«Valle, ¿qué demonios te pasa?, ¿otra vez con ese desconocido?, ¿qué dirá tu madre, tu abuela? ¡Tu padre!, porque ahora no sólo es con un desconocido si no en tu casa…¡En tu casa!», me vienen esas palabras a la mente mientras poco a poco voy recuperando la conciencia y salgo del sueño profundo, de pronto algo más provoca que lo haga más de prisa. ―¿Valle? ¿Estás despierta? ― Mi puerta suena sin parar, abro los ojos y me doy cuenta de que es mi hermano quién toca con tanta fuerza. Volteo al otro lado y veo al guapísimo Diego profundamente dormido, se encuentra boca arriba y las sábanas sólo le cubren la parte baja del cuerpo. «¿Hasta dormido es sensual?» me pregunto.
―¿Sí? ― Pregunto en voz alta, tratando de no distraerme con lo que acabo de ver.
― ¿Ya estás lista? Salimos en 10 minutos.― Anuncia tomándome por sorpresa.
«¡Mierda!» pienso mientras me levanto y busco con desesperación algo que ponerme. Diego se despierta ― ¿Qué pasa? ― Me pregunta adormilado.
―Shhhh ― Lo callo mientras le tapo la boca para que no hable más ― ¡Me voy en mi auto Valente! Tengo que pasar al restaurante por algunas cosas, nos vemos allá.― Me invento algo y es que no puedo permitir que se cruce con Diego.
― Va, pero no te tardes porque ya sabes cómo se pone mamá y no quiero verla enojada, ya sabes que este día es de fiesta, por cierto Rodrigo se va conmigo― me dice del otro lado.
Me quedo en silencio un momento hasta que escucho que se cierra la puerta de la casa, y las manos de Diego me toman de la cintura y me sube sobre sus caderas para quedar arriba de él, yo le quito la mano de su boca y él se ríe ― Uff, casi, casi eh... ― Dice mientras acaricia mis caderas.
― No es chistoso, pudo haberte escuchado― le digo seria.
― ¿Crees que nos escuchó ayer en la noche? ― Me pregunta y sonrió.
― Ruega a Dios que no, ahora vístete y vete que tengo muchas cosas que hacer y ya se me hizo tarde― le pido.
― ¿Vas a confesarte por todo lo que pecaste anoche? ― y sin el menor esfuerzo me tira sobre el colchón quedado su pecho encima de mí ― No creo que te alcance la penitencia ni los rosarios para salvarte del fuego eterno.― Bromea.
― Para ser alguien que se burló de mí por tener que ir a misa sabes mucho de pecados y fuego eterno, supongo que hace milenios que no vas a confesarte tú, deberías.
Él se ríe y comienza a jugar con mi cabello― sos tan bella mexicanita― me murmura mientras me ve a los ojos.
― Es en serio, debo irme, además tengo unas cosas en el restaurante y debo pasar por ellas, se me hace tarde.
― ¿Puedo ir con vos? ― me dice inocentemente y ahora soy yo la que río.
― ¿Qué? ― digo entre carcajadas.
― ¿Qué tiene de malo? ― dice extrañado
― Llevar a alguien que apenas conozco a una comida de mi familia, no, no, no, no.―
― ¿Es en serio? Cuatro “no”, vamos ¿Qué puede pasar?―
― Diego ― le digo mientras acaricio su hermosa barba ― Si vas, me enfrentaré a meses de preguntas tipo, ¿dónde está ese chico que vino contigo? ― hago la voz de mi papá ― o burlas de mis primos y hermanos. No sé si me entiendas, pero no quisiera ponerte bajo tanta presión y además llevarles a una persona que posiblemente no vuelvan a ver jamás ¿me entiendes?― Explico.
Me besa tan sensual que de pronto deseo volver a tenerlo como la noche anterior, sus manos recorren mi cuerpo y lucho en verdad por concentrarme ― ¿Cómo sabes que no te voy a volver a ver?―
Cambio mi rostro a uno de incredulidad y él sonríe ― Vamos, me encantó estar contigo― confieso― pero no soy tonta, alguien como tú con alguien como yo, nunca será posible. Mejor así la dejamos y no nos metemos en problemas ni involucramos más personas. Me gustó, estuvo genial, más que genial diría yo, pero puedes continuar, no pasa nada― Diego me ve extrañado ― ¿Qué? ― digo sin pensar.
