubo un movimiento de un auto que entró por la parte trasera del vertedero, aproximadamente dos horas antes de que llegara lisa. La matrícula del auto no está muy clara, pero John tratará de conseguir aclarar la calidad de la imagen. Si logra hacerlo, buscaremos a nombre de quién esté registrado el auto. Si conseguimos el nombre, puede ser que sepamos quién está detrás de todo lo que pasó con lisa.—Procura que lo haga, es la única pista que tenemos.—No me gusta escucharte así, Akira. Prefiero que andes maldiciendo mi existencia. ¿Cómo está todo con ella?—Aún no han encontrado un donante, Kanj
—¿Por qué va a querer su hermana atacarlos?— preguntó Kanji.—Es una historia larga. Te enviaré su información, quiero que la busquen donde quiera que esté y me la traigas. Si hay más personas ayudándola, los quiero también. No me importa que sea su hermana, cualquiera que sea capaz de hacerle daño a mi familia, no mostraré piedad alguna.—Si lisa sabe sobre eso, ¿Te odiará?—No me importa. Prefiero que me odie, pero no dejaré que esa sucia se salga con la suya. Se lo advertí, y aún así se atrevió a lastimarla. Mi mujer está entre la vida y la muerte por su culpa. Si ella no tuvo cargo de conciencia por lo que le hizo a su hermana, yo tampoco tendré ningún cargo. Tampoco es que me importe lo que le pase. Sabía que esto terminaría mal, y quise hacer las cosa
Sentí mucho dolor en mi vientre, una sensación de desgarro junto a una presión, que me hizo retorcerme.—Llamaré al doctor— Akira trató de irse, pero le sujeté la mano.—No te vayas — me esforcé mucho para poder decirlo, me dolía demasiado al tratar de hablar.—Me quedaré contigo, princesa— Akira me besó en la frente, y luego se mantuvo al lado de la camilla sujetando mi mano. Se veía afligido, pude darme que estuvo llorando, porque sus ojos lucían inflamados y rojos.—Otra ves te hago preocupar— murmuré casi sin voz.—No vuelvas hacerme esto, por favor.—Lo sien… —no pude pronunciarlo, me dolía demasiado.—No digas más, solo no lo vuelvas hacer— sus manos estaban temblando, y trató de poner una en m
—Van atrapar a tu hermana, tenemos que irnos.—Akira, no hagas nada cruel con ella.—No puedo prometerte nada, lisa. Hirió lo que más amo, no puedo perdonar eso.—Te lo pido, quiero hablar con ella y tratar de hacerla reaccionar.—¿Reaccionar? Estás así por culpa de ella. Ella piensa que estás muerta y no le importó ni un maldito segundo tu vida. Date cuenta que no todas las personas son iguales a ti, hay personas que simplemente no cambian.—Yo quiero tratarlo, te lo pido.—Iré a preparar las maletas, hay que irnos— Akira se fue molesto, y lo entiendo, pero es mi hermana.Inka—Algo está pasando, no es normal que nos hayan detenido. Algo me dice que detrás de esto puede estar el esposo de mi hermana— le dije a Michael.—No creo, no p
-¡Suéltame, Kanji! - forcejeaba con Kanji para que me soltara, y me arrebató el arma de las manos, antes de hacerlo.Según lo hizo, caminé hacia Akira; sentía frustración y rabia dentro de mi, golpeaba su pecho con las pocas fuerzas que me quedaban. Mi rostro en poco tiempo se había vuelto un mar de lágrimas. En cada golpe que le daba, más dolía mi pecho. El nudo en mi garganta era cada vez más fuerte.-Te odio, ¿Por qué tuviste que hacer esto así? Yo no quería que sufriera.-Prefiero que me odies, a seguir permitiendo que te sigan lastimando.-Te pedí que no le hicieras nada cruel, y eso es lo que haces.-Merecía probar de su propia medicina, lisa.-Esto no te lo voy a perdonar nunca- lo empujé, y caminé al cuerpo de mi hermana.Parece como si estuviera du
Ha pasado un mes desde la muerte de mi hermana. Por segunda vez la pierdo y esta vez es definitivo. Duele y quema por dentro, pero era lo correcto. No podía permitir que lastimaran a las personas que más amo. Akira preparó un pequeño funeral para luego sepultarla. Fueron días dolorosos. Debía estar retorciéndose en la tumba, las dos personas que más odia fueron las únicas que la visitaron. Me duele saber que se fue odiándome. No es algo que pueda cambiar ahora, solo tengo que aprender a dejarla ir. No tiene caso que siga pensando en esto, pues ella no va a volver aunque lo quiera.Akira ha estado muy atento a mi, no se ha separado ni un instante. Busca la forma de hacerme olvidar la situación o aliviar la carga a su manera, típico de él. Hoy tenemos planeado ir a la casa de Mr. Jefferson, no sé cómo tomen la noticia. Me preocupa más mi madre. Sufrir la muerte
Cuando logré calmar mis mareos, nos fuimos a la casa de Mr. Jefferson. Akira lo llamó por teléfono desde el auto, pero no respondió. La casa estaba llena de hombres armados por todas partes.—No responde. Esto es muy extraño.—¿Hace tiempo no lo llamas?—Claro que lo llamo. Quédate aquí— Akira se bajó del auto y se acercó hablar con los hombres para luego regresar al auto.—¿Qué sucede?—Hubo un cambio de planes. Vamos a la empresa— puso el auto en marcha y no dijo nada más.—¿Qué pasó? ¿Qué te dijeron?—No está.—¿Y mi madre? ¿Nuestros hijos?—¡No están, lisa!— alzó la voz.Akira se veía molesto, pero no quiso de