Sola de nuevo, con una olla llena de pasta con pollo y salsa, que gracioso todo, con esto recordé porque siempre salimos a comer o pido a domicilio, la mayor parte de las veces ocurre algo. Me pregunto si es por nuestra culpa o si todas las parejas en el planeta sufren del mismo mal. Hice todo lo posible para que fuera de sus favoritas, pero puedo entender que tenía que ir a su cita, ese libro era muy importante para él y venderlo aún más, después de todo, me casé con un escritor famoso.—Debo comer, debo comer así sea un poco. —dije para mí misma, sacando una porción resuelta del delicioso almuerzo. Tosté un poco de pan con un aderezo de ajo y la verdad es que la presentación del plato estaba increíble, digna de foto. Así que la tomé.Se la pasé a Christian.Escuché su celular sonar. No puede ser, se le quedó. Lo busqué y estaba en el mueble, encendí la pantalla y desde la barra de notificaciones veo mi mensaje, pero también hay otro de parte de "Editorial F""Gracias por el dinero.
Empecé por buscar las redes sociales de él, y si tenía amigas con ese nombre. Buscaba y a la vez me sentía mal, es que nunca había hecho algo así, y no desconfío de Christian, pero tampoco entiendo porque no me cuenta con libertad el problema que tiene con la editorial.—La conseguí. —dije triunfante con un gritico. El celular casi me sale volando y me sentí la mayor experta en Instagram.Reviso sus fotos y es realmente bella, de unos 25 años, delgada, cabello largo de rubio oscuro, casi siempre vistiendo de negro. Pues sí, me siento un poco intimidada. Hay una publicación que hace referencia a una editorial, pero dice "El sueño de mi editorial pronto será materializada". La foto es reciente, es decir, no es una editorial constituida. También hay una foto en Los Ángeles, el día que Christian de quedó allá, la descripción era el "comienzo de una nueva era."No veo suficiente información, abro la laptop de Christian y comienzo a buscar su nombre en el correo, o algún seudónimo parecido.
Estoy en la autopista y no puedo dejar de llorar, las lágrimas corren y corren, simplemente no sé qué hacer, me siento traicionada y hundida, abandonada, mi única familia se desmoronó delante de mis ojos y no pude hacer nada, que será de mi vida ahora, volver a la soledad que por tantos años me atormentó es de los panoramas más horrible que veo.Y perdonarlo, no, simplemente no podría, ¿cómo haría algo así?Me orillé y tuve que detener el auto para poder llorar, lloré y lloré, fue un llanto tan hondo, tan profundo, sentía que me lloraba el alma, acababa de ver caer al hombre de mis sueños, un hombre humano con defectos pero que en mi mente ocupaba el pedestal más alto. Vienen a mi mente esos mensajes una y otra vez, una y otra vez.Christian se acostó con esa mujer mientras estuvo en Los Ángeles, y también antes de nuestro matrimonio. Siento tanta rabia, tanta impotencia, lloro con furia, empiezo a gritar y golpear el volante con fuerza, que injusto es todo, creí ciegamente en él, en
Mi idea era correr hacia la casa, pero estaba tan asustada y petrificada a la vez, que permanecí en el mismo lugar hasta que Christian llegó a mí. July, quien estaba detrás de mí, agarró mi hombro con fuerza, cómo supiera del trance que estaba viviendo. Voltee a verla. —Debes hablar con tu esposo y aclarar toda la situación, pero por favor, recuerda dónde está tu hogar. —dijo tocando mi pecho. —Sabes que allá adentro siempre habrá lugar para ti si lo necesitas. — susurró en mi oído y se retiró con paso lento, por los años. Al entrar la madre July al orfanato, la puerta hizo un sonido estruendoso, que después hizo más vivido el silencio que había entre mi esposo y yo. —No quiero perderte, Mónica. —dijo él, arrodillado frente a mí, con la vista al suelo. — perdóname por favor, perdóname. —tomó mis manos con las suyas. Yo aún de pie, con los ojos de sorpresa que hace unos minutos al ver el auto. Era como si no pudiera conectar con lo que estaba pasando. Solo sentía la brisa fría en e