― Sos la primera mujer que me ruega porque me vaya, algo bueno estaré haciendo.― Comenta.
― No estás haciendo nada, simplemente estoy tomando las cosas como son, una noche y ya.― Le informo tratando de no hacer de esto todo un drama.
― Ahora tengo más ganas de ir a esa comida familiar― se levanta de la cama y camina por la habitación buscando sus bóxers que en algún momento de la noche desaparecieron entre las sábanas.
― ¿Qué haces?― Pregunto viendo la escena.
― ¿Qué más?, me estoy vistiendo mexicanita ¿o crees que me estoy paseando por tu habitación para que me veas en bolas? ― Habla.
― En primera sé que te estabas vistiendo y en segunda no me molesta el hecho de que te pasees desnudo por mi habitación, en realidad tienes muy buen trasero― él se ríe ― bueno en realidad, todo― trato de arreglarlo.
―¿Vos crees?― Pregunta y gira para mirarse haciéndome reir.
― ¡Basta Diego! ― hablo volviendo en sí después de eso, no vas a ir a la comida familiar, además no es en San Diego.
― ¿Ah sí? Y ¿dónde es?
― Es en Tijuana ― digo tranquila mientras me levanto de la cama y busco en los cajones un cambio nuevo que ponerme. Él se acerca por atrás mío y me abraza fuerte, puedo sentir su piel sobre la mía y vuelvo a temblar.
― Quiero pasar más tiempo con vos, te juro que me voy a portar bien, voy a decir por favor y gracias y llamaré a tu padre señor ― me dice al oído y sus palabras me hacen reír ― prometo incluso ayudar con los platos. Vamos Valle, te juro que no pasará nada.― Insiste.
Trato de distraerme mientras revuelvo la ropa en el cajón, está tan cerca que puedo sentir su aliento sobre mi cuello, para después comenzar a besarlo mientras sus manos suben por la camiseta que traigo puesta encima.
― ¿Tendré que convencerte de otra manera entonces? ― dice a mí oído, mientras mi piel se eriza.
Me quedo en silencio sintiendo todas esas sensaciones que él provoca en mí, quisiera que en este momento se volviera a repetir lo de anoche pero ya voy tarde y no puedo faltar. Suspiro y pienso «me arrepentiré de esto», y quitando sus manos me volteo.
― Está bien, pero nos regresamos temprano y dirás que eres mi amigo.
―¿Y qué queres que diga, mujer? Hola soy Diego y pase unos ratos buenísimos con su hija, señor. ―
―¿Señor? Dile eso a mis hermanos y sabrás lo que es querer huir del país ― digo divertida ― Ahora déjame vestirme.
***
Afortunadamente nadie ha visto a Diego al salir de la casa y dejarme en el restaurante mientras él se iba a su hotel a cambiarse y por algunos documentos que necesitaba, yo trato de concentrarme mientras subo a mi auto . He recibido varías llamadas de mi madre preguntando por mi y con el pretexto de que había cosas que aún no estaban hechas me he salvado del regaño de no haber llegado a misa, pero prometí estar ahí a tiempo para las fotos familiares y todo eso que siempre hacemos como familia.
― Tú siempre llegas temprano "mijita" ― me dijo mi madre preocupada ― Sólo porque sé que últimamente has tenido mucho trabajo te la paso.
Ahora será más difícil llegar con Diego, porque todo el cuento que me he inventado para salvarme se vendrá abajo. Mi familia podrá ser un poco escandalosa, pero no es tonta, y no importa qué pretexto les hubiera dado el simple hecho de llegar con él tira abajo todo.
Mi primo Francisco me ayuda a subir las últimas cosas a la cajuela del automóvil y me dice que llegará por la tarde y que le guarde un poco de mole de ese que cocina mi Tía Maria Luisa y que suele ser el platillo estrella de las fiestas.
― Porque luego se lo comen todo y ya no alcanzo y hay que rogarle para que lo haga de nuevo ― me dice mientras se queja de todos los primos y tíos que comen de más.
Me rió mientras dentro de mí espero con todo mi corazón que Diego me diga que no va a venir, pero al ver que el automóvil vuelve a entrar al estacionamiento todas mis oraciones se van por el desagüe. Empiezo a ponerme nerviosa, y mi primo lo nota.
