Una vez más me encuentro con un desconocido, conocido dentro de una situación que no sé de dónde salió. Empiezo a pensar que algo me han hecho que ahora acepto con cualquier pretexto irme con él, o tal vez se deba a que es completamente irresistible y que yo caigo en un tipo de hechizo cuando estoy junto con él. Diego, tomando las riendas de la situación hace que suba a su auto, dejando el mío en el restaurante para que pueda llevarme a casa. Sé las intenciones que tiene y de pronto se hacen también mías, lo que me lleva a caer en una mezcla de emoción y nerviosismo.
― ¿Por qué vivís con tus hermanos? ― Me pregunta mientras observa como envió un mensaje en mi celular.
― Hace un año terminé con mi ex y vivíamos juntos en un departamento. Cuando él se fue tuve que mudarme con mis hermanos― le cuento.
― ¿Y ese ex está por alguna parte?― Averigua con un tono de voz lleno de picardía.
― No, me detestó tanto que decidió poner continentes de por medio ― Contesto sonando un poco amargada.
― ¡Guau! Supongo que dolió.― Comenta.
― Al principio sí, pero después Ibiza me ayudó a ni siquiera acordarme de él ― respondo coqueta de nuevo y en estos momentos ya no sé si culpar al alcohol o al argentino que tengo al lado mio.
― Sí, me acuerdo de que no te acordabas ni de tu nombre.― Bromea.
Me sonrojo de nuevo, creo que jamás me había sonrojado antes hasta que lo conocí a él, supongo que es parte del encanto que tiene o tal vez yo me he vuelto un poco más sensible.
― ¿Entonces el viaje a Ibiza era viaje por despecho?― Me pregunta seguro.
― No precisamente― le respondo enviando el mensaje― pero si te soy sincera, en este momento no quiero hablar del tema, arruinaría la noche por completo.
Llegamos a mi casa más rápido de lo que yo pensaba y eso que sólo siguió las indicaciones del GPS. Bajo de su auto increíblemente nerviosa por lo que trato de mantener la compostura. Diego observa la fachada y luego baja su mirada hacia mí.
―¿Es tan bonita de afuera como lo es de adentro? ― y se acerca sigilosamente hacia mí pegando su pecho al mío y empujándome contra la puerta ― ¿no me vas a invitar a pasar Mexicanita linda?― Me pregunta haciendo que mi respiración se agite un poco más de la cuenta.
Acaricio su pecho con mis manos, no puedo evitarlo, y levanto la mirada para encontrarme con sus hermosos ojos que siento me desnudan por completo ― Mis hermanos están ahí dentro.― Explico nerviosa.
― ¡Ah! Los hermanos, ¡qué peligro!, pero sabes me encanta el peligro, en lugar de Nombre me hubieras dicho que te llamabas Peligro y te hubiera creído más.― Dice divertido.
― ¿Por qué eres tan intenso? No puedes pasar una velada tranquila sin..― Trato de decir.
Entonces me besa sobre los labios callando justo lo que estoy apunto de decir. Apoya todo el peso de su cuerpo contra mí acorralándome sobre la puerta de la entrada, sin que pueda evitarlo lanzo un gemido para tomar aire y vuelvo a besarlo mientras paso mis dedos sobre su nuca.
Deja de besarme y me mira a los ojos ― ¿entonces?― Insiste en un susurro.
―Sólo déjame ver si no están en la sala, es que suelen quedarse viendo programas muy tarde, ya sabes...― comento cómo puedo porque en realidad no sé ni lo que hablo.
Abro la puerta con cuidado y la cierro dejándolo un momento afuera. Camino hacia los sofás de la sala para ver si no están dormidos ahí y cuando me percato que mis hermanos están en sus habitaciones regreso a la entrada.
―Pasa, pero no hagas nada de ruido― le pido.
Diego pasa sin que se escuchen sus pasos. Cuando cierro la puerta, lo tomo de la mano para llevarlo a mi habitación y en cuánto llegamos cierro la puerta y enciendo la luz.