Siento que el aire vuelve a ser espeso, no importa cuánto se esfuerce Christian en maquillar la realidad, él me fue infiel y quebrantó todos nuestros acuerdos, se desmoronó la confianza que nos tomó una vida establecer. Después de quitar bruscamente su mano, él me observaba con detenimiento y tristeza, yo jamás me había comportado de esa manera, pero es porque jamás me había sentido tan traicionada. —Estaba mal, solo quería escapar. —repitió. — fui a la fiesta, había muchos escritores y editores, hablé con algunos de ellos. Entonces la vi. —suspiró. Hubo una pequeña pausa. —No la había visto desde la despedida, estaba hermosa y me sonrió, yo pensé que había olvidado todo porque le estaba yendo muy bien. Me ofreció algunas copas y la verdad estaba tan afectado por el tema de las pastillas, que no me di cuenta de cuántos llevaba. —dijo mirándome a los ojos. —Debes creerme, cuando me levanté para irme no podía, estaba débil, pensé que quizás estaba demasiado borracho, pero rebobino
El silencio aún seguía entre nosotros, se escuchaban las luciérnagas y había perdido la noción del tiempo para ese entonces. —Esto no tiene sentido. Debes irte ya. —le dije levantándome y dejándolo arrodillado, di media vuelta para irme al orfanato. —Lo haría. —dijo mirando el césped, aún arrodillado. Me giré de nuevo. —Mientes. —dije con mirada acusadora. —No, Mónica, si me equivoqué, pero no tienes idea del tamaño de mi amor. —Dijo levantándose del suelo. Se veía bastante demacrado, pero todo esto es generado por su propia irresponsabilidad y falta de respeto. No tengo tantas esperanzas como él, no creo que esto sea algo que podamos superar, no es un problema de comunicación, no planear un bebé, es una infidelidad, incluso en las circunstancias extrañas que él dice que lo llevaron a eso, me traicionó. —Regresa a la casa, es tu casa, por favor. Yo pasaré la noche en un hotel o algo mientras solucionamos esto, porque lo vamos a solucionar, no sé qué deba hacer, pero sé que perd
Mi cabeza estaba descansando sobre su hombro y aunque tenía unas ganas enormes de llorar entre sus brazos, no fueron más de unas cuantas lágrimas rebeldes las que salieron de mis ojos. Debo recordar en dónde estoy, mantener mi cordura. Me separó poco a poco del abrazo y lo tomo como simple consuelo de colegas. —¡Estoy bien! —Le digo con una sonrisa corta. —No hay nada de qué preocuparse, mi cara se hincha con facilidad, ante cualquier cosa. —Eso lo entiendo... Pero creo que tu carácter no es tan fácil de manejar, tuvo que ser algo más grave que eso. —Dijo mirándome a los ojos. Sus manos cubrían mis codos y parecía hacerme sentir tan segura. —Estás un poco pálido. —Dije tocando su cara. — Además estás frío al tacto, ¿te sientes bien? — Agregué. —Un poco cansado, pero nada del otro mundo, ¡tú te ves más afectada! — Exclamó. —Me estás tuteando, Maximiliano. —Dije más tranquila, pero en forma de regaño, tratando de desviar la conversación, pero sin intenciones de alejarlo, me he sent
En el área todos comenzaron a llegar, debemos actuar rápido, Max trajo el desfibrilador, bajamos un poco la camilla para que fuera más sencillo y comencé a reanimar a la niña, es rubia y de tez clara. —¡Carguen! —Les indico rápidamente. Coloco el desfibrilador en su pecho y descargo. Nada pasó. —¡Carguen! —Grito de nuevo. Escucho llantos al final del pasillo, deben ser los padres. —Enfermera, las cortinas. —Le indico a la que estaba junto a mí, que si mal no recuerdo era la amiga quisquillosa de la enfermera que se le fue encima a Maximiliano. Cerraron las cortinas. Sigue sin reaccionar con la siguiente descarga, sus latidos son casi nulos. —Casanova, nombre de la paciente. —Pregunto rápidamente. —Katty. Doctora. —Dice Max, que está más pálido de lo normal. —¡¡Carguen!! —Le indico rápido, no hay tiempo que perder. Coloco el desfibrilador en su pecho. —Katty, eres muy fuerte, debes regresar. —Y descargo. Hay un repunte de los latidos y comienza a hacer efecto parte de mi investig