Mía
Lea y yo nos tumbamos en el suelo. Hundimos la cara en la toalla mojada. No puedo creer que mi vida vuelva a ser el mismo caos que hace un año. Los intentos de asesinatos, las venganzas, el peligro continuo.
Levanto la cabeza y veo a Dante golpeando con las sillas el cristal para poder salir al jardín, dudo que un trozo de madera logre romperlo.
Si no conseguimos salir de alguna forma estamos muertos. Cada vez hay más humo. Los ojos me escuecen y la garganta me pica cada vez que trago saliva.
- ¡ASI NO VAS A A CONSEGUIR NADA! - grita Marcus a nuestro lado - Es cristal templado. Busca algo puntiagudo y duro, es la única forma de romperlo.
Lea tiembla a mi lado. Tengo que hacer algo, no puedo quedarme aquí quieta. Las toallas casi están secas.
- Voy a por más toallas - Le digo a mi amiga - no te preocupes vamos a salir de aquí.
Me arrastr
MíaTodo sigue oscuro. Aun no puedo abrir los ojos, siento mi cuerpo abotargado, sin fuerzas, pero si puedo escuchar voces de fondo.- Menuda guarra eres - Escupe un hombre con voz rota seguramente producto de fumar demasiado.Despacio despego los párpados. Tengo que repetir el proceso varias veces hasta que consigo enfocar la vista. Lea está acurrucada en una esquina y hay un hombre con muy malas pintas delante de ella. Está medio calvo, tiene una camisa de rayas de los años ochenta y el pantalón lleno de arrugas.Vuelvo la mirada. La habitación es pequeña, algo claustrofóbica, hay un sofá, una pequeña mesa de cristal y dos ventanas redondas muy pequeñas, como la de los barcos... Espera, espera....- ¿Dónde estamos? - pregunto cuando me doy cuenta de que tal vez nos estamos alejando de las únicas personas que pueden ayudarnos.En cuanto me incorporo un dolor ag
MíaMiro por encima del hombro. El hombre de Ricky cada vez está más cerca. Nado con una sola mano y con un bebé recién nacido. Intento llegar a la orilla, pero dudo que pueda hacerlo.Escucho un chapoteo, como si alguien se tirara al agua. Cada instante que pasa pierdo más la esperanza de conseguirlo. La desesperanza se adueña de mi corazón. Siento profundamente no poder defender a este pequeño, al hijo de Lea.Alguien nada hacia mi desde la orilla, tiene la cabeza sumergida y da rápidas brazadas. ¿Cómo ha podido Ricky mover el barco tan rápido para interceptarme?Joder, sin parar de nadar intento buscar una solución. Lo intento con todas mis fuerzas, pero no soy capaz de encontrarla. Me siento como el día que subí al Torreón. Una nube negra bailaba sobre mi cabeza, solo podía pensar cosas negativas, no había salida, no había nada, como ahora.Decido que lo mejor es dejar de n
MarcusLlegamos al bar. Hay fuego dentro, pero parece poco, así que Dante y yo entramos con las esperanza de poder apagarlo.Corremos hacia el fondo sin prestar atención a lo demás. Un error. Nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde. Hay unos diez hombres tapando la salida. Nosotros somos solo dos, no hay mucho que podamos hacer, pero si sé una cosa, Marcus Moretti nunca se rinde, muere luchando y por como Dante está preparando los puños estoy seguro de que él piensa igual.Pasamos de diez a ocho en un instante. Un golpe fuerte y contundente deja fuera de combate a dos.Peleamos sabiendo que nuestras vidas y la de nuestras. Mujeres depende de que salgamos de aquí, pero nos llevamos unos cuantos golpes que en otro momento me habría dejado en el suelo, pero no hoy, no con Mía necesitándome.Me levanto después de recibir una patada en el estómago, coloco mis manos sobre la ca
