No sé cuánto tiempo ha pasado desde que Kanji se fue, ni siquiera sé si es de día o de noche. El pasar del tiempo en esa habitación parecía eterno. Mi estómago dolía, he pasado largo tiempo sin comer nada. Necesito alimentarme bien por mi bebé. Si las cosas siguen como van, mi bebé no va a resistir más. Tengo que ser fuerte. Pensando en esto, escuché el sonido de la puerta al abrirse. Un chillido tan fuerte, que me hacía sentir escalofríos por todo el cuerpo. Vi la silueta de Kanji acercándose a donde mí, lo que me causó mucho miedo el no saber qué hará ahora.
—¿Estás despierta? — derramó un vaso de agua fría por encima de mí y puso un pequeño plato en el suelo.—Debes tener mucha hambre, ¿Cierto? Puedes comer.—No puedo.——Déjame ir, por favor— supliqué en llanto para que me soltara, pero él solo reía más.Acercó la jeringuilla a mi parte baja e intenté forcejear para cerrar mis piernas, pero él las sujetó fuertemente. No tenía mucha fuerza luego de tanto. Sentí una sensación de calor incomoda y asquerosa en mi ano.—¿Qué haces? ¡No, por favor! ¡Suéltame! — forcejeaba para bajarme de la mesa, pero todo era en vano.Mis manos atadas y sus manos sujetando mis piernas, me impedían poder moverme.—No te preocupes, ya terminé —al instante que quitó a un lado la jeringuilla, sentí un malestar fuerte en mi estómago.Tenía deseos de ir al baño y me sentía desesperada.—Necesito ir al baño— le pedí, in
Al pasar el tiempo, entre pesadillas y sueños horribles, pude sentir que me faltaba el aire, lo que me hizo despertar de una pesadilla para ir a otra. Kanji estaba agarrando fuertemente mi cuello, no podía respirar e intenté moverme de lado a lado para que me soltara, pero era imposible.—¿Cómo te atreviste a dormir luego de lo de anoche? Eso es descortés de tu parte— soltó mi cuello.Buscaba la manera de respirar, me sentía muy agitada. Despertar de esa manera es lo peor.—Aún no he terminado contigo, esta noche continuaremos con nuestro juego y, alguien más se va a unir a nosotros —rio.—¿Akira? — pregunté agitada.—Es un secreto—me hizo un guiño—. Come, te necesito con mucha energía para el próximo escenario que tengo preparado—diciendo esto, coloc&oacut
Akira—Tenemos a la hija del Sr. Kaiza. La llevamos a la bóveda, señor.—Le haré una llamada a Kaiza, pendiente a mis órdenes. Mantengan a la chica vigilada. Si esto sale mal, estaremos en una guerra con todos. Prepárate, Keita.—Sí, señor.—Tanto tiempo sin escuchar de ti, Kaiza.—¿Quién eres?—Alguien que quiere una información valiosa del Sr. Carter. ¿Estarás dispuesto a decirme lo que sabes?—¿Eres pendejo? Pierdes tu tiempo conmigo.—Tú me lo estás haciendo perder a mí, ¿Estás dispuesto a pagar el precio por tu silencio?—No sé quién eres, pero no me gustan las amenazas. Quien quiera que seas, te buscaré, pendejo.—Cuelga la llama
Me cuesta creer todo lo que dicen, pero pensar en la realidad de cómo pasaron las cosas, no me ayuda a aclarar mis dudas. El comportamiento de Akira siempre fue extraño, pero que llegara a ser capaz de esto, es inaudito. Me siento igual de culpable, ¿cómo pude sentirme feliz en los brazos de alguien que destruyó la vida de mi hermana y que destruyó la mía?—Odio las reuniones familiares. ¿Terminaste, maldito viejo? — preguntó Kanji.—¡No lo trates así! — le grité.—¿Cómo te atreves a levantarme la voz, malagradecida? —me dio una bofetada haciéndome caer al suelo.Agarró a mi padre por el cuello con una mano y con la otra colocó el arma en su cabeza.—¡Bajá esa arma, por favor! — le rogué nerviosa.Por un instante pasaron to
—Esa era la expresión que deseaba de ti. Diviérteme más con esa expresión y esas ganas de morir. Aún no es suficiente, no puedo cansarme de esto— me besó violentamente, pero ni siquiera eso ya me importaba.No podía sentir nada. Ya me había resignado a morir aquí.—¿Alguna vez has sentido esas malditas ganas de destruir a alguien, solo por sentir placer de esa expresión tan entretenida como la que tienes tu? Me sorprendes, no pensé que podrías aguantar tanto. Ni siquiera tengo ganas de detenerme.Se escuchó una balacera y él se detuvo. Hubo varios toques en la puerta.—Tenemos problemas, señor. Los hombres del Sr. Akira están afuera.—¡Maldición! ¿Cómo dieron con este lugar? — me miró—. Tal parece que tenemos que terminar nuest
Lisa¿Por qué me siento vacía?Eran las preguntas que podía hacerme, aun estando en la oscuridad.Pude ver a mi padre frente a mí, pero no podía hablar. Vi una silueta oscura de alguien apuntándole con un arma y, por más que quería advertirle, mi voz no salía.¿Por qué no puedo moverme?Su rostro mostraba una profunda tristeza.El sonido de un disparo bastó, para que mi padre colapsará en el suelo.¿Por qué pasa esto? ¿Por qué me quitan las personas que más quiero?Podía escuchar la voz de mi hermana Inka. Su voz sonaba tan distante y cortante. Podía escucharla cantando su canción favorita, pero no de la misma manera que lo hacía.«Eres una traidora»Podía
Akira—Disculpe por la intromisión, Señora. Quiero hablar directamente de lo que está sucediendo.—Adelante, pero ¿qué te paso? Estás herido—preguntó preocupada.—Es una historia larga, así que la haré corta.—Toma asiento.—Primera que todo, quiero pedirle discreción. Su vida, tanto como la de su hija corren peligro.—Me estás asustando, ¿Qué sucede?—Quiero pedirle disculpa porque le mentí. No soy el hombre perfecto que usted cree que soy. Al contrario, soy lo peor persona que pueda conocer. Soy un hombre de negocios turbios, un bueno para nada. Mis metas siempre fueron buscar venganza, pero cuando conocí a su hija, mis objetivos se fueron desvaneciendo.—No entiendo nada, Akira.—Soy la
Akira—Queda cancelado la entrega de la hija de Kaiza. Ese viejo me ayudará a dar con el paradero de Kanji.—Entendido.—No le hagan nada la chica, que se sienta como en casa— mi teléfono sonó—. Hablando del rey de Roma.—¿Cuándo planeas entregarme a mi hija, desgraciado? Te di toda la información que me pediste.—Hubo un cambio de planes.—¿Qué? No me jodas. ¿Por cuánto más piensas utilizarme?—Eso depende de ti y, de cuán eficiente seas.—Eres un cabrón, Akira. Pagarás por esto.—Ahorra las amenazas para luego. Tu objetivo será muy sencillo; me entregarás a Kanji Carter.—¿Te has vuelto loco? Eso es demasiado.—Entonces ¿La