Me cuesta creer todo lo que dicen, pero pensar en la realidad de cómo pasaron las cosas, no me ayuda a aclarar mis dudas. El comportamiento de Akira siempre fue extraño, pero que llegara a ser capaz de esto, es inaudito. Me siento igual de culpable, ¿cómo pude sentirme feliz en los brazos de alguien que destruyó la vida de mi hermana y que destruyó la mía?
—Odio las reuniones familiares. ¿Terminaste, maldito viejo? — preguntó Kanji.—¡No lo trates así! — le grité.—¿Cómo te atreves a levantarme la voz, malagradecida? —me dio una bofetada haciéndome caer al suelo.Agarró a mi padre por el cuello con una mano y con la otra colocó el arma en su cabeza.—¡Bajá esa arma, por favor! — le rogué nerviosa.Por un instante pasaron to—Esa era la expresión que deseaba de ti. Diviérteme más con esa expresión y esas ganas de morir. Aún no es suficiente, no puedo cansarme de esto— me besó violentamente, pero ni siquiera eso ya me importaba.No podía sentir nada. Ya me había resignado a morir aquí.—¿Alguna vez has sentido esas malditas ganas de destruir a alguien, solo por sentir placer de esa expresión tan entretenida como la que tienes tu? Me sorprendes, no pensé que podrías aguantar tanto. Ni siquiera tengo ganas de detenerme.Se escuchó una balacera y él se detuvo. Hubo varios toques en la puerta.—Tenemos problemas, señor. Los hombres del Sr. Akira están afuera.—¡Maldición! ¿Cómo dieron con este lugar? — me miró—. Tal parece que tenemos que terminar nuest
Lisa¿Por qué me siento vacía?Eran las preguntas que podía hacerme, aun estando en la oscuridad.Pude ver a mi padre frente a mí, pero no podía hablar. Vi una silueta oscura de alguien apuntándole con un arma y, por más que quería advertirle, mi voz no salía.¿Por qué no puedo moverme?Su rostro mostraba una profunda tristeza.El sonido de un disparo bastó, para que mi padre colapsará en el suelo.¿Por qué pasa esto? ¿Por qué me quitan las personas que más quiero?Podía escuchar la voz de mi hermana Inka. Su voz sonaba tan distante y cortante. Podía escucharla cantando su canción favorita, pero no de la misma manera que lo hacía.«Eres una traidora»Podía
Akira—Disculpe por la intromisión, Señora. Quiero hablar directamente de lo que está sucediendo.—Adelante, pero ¿qué te paso? Estás herido—preguntó preocupada.—Es una historia larga, así que la haré corta.—Toma asiento.—Primera que todo, quiero pedirle discreción. Su vida, tanto como la de su hija corren peligro.—Me estás asustando, ¿Qué sucede?—Quiero pedirle disculpa porque le mentí. No soy el hombre perfecto que usted cree que soy. Al contrario, soy lo peor persona que pueda conocer. Soy un hombre de negocios turbios, un bueno para nada. Mis metas siempre fueron buscar venganza, pero cuando conocí a su hija, mis objetivos se fueron desvaneciendo.—No entiendo nada, Akira.—Soy la
Akira—Queda cancelado la entrega de la hija de Kaiza. Ese viejo me ayudará a dar con el paradero de Kanji.—Entendido.—No le hagan nada la chica, que se sienta como en casa— mi teléfono sonó—. Hablando del rey de Roma.—¿Cuándo planeas entregarme a mi hija, desgraciado? Te di toda la información que me pediste.—Hubo un cambio de planes.—¿Qué? No me jodas. ¿Por cuánto más piensas utilizarme?—Eso depende de ti y, de cuán eficiente seas.—Eres un cabrón, Akira. Pagarás por esto.—Ahorra las amenazas para luego. Tu objetivo será muy sencillo; me entregarás a Kanji Carter.—¿Te has vuelto loco? Eso es demasiado.—Entonces ¿La
Lisa—¿Dónde está, Akira? —le pregunté a la empleada.—Está en su estudio, Srta. Lisa.Escuché la voz de Akira un poco molesta, dándole órdenes a sus empleados. ¿Qué podría estar diciéndoles? Me acerqué lentamente a la puerta, cuando la abrieron y me sobresalté.—¿Qué haces aquí, Lisa? —preguntó Akira.—Solo estaba buscándote.—Eso es inusual. ¿Por qué simplemente no entraste y preferiste quedarte ahí, escuchando mis conversaciones? — burló.—¿Por qué no te mueres, idiota? — le di la espalda, y seguí caminando.Es imposible hablar con él cuando está de esa manera. Lo mejor era irme.Ha estado muy ocupado últim
Llegamos a un edificio que, por su apariencia por fuera parecía haber estado abandonado. Había varios autos y hombres alrededor del lugar. Este lugar me hacía sentir muy incómoda. Los recuerdos de esos días pasaron por mi cabeza. La idea de ver a Kanji luego de todo lo que ha pasado, me desconcierta. La situación ha cambiado. Ya no soy yo quien está en esa posición. Necesitaba fuerzas para poder enfrentar la realidad.Cada paso que daba en este lugar me producía asco. Este lugar parecía un matadero, justo como aquel oscuro lugar. Me hacía recordar ese sitio que tanto quiero olvidar. Las paredes oscuras, igual a ese cuarto que me tenía Kanji. Sentía ganas de huir, pero no voy a dejar pasar la oportunidad de torturarlo; de hacerle pasar por los mismos abusos que él me hizo vivir. Por encima de quién sea, seré yo quien le haga pasar los peores días de su v
Akira llamó a uno de sus hombres para que sujetara en cuatro patas a Kanji, mientras que le ponían una pierna en la espalda ejerciendo presión hacia enfrente, para que no se moviera. Colocó la punta de la botella de cristal en el ano de Kanji, mientras ejercía un poco de presión.—Debes relajarte un poco, Carter o harás que se rompa y tener el culo lleno de vidrio debe ser realmente doloroso—dijo en tono de burla, y continuaba entrando la botella.Kanji forcejeaba en el suelo, sin poder casi moverse.—Ya me cansaste— se levantó y puso la botella fuertemente en el ano de Kanji, y puso su pierna haciéndole presión a la botella y comenzó a darle patadas.Podía ver cómo la sangre goteaba por su entrepierna, acompañado de esos quejidos de dolor. Me arrodillé y lo miré a la cara, mientras que Akira segu&
Comencé a sentir un poco de incomodidad. Los hombres de Akira lo golpearon y abusaron de él entre todos ellos. Salí de la habitación intentando tomar un poco de aire fresco. Me estaba sintiendo un poco mareada. No contaba con que Akira me seguiría.—¿Te mando a la casa? — me giré, y se me quedó viendo.—No, no quiero. No hasta que termine con él — se acercó, y retrocedí—. No te acerques más a mí — solté cortante.—Entonces ¿quieres que los detenga? —preguntó, como si viera a través de mí.Sentía asco, no es que me importe su sufrimiento, pues a él no le importó el mío, pero la idea de ver esa escena me fue muy asqueroso.—Detén esto— desvié la mirada.—¿Sientes remordim