MíaComienza a salir gente del castillo para auxiliar a Marcus. Lo montan en una camilla y se lo llevan. Corro tras ellos para ayudar en todo lo que pueda ¿Qué le ha pasado? ¿Por qué ha perdido el conocimiento?Killian me agarra de la muñeca y me frena.- A ti también tienen que verte los médicos.Me suelto de un tirón, pero no avanzo mucho antes de que vuelva a sujetarme. ¿Es imbécil o que le pasa? ¿No entiende que tengo que ver cómo está Marcus? Yo estoy bien.- Mis médicos pueden esperar.- De eso nada. Ahora - Contesta serio sin darme la opción de replicar.Camina seguro hacia el interior del castillo. Parece que se ha convertido en la zona cero de una guerra. Hay separadores de cortinas blancas con médicos y enfermeras caminando de un lado a otro.- Tu debes de ser Mía. Estábamos esperándote.Un médico j
MarcusEscucho atento la historia de Mía, como acabó ella sola con el hombre en la consulta donde trabajaba, como la dejaron inconsciente y se despertó en el barco, junto a Lea y Ricky, el hermano del hijo de puta que maté.Cada palabra que sale de la boca de mi mujer me cabrea más. El tal Ricky va a morir, pero acabo de decidir que su muerte va a ser lenta y dolorosa, y una advertencia por sí alguien, en algún momento decide volver a retarme.- Killian, llama a todos nuestros socios de Verona y concerta una reunión.No se quien es o que hace, pero voy a saberlo muy pronto. De momento, lo que tengo claro es que ese tío no es un mierda como su hermano. Ha conseguido introducir alguien en el castillo para intentar matarme. Este desgraciado sabe lo que hace. Tenemos que tener mucho cuidado.- Ya lo había pensado. Algo se nos está escapando, no se el que, pero ten
MíaNo estoy acostumbrada a estar todo el día con Marcus a mi lado. He estado demasiado tiempo sola y deprimida y ahora de pronto, mi vida vuelve a ser la misma, con las mismas personas y los mismo peligros.Mi marido se preocupa mucho por mi, agradezco las atenciones que me da, pero me siento extraña.He salido un rato al jardín, pero el día es especialmente frío. Entro de nuevo, justo cuando voy a subir las escaleras, escucho a Marcus y a Killian discutiendo sobre algo. Me pongo de puntillas y camino con cuidado para no hacer ruido hasta el salón.- Marcus, tenemos que ir, no hay otra opción - Killian levanta la voz intentando imponerse.Pego un salto cuando un golpe en la mesa me asusta.- No pienso dejarla sola con ese loco suelto. ¿No lo entiendes?- Si, claro que lo entiendo, pero para acabar con él debemos ir a Manhattan.T
MíaDesayuno en el jardín. Estoy de buen humor. La noche con Marcus ha sido simplemente perfecta. Nos queremos y estamos casados y eso nadie puede negarlo. Podemos rompernos en mil pedazos, podemos herirnos en lo más profundo, en la oscuridad más negra, pero siempre estaremos para el otro, siempre volveremos a encontrarnos y a limpiar nuestras heridas, porque así es este mundo.Aparece a mi lado, me deja un beso en la mejilla y se sienta conmigo. Tiene puestas las gafas de sol, unos vaqueros que le sientan como si lo hubieran hecho a medida y una camisa blanca.- En media hora tenemos que irnos - Explica cogiendo una tostada - Pero si prefieres que me quede, me quedaré.Sé que lo primero para él soy yo, no es el trabajo, ni los negocios, no siquiera la venganza, soy yo. Me lo ha demostrado una y otra vez.- No, no, tenéis que ir, es la única manera de terminar con todo este lío
MarcusHemos conseguido que varios enemigos de Ricky accedan a trabajar con nosotros. Sus hombres vienen con Killian y conmigo y cuando comprueben que es seguro, vendrán ellos.Veo lógico que tomen esas medidas, si se hubieran fiado a la primera de cambio del primer tío que te dice que vengas con él, demostraría que es un mierda que no sabe dirigir nada.Antes de entrar en nuestro terreno me doy cuenta de que algo no anda bien. Hay demasiado silencio, todas las luces están apagadas y según me contó Dante, Mía ha comprado todos los adornos de Navidad y las luces de Verona, esperaba ver la iluminación desde el aeropuerto.- Para el coche Killian, algo va mal - Apaga las luces y sin hacer ruido frena poco a poco.Los coches que nos siguen nos imitan. Abro la puerta despacio y me bajo con cuidado. Camino hasta el primer coche que abre la puerta como si fuera una bomba a punto