Diego se baja con una gran sonrisa «¿Por qué todo lo que viste este hombre tiene que ser tan pegado?» Esa camiseta gris y pantalones de mezclilla azul claro hace que hasta los hombres lo observen con detenimiento, lo digo porque hasta mi primo cae en sus encantos.
― Estoy listo, Nombre ― me dice sonriente mientras se pone las gafas de sol y saluda a mi primo antes de que yo lo presente.
― ¡Ah! Cierto ― Digo recuperándome de lo que acabo de ver ― Él es mi primo Francisco, él es Diego.
― Buenas ― Lo saluda mi primo.
― Un gusto― saluda educado.
― Bueno, vámonos ― Le digo a Diego mientras abro mi auto. Francisco, hay le echas un ojo al carro de Diego.
― Yo se lo cuido amigo― contesta de forma natural.
Diego se ríe y se sube al auto del lado del pasajero.
― "Ijole" Valle, creo que vas a estar en problemas, lástima que no estaré ahí para verlo todo.―
― ¡Cállate eh! Y cuidado con que les des la avanzada sobre esto, no quiero que se arme algo allá ― lo amenazo.
― Sólo guárdame mi mole y yo callado ¿eh prima?― me advierte.
Sonrió sarcásticamente y camino hacia mi auto mientras Francisco se sigue burlando de mí a lo lejos. Cuando subo Diego está mandando un mensaje en su celular.
― Huele delicioso ¿Qué es? ― Es lo primero que me dice mientras yo me acomodo para manejar mejor.
― Arroz rojo y tacos dorados de papa y requesón.― Respondo.
Él se me queda viendo extrañado y como no tengo ganas de explicar me bajo del automóvil, abro la puerta de atrás y levantando los refractarios tomo un taco de cada uno y se los doy.
― Este es requesón, este es de papa ― Le explico mientras se los ofrezco. ―Cuando los sirves les pones crema, queso y salsa arriba.―
Diego le da una mordida y aprueba ― Está deliciosos ¿tú los hiciste?―
― Esta vez no pero es como lo básico en la comida mexicana. Los hicieron algunos de los cocineros.― Le informo.
Arranco el carro y salgo del estacionamiento directo a la autopista. Diego va comiendo los tacos como si fuera lo más delicioso del mundo y entretenido con el paisaje sin preocuparse de nada. No puedo creer que esté haciendo esto, llevar a un completo desconocido a casa de mi abuela a una comida familiar «¿crees que esto resulte Valle?», me pregunto pero luego volteo y veo la sonrisa de Diego y recapacito, «sí, creo que saldrá bien».
Seguimos de camino al almuerzo familiar, y Diego no deja de mirarme mientras conduzco ― Ahora, hay ciertas cosas que debo contarte de mi familia para que estés prevenido.― Le informo.― Dale, te escucho.― Me dice.― La reunión es familiar, así que no esperes 3 personas, seremos más o menos como unos 50. Vinieron mis primos de Sonora, Ciudad de México, Arizona y probablemente algunos de Chicago así que no te espantes si ves a tanta gente.―― ¿50? ― me dice sorprendido.― Así es, ahora mi familia cercana, la que veo a cada rato, son mis tíos los hermanos de mi papá y a mi tía María Luisa que es la hermana de mi mamá. Estarán mis hermanos.
La fiesta comenzó tan sólo la familia comenzó a entrar por la puerta. Diego definitivamente es el hombre más confiado y sociable que conozco, ya que sin que yo lo presentara, él se acercó a cada uno de mis tíos y primos a saludar y empezar una conversación. Mientras lo observo no puedo dejar de pensar en las mil preguntas que me harán sobre él cuando se vaya y todos los pretextos que tendré que inventar sin embargo, debo admitir que verlo así es todo un agasajo y no sólo por la manera que viene vestido, si no por lo encantador que es, y por esa sonrisa, ¡ay esa sonrisa!, que no tiene idea lo mucho que extrañaré.Mientras estoy sentada en una de las silla admirando como él platica con mi madre y lo mucho que le agrada siento como alguien se sienta a mi lado interrumpiendo mi paz.
