Cinco días después.
Alondra se encontraba en la chocolatera, preparando un pedido que tenían para enviar. En compañía de control de calidad, cuidaban con suma delicadeza que las bomboneras no tuvieran detalles, ni desportilladuras.
Emilio la observó, desde lejos relacionarse con sus compañeros, decidió que mantener ciertos límites con la joven, sería lo más sano. Interactuando solo de manera profesional con ella, aunque para él eso era algo difícil, pues aún mantenía el sabor de sus labios, pero por el bien de la empresa debían seguir de esa manera.
Luego de ahí la joven se dirigió al CAM, para continuar con los preparativos de la celebración que se venía. Les quedaban tres semanas para tenerlo todo listo.
Se encontraba en compañía de Beu’ eligiendo algunas de las fotografías que iban a m****r a aumentar de tamaño. En ese momento observó a un apuesto hombre salir del consulto
Les dejo este candente capítulo, espero lo disfruten. Saludos Cordiales
La joven agachó su rostro, y dirigió la dureza de él hacia sus labios, comenzando a darle caricias delicadas, primero lentas, hasta ir aumentando poco a poco su ritmo. —Basta cariño, no sigas por favor —él suplicó agitado, entonces ella paró. Se levantó acercándose para volverlo a besar. Álvaro se colocó sobre Alondra con cuidado de no cargar su peso, para adentrarse en la tibieza de su interior. Un par de lágrimas la recorrieron al sentir como iba invadiéndola, no solo con su masculinidad, sino con todo su ser. Él limpió las lágrimas que corrían por su chica. — ¿Te estoy lastimando? —preguntó. Ella negó, moviendo su cabeza. —Me siento completa de nuevo —mencionó con dulzura—. Mi lugar está a tu lado. Álvaro sintió una emoción inexplicable al escucharla pronunciar esas palabras. —Dios, me h
Luego de regresar de dejar a Pau con Doña Ofe. Álvaro regresó a la habitación con su chica, al verla sentada pensativa, se preocupó. — ¿Qué sucede cariño? —Yo... le tengo miedo a los lugares grandes con agua —explicó nerviosa. Álvaro se acercó a abrazarla. — ¿Quieres hablarlo? Alondra cerró sus ojos rememorando la causa de su temor. —Esa mujer me reprendía de forma constante sumergiéndome el rostro en grandes bandejas con agua. Yo… luchaba como podía ante la desesperación de no poder respirar, al sentir sus manos sujetándome para evitar que saliera. —Alondra limpió las lágrimas que corrieron por su rostro. Álvaro comenzó a sentir como se iba llenando de frustración al escucharla narrar, de nuevo un pinchazo en su pecho se clavaba, al conocer más el pasado de su mujer. —Yo te voy a cuidar, si deseas entrar con nosotros
A la mañana siguiente. Alondra se encontraba en su oficina arreglando un par de pedidos que iban a llevar hacia la ciudad de Puebla. Luego de la presentación que habían tenido allá, obtuvieron buenas respuestas de algunos empresarios, deseando comercializar el producto. Redactó un correo para Emilio cuando Emma una compañera le pidió que atendiera una llamada, explicando que deseaban hacer un pedido para el extranjero. Ambas sonrieron emocionadas. —Buenas tardes, le atiende la licenciada, Alondra Robles, mi compañera Emma, me transfirió la llamada, para poder atenderla —respondió. — ¿Con quién tengo el gusto? —sonrió al escuchar el nombre—. Aitana, ¿para cuándo necesitas tu pedido y hacia dónde? Luego de unos minutos con la psicóloga que alguna vez la atendió. Sonrió. —Un placer atenderte. — Antes de finalizar la llamada, le comentó—: Te estoy
Dos semanas después. Alondra repasaba una lección con Paula quien la observaba atenta, sacaban las ideas principales, además de comer un par de galletas que les había comprado a sus compañeros de repostería. Luego de explicarle con paciencia, al terminar la niña la tarea que tenía que enviar a la plataforma, se dirigieron al CAM. — ¿Qué vamos a hacer? —Pau le preguntó. —Pues voy a tomarte como mi modelo —Alondra explicó a la pequeña lo que necesitaba. ¿Quieres hacerlo? —la joven se inclinó para verla a los ojos. —Creo que sí. —La miró con timidez. —Pau, yo nunca te pediría que hicieras algo que no te guste o no desees, para mí es importante que tú seas parte de esto, porque ambas, hemos pasado por momentos difíciles. Anhelo que las personas que van a ir puedan enterarse, logren sentir parte de nuestro dolor; pero no quiero que te sientas compro