―¿Te gusta con la luz encendida?― me pregunta en un murmuro mientras me ve a los ojos fijamente. Yo no respondo, simplemente veo la situación para luego reaccionar.
Diego se quita la camisa negra y muestra su torso haciendo que pase saliva de inmediato. Se acerca, toma mi rostro y me sonríe.
―Sé cuales son tus intenciones ― le comento mientras siento cómo se aproxima hacia mí para besarme de nuevo ― y no soy la típica mujer que tú estás pensando. ― Le advierto.
―¿Y según vos cuál es ese tipo de mujer en la cual yo estoy pensando? ― Me pregunta sensual.
― Del tipo que a ti no te conviene.―
Él termina acercándose a mí y puedo sentir el calor que emana su cuerpo ― ¿Lo decis porque sos una buena chica? ¿Crees que no me convienen las chicas buenas? ― Me pregunta mientras desabrocha mi filipina y deja al descubierto mi blusa de encaje que tengo debajo. De los nervios olvido lo que tengo que decir y comienzo a temblar. ― No tengas miedo, muerdo, pero lo hago muy suave y según lo que me dijeron por ahí, lo hago muy bien ― Me dice al oído.
― No te tengo miedo ― logro responderle.
― Entonces no te pongas nerviosa, tengo muchos planes para vos esta noche ― Se acerca un poco más y puedo sentir todo su cuerpo excitado― Entonces ¿qué te parece si pasamos a la cama?― Me propone.
Mientras siento su rostro sobre el mío, estiro la mano lo más que puedo hasta tocar el enchufe de la luz y logro apagarla dejando la habitación a oscuras.
―Con luz, sin luz, me da igual― responde y sin poder evitarlo vuelvo a caer, tal y como pasó en Ibiza.
«Valle, ¿qué demonios te pasa?, ¿otra vez con ese desconocido?, ¿qué dirá tu madre, tu abuela? ¡Tu padre!, porque ahora no sólo es con un desconocido si no en tu casa…¡En tu casa!», me vienen esas palabras a la mente mientras poco a poco voy recuperando la conciencia y salgo del sueño profundo, de pronto algo más provoca que lo haga más de prisa. ―¿Valle? ¿Estás despierta? ― Mi puerta suena sin parar, abro los ojos y me doy cuenta de que es mi hermano quién toca con tanta fuerza. Volteo al otro lado y veo al guapísimo Diego profundamente dormido, se encuentra boca arriba y las sábanas sólo le cubren la parte baja del cuerpo. «¿Hasta dormido es sensual?» me pregunto.―¿Sí? ― Pregunto en voz alta, tratando de no distraerme
Seguimos de camino al almuerzo familiar, y Diego no deja de mirarme mientras conduzco ― Ahora, hay ciertas cosas que debo contarte de mi familia para que estés prevenido.― Le informo.― Dale, te escucho.― Me dice.― La reunión es familiar, así que no esperes 3 personas, seremos más o menos como unos 50. Vinieron mis primos de Sonora, Ciudad de México, Arizona y probablemente algunos de Chicago así que no te espantes si ves a tanta gente.―― ¿50? ― me dice sorprendido.― Así es, ahora mi familia cercana, la que veo a cada rato, son mis tíos los hermanos de mi papá y a mi tía María Luisa que es la hermana de mi mamá. Estarán mis hermanos.
La fiesta comenzó tan sólo la familia comenzó a entrar por la puerta. Diego definitivamente es el hombre más confiado y sociable que conozco, ya que sin que yo lo presentara, él se acercó a cada uno de mis tíos y primos a saludar y empezar una conversación. Mientras lo observo no puedo dejar de pensar en las mil preguntas que me harán sobre él cuando se vaya y todos los pretextos que tendré que inventar sin embargo, debo admitir que verlo así es todo un agasajo y no sólo por la manera que viene vestido, si no por lo encantador que es, y por esa sonrisa, ¡ay esa sonrisa!, que no tiene idea lo mucho que extrañaré.Mientras estoy sentada en una de las silla admirando como él platica con mi madre y lo mucho que le agrada siento como alguien se sienta a mi lado interrumpiendo mi paz.