Veo a Diego a los ojos y suspiro, en verdad quiero quedarme pero también sé que solo estoy haciendo esta situación más complicada. Él me sonríe, como siempre, y me desarma por completo. Odio el poder que tiene sobre mí, ese que le hace conseguir todo lo que desea.―Sólo un minuto más― le comento y vuelvo a sentarme a su lado―¿Qué haremos? ― pregunto.― ¿Por qué decidiste ser chef? ― me pregunta verdaderamente interesado.― Es una larga historia.― Comento.― Tengo toda la noche ― Dice y me besa tierno en los labios.«Si me sigue besando así no creo que mi visita se quede en un minuto».
Son las siete de la mañana y hemos llegado temprano al estacionamiento del restaurante para recoger su auto ya que él debe regresar al hotel a preparar sus cosas y luego entregar el auto en el lugar donde lo rentó. Me bajo junto con él y sin poder evitarlo me sonríe. ― Vení― Me dice mientras estira los brazos y me invita a sentir su calor de nuevo ― ¿Sí sabes que me la pasé increíble?― Me pregunta como queriendo asegurarse de algo. ― Lo sé, te la pasaste increíble hasta que ya no pudimos ― Respondo sin pena. ― Yo digo en la fiesta con tu familia, qué pervertida sos ― Me susurra ― Son 5 meses Valle,vas a ver que haremos que pasen rápido.― Comenta. ― Tienen que pasar rápido, recuerda que me debes un vestido para el próximo verano ― le reclamo acordánd
Vuelvo a salir con mi familia que ya se encuentra comiendo, así que sin decir nada me siento y vuelvo a sentir sus miradas sobre mí.―¿Entonces? ― dice Carlos― Pues, era el proveedor de pan― respondo trantando de sonar segura.― No Valle, no te hagas ¿el argentino qué? ¿te gusta?, ¿es tu novio? ― dice Beto serio.― Es un amigo.―― Sí claro, un amigo que te ve como si te comiera ― dice Valente de pronto.Ya no sé qué decir, cuando se trata de uno de mis pretendientes mis hermanos se ponen a investigar como si fueran el FBI o la Interpol lo que me hace odiarlos por unos momentos. A
Llevamos cuatro días intensos entre mensajes y fotos. Él, cada día, se encuentra en un lugar diferente y la poca e intensa comunicación que tenemos se da en distintos horarios por lo que ahora traigo el celular conmigo por si en algún punto podemos hablar. Sin embargo, no siempre se puede dar la oportunidad porque o yo estoy ocupada o él lo está.Los mensajes que me envía pueden variar. Algunos son largos, que básicamente son un resumen de su día, y otros muy cortos donde me desea buenos días y buenas noches o simplemente me dice que aunque no me hable tanto siempre piensa en mí, todos hermosos en un nivel distinto.Yo por mi parte contesto lo más rápido que puedo, aunque a veces hay tareas que necesitan mi absoluta concentración y es necesario d
Sonrío al ver cómo llega mi auto. Me subo casi olvidando dar las gracias al chico del vallet y comienzo a manejar lo más rápido que puedo dentro de las velocidades permitidas. No han sido 15 pero he llegado en 20 minutos gracias a que la autopista está vacía, estaciono el auto y entro al hotel. Saco mi móvil para enviarle un mensaje de que ya estoy ahí cuando siento que alguien me toma del brazo.― Tenés razón Nombre, ese traje se ve demasiado ardiente en vos ― me dice con ese acento que me mata.Me volteó de inmediato y sin pensarlo dos veces lo beso. Él me responde sin ponerme ningún impedimento. Nos quedamos así por unos segundos hasta que nos separamos para tomar aire.― Te extrañé ― me murmura al o&ia
Aún en el ascensor me toma la mano fuertemente, como si pensara que estoy a punto de escaparme, pero en verdad no iré a ningún lado «¿quién podría pensar en irse a otro lado cuando se está al lado de él?» Mientras subimos no paro de verlo como una idiota, aún creo que esto se va a acabar mañana por lo que trato de recordar cada detalle de su rostro, de su cuerpo y ahora de sus manos.― ¿Todo bien? ― Me pregunta sonriendo mientras me descubre que lo estoy viendo embobada.― Todo bien ― contesto mientras finjo que mi mirada va para otro lado.― Sí soy real Valle, esto es real, creelo ― me dice con un tono de voz tan sincero que en verdad se la creo.Llegamos a la hab