—Tranquilízate Farah, se fue tras ella, me acaba de mensajear, diciendo que se encuentran en el parque, frente al kiosco. Álvaro se dirigió corriendo hacia allá, mientras Arnulfo y Daniel se acercaron a Emilio. —No debiste hacer eso, no te ves una mala persona, pero debo advertirte que la joven a la que agrediste no se encuentra sola. Si vuelves a acercarte a ella, no estaré hablándote tan tranquilo como lo estoy haciendo en este momento. —Arnulfo se dirigió a él. —Yo... lo lamento. — ¿No te enseñaron a respetar a la mujeres? —Daniel cuestionó molesto. —Yo soy un caballero. —Emilio se puso de pie avergonzado—. Lamento lo que hice—, se volvió a disculpar y se retiró sintiéndose un completo imbécil. *** Luego de recorrer un par de calles, Álvaro llegó al centro de la ciudad, para encaminarse en dirección al parque donde
A la mañana siguiente. Doña Ofe se encontraba recostada sobre uno de las tumbonas observando a Paula María nadar, sonreía al admirar la habilidad que tenía su bisnieta, sabiendo que practicar ese deporte la hacía relajarse y disminuir la intensidad de ansiedad que solía tener. —Se me hace que te voy a llevar a las olimpiadas algún día —mencionó para sí misma, mientras bebía el agua de coco que le acababan de llevar, tomó su abanico y comenzó a agitarlo para refrescarse—. De no ser porque es muy temprano para hacer desfiguros en este momento me quitaba el vestido de playa que traigo, mira que me costó una fortuna, que porque la tela era muy fresca y era el último grito de la moda, pero no es verdad me muero de calor—. Debería contratar un hombre grandote, musculoso y bien guapo para que me aviente aire con las hojas de una palmera como le hacían a Cleopatra. —Carcajeó divertida. Miró hacia
Día del Evento. Irving se dirigió al hotel donde se hospedaron Carlos y Daniela, los invitados de Aitana para caminar con ellos hacia el CAM. Mientras lo hacían pudieron observar que aún conservaba la imagen de ciudad colonial. Cuando llegaron al inmueble pudieron distinguir el movimiento que había en él. Jóvenes tocando con guitarras, chicos con sus cámaras, para tomar fotografías, mesas con adornos labrados en barro negro. Aitana notó cuando sus invitados llegaron, entonces se dirigió a ellos para darles la bienvenida y dirigirlos al auditorio del lugar; mientras Irving se acercó al ver llegar a Álvaro y Alondra con algunas degustaciones para el evento, a continuación, el médico se fue a ayudarlos. Durante el trayecto, ellos distinguieron unos lazos colgados, (simulando unos tendederos), por el amplio corredor por el que iban pasando. Sobre estos había fotografías ampliadas,
Luego de degustar los bocadillos, la tradicional taquiza no se hizo esperar, con diferentes variedades de guisos, además de las tortilla de comal. La música comenzó a amenizar el lugar. Aitana se movía de un lado a otro tratando de pasar tiempo con la mayor parte de los asistentes, además de estar pendiente que no hiciera falta nada. Mientras Irving, estaba en la puerta principal mirando el reloj, esperando a que su sorpresa llegara. Una vez que los presentes terminaron de comer, el mariachi entró entonando las tradicionales mañanitas, dedicadas al aniversario del centro. Luego de eso comenzaron con ‘Cielo rojo’, tema que la fundadora del lugar pidió, cantando desde la mesa donde se encontraba mirando a su esposo. Posterior a eso, la psicóloga habló con el cantante del mariachi, dirigiendo con la mirada hacia donde se encontraba la mesa de Carlos, entonces se acercó a ellos para preguntar qué tema deseaban.<