—¿Por qué va a querer su hermana atacarlos?— preguntó Kanji.
—Es una historia larga. Te enviaré su información, quiero que la busquen donde quiera que esté y me la traigas. Si hay más personas ayudándola, los quiero también. No me importa que sea su hermana, cualquiera que sea capaz de hacerle daño a mi familia, no mostraré piedad alguna.—Si lisa sabe sobre eso, ¿Te odiará?—No me importa. Prefiero que me odie, pero no dejaré que esa sucia se salga con la suya. Se lo advertí, y aún así se atrevió a lastimarla. Mi mujer está entre la vida y la muerte por su culpa. Si ella no tuvo cargo de conciencia por lo que le hizo a su hermana, yo tampoco tendré ningún cargo. Tampoco es que me importe lo que le pase. Sabía que esto terminaría mal, y quise hacer las cosaSentí mucho dolor en mi vientre, una sensación de desgarro junto a una presión, que me hizo retorcerme.—Llamaré al doctor— Akira trató de irse, pero le sujeté la mano.—No te vayas — me esforcé mucho para poder decirlo, me dolía demasiado al tratar de hablar.—Me quedaré contigo, princesa— Akira me besó en la frente, y luego se mantuvo al lado de la camilla sujetando mi mano. Se veía afligido, pude darme que estuvo llorando, porque sus ojos lucían inflamados y rojos.—Otra ves te hago preocupar— murmuré casi sin voz.—No vuelvas hacerme esto, por favor.—Lo sien… —no pude pronunciarlo, me dolía demasiado.—No digas más, solo no lo vuelvas hacer— sus manos estaban temblando, y trató de poner una en m
—Van atrapar a tu hermana, tenemos que irnos.—Akira, no hagas nada cruel con ella.—No puedo prometerte nada, lisa. Hirió lo que más amo, no puedo perdonar eso.—Te lo pido, quiero hablar con ella y tratar de hacerla reaccionar.—¿Reaccionar? Estás así por culpa de ella. Ella piensa que estás muerta y no le importó ni un maldito segundo tu vida. Date cuenta que no todas las personas son iguales a ti, hay personas que simplemente no cambian.—Yo quiero tratarlo, te lo pido.—Iré a preparar las maletas, hay que irnos— Akira se fue molesto, y lo entiendo, pero es mi hermana.Inka—Algo está pasando, no es normal que nos hayan detenido. Algo me dice que detrás de esto puede estar el esposo de mi hermana— le dije a Michael.—No creo, no p
-¡Suéltame, Kanji! - forcejeaba con Kanji para que me soltara, y me arrebató el arma de las manos, antes de hacerlo.Según lo hizo, caminé hacia Akira; sentía frustración y rabia dentro de mi, golpeaba su pecho con las pocas fuerzas que me quedaban. Mi rostro en poco tiempo se había vuelto un mar de lágrimas. En cada golpe que le daba, más dolía mi pecho. El nudo en mi garganta era cada vez más fuerte.-Te odio, ¿Por qué tuviste que hacer esto así? Yo no quería que sufriera.-Prefiero que me odies, a seguir permitiendo que te sigan lastimando.-Te pedí que no le hicieras nada cruel, y eso es lo que haces.-Merecía probar de su propia medicina, lisa.-Esto no te lo voy a perdonar nunca- lo empujé, y caminé al cuerpo de mi hermana.Parece como si estuviera du
Ha pasado un mes desde la muerte de mi hermana. Por segunda vez la pierdo y esta vez es definitivo. Duele y quema por dentro, pero era lo correcto. No podía permitir que lastimaran a las personas que más amo. Akira preparó un pequeño funeral para luego sepultarla. Fueron días dolorosos. Debía estar retorciéndose en la tumba, las dos personas que más odia fueron las únicas que la visitaron. Me duele saber que se fue odiándome. No es algo que pueda cambiar ahora, solo tengo que aprender a dejarla ir. No tiene caso que siga pensando en esto, pues ella no va a volver aunque lo quiera.Akira ha estado muy atento a mi, no se ha separado ni un instante. Busca la forma de hacerme olvidar la situación o aliviar la carga a su manera, típico de él. Hoy tenemos planeado ir a la casa de Mr. Jefferson, no sé cómo tomen la noticia. Me preocupa más mi madre. Sufrir la muerte
Cuando logré calmar mis mareos, nos fuimos a la casa de Mr. Jefferson. Akira lo llamó por teléfono desde el auto, pero no respondió. La casa estaba llena de hombres armados por todas partes.—No responde. Esto es muy extraño.—¿Hace tiempo no lo llamas?—Claro que lo llamo. Quédate aquí— Akira se bajó del auto y se acercó hablar con los hombres para luego regresar al auto.—¿Qué sucede?—Hubo un cambio de planes. Vamos a la empresa— puso el auto en marcha y no dijo nada más.—¿Qué pasó? ¿Qué te dijeron?—No está.—¿Y mi madre? ¿Nuestros hijos?—¡No están, lisa!— alzó la voz.Akira se veía molesto, pero no quiso de
Akira se detuvo en una farmacia y se bajó.—Akira, ¿Qué estas haciendo?—Vengo enseguida— se fue sin decir más.Regresó rápido y me dio una bolsa con dos pruebas de embarazo.—¿Me puedes explicar que estás haciendo?—Quiero que te hagas la prueba, tenemos que salir de dudas.—El mismo médico te lo dijo. Los medicamentos me podían causar mareos, náuseas y vómitos.—¿Te está preocupando algo? — me preguntó.—¿Por qué haces esa pregunta?—No hemos hablado de este tema seguido, pero cuando lo hacemos, lo evades. ¿No quieres tener otro bebé conmigo?—¿Qué dices? No es eso, es solo que sé que no es un embarazo, y tú quieres creer que si.
—¿Qué sucede?— Akira se quedó mirando a todos lados, sin decir una sola palabra.AkiraLlamada telefónica—Oh, veo que estás acompañado. Como quisiera ver tu cara en este momento— rio.—No se te ocurra.—Acabo de cambiar de idea. Hagamos algo más divertido. No sería entretenido verte volar por los aires,y no disfrutar de tu sufrimiento. Te daré 60 segundos para que detengas el avión y te bajes, o de lo contrario, todos van a morir.LisaAkira tiró el teléfono a un lado y salió corriendo a la parte alfrente del avión. No entiendo porque su comportamiento extraño, algo malo tiene que estar pasando. Escuché su grito ordenándole al piloto que detuviera el avión, aún no se había elevado, estaba en la pista todaví
Nos fuimos de vuelta a la empresa, pero Kanji no estaba. Dejó dicho con su secretaria que estaría al pendiente del proyecto del centro comercial; aún el proyecto está en proceso, ya que todo se atrasó luego del accidente. Kanji se ha encargado del manejo absoluto de la empresa mientras no he estado.Al rato de haberlo estado esperado, llegó y entró a su oficina.—No sabía que tenía visita— dijo al vernos.—Oh, ¿No te lo imaginabas?— Akira sacó el arma y le apuntó. Yo no quisiera que haga las cosas así, pero ¿Quién puede sacarle esa idea de la cabeza cuando se pone rabioso y con razón?—¿Me puedes decir qué te pasa? —Kanji se veía relajado y confundido a la vez.—¿Ahora te harás el pendejo?—Soy de todo, menos adivi