Veo a Diego a los ojos y suspiro, en verdad quiero quedarme pero también sé que solo estoy haciendo esta situación más complicada. Él me sonríe, como siempre, y me desarma por completo. Odio el poder que tiene sobre mí, ese que le hace conseguir todo lo que desea.―Sólo un minuto más― le comento y vuelvo a sentarme a su lado―¿Qué haremos? ― pregunto.― ¿Por qué decidiste ser chef? ― me pregunta verdaderamente interesado.― Es una larga historia.― Comento.― Tengo toda la noche ― Dice y me besa tierno en los labios.«Si me sigue besando así no creo que mi visita se quede en un minuto».
Son las siete de la mañana y hemos llegado temprano al estacionamiento del restaurante para recoger su auto ya que él debe regresar al hotel a preparar sus cosas y luego entregar el auto en el lugar donde lo rentó. Me bajo junto con él y sin poder evitarlo me sonríe. ― Vení― Me dice mientras estira los brazos y me invita a sentir su calor de nuevo ― ¿Sí sabes que me la pasé increíble?― Me pregunta como queriendo asegurarse de algo. ― Lo sé, te la pasaste increíble hasta que ya no pudimos ― Respondo sin pena. ― Yo digo en la fiesta con tu familia, qué pervertida sos ― Me susurra ― Son 5 meses Valle,vas a ver que haremos que pasen rápido.― Comenta. ― Tienen que pasar rápido, recuerda que me debes un vestido para el próximo verano ― le reclamo acordánd
Vuelvo a salir con mi familia que ya se encuentra comiendo, así que sin decir nada me siento y vuelvo a sentir sus miradas sobre mí.―¿Entonces? ― dice Carlos― Pues, era el proveedor de pan― respondo trantando de sonar segura.― No Valle, no te hagas ¿el argentino qué? ¿te gusta?, ¿es tu novio? ― dice Beto serio.― Es un amigo.―― Sí claro, un amigo que te ve como si te comiera ― dice Valente de pronto.Ya no sé qué decir, cuando se trata de uno de mis pretendientes mis hermanos se ponen a investigar como si fueran el FBI o la Interpol lo que me hace odiarlos por unos momentos. A
Llevamos cuatro días intensos entre mensajes y fotos. Él, cada día, se encuentra en un lugar diferente y la poca e intensa comunicación que tenemos se da en distintos horarios por lo que ahora traigo el celular conmigo por si en algún punto podemos hablar. Sin embargo, no siempre se puede dar la oportunidad porque o yo estoy ocupada o él lo está.Los mensajes que me envía pueden variar. Algunos son largos, que básicamente son un resumen de su día, y otros muy cortos donde me desea buenos días y buenas noches o simplemente me dice que aunque no me hable tanto siempre piensa en mí, todos hermosos en un nivel distinto.Yo por mi parte contesto lo más rápido que puedo, aunque a veces hay tareas que necesitan mi absoluta concentración y es necesario d
Sonrío al ver cómo llega mi auto. Me subo casi olvidando dar las gracias al chico del vallet y comienzo a manejar lo más rápido que puedo dentro de las velocidades permitidas. No han sido 15 pero he llegado en 20 minutos gracias a que la autopista está vacía, estaciono el auto y entro al hotel. Saco mi móvil para enviarle un mensaje de que ya estoy ahí cuando siento que alguien me toma del brazo.― Tenés razón Nombre, ese traje se ve demasiado ardiente en vos ― me dice con ese acento que me mata.Me volteó de inmediato y sin pensarlo dos veces lo beso. Él me responde sin ponerme ningún impedimento. Nos quedamos así por unos segundos hasta que nos separamos para tomar aire.― Te extrañé ― me murmura al o&ia