Christian
—Contesta —se queja ella, me abraza con más fuerza y empiezo a odiar ese jodido tono de llamada.
Irritante y realmente molesto.
—Estoy seguro de que no tengo nada de Taylor Swift en mi teléfono o ya lo habría lanzado contra la maldita pared —contesto, o me quejo.
Amy ríe entre dientes. Sin abrir los ojos, estira un brazo para tomar su teléfono que está al lado del mío, lo agarra sin equivocarse y contesta. Cierro los ojos otra vez, feliz de que haya callado esa bestia chillona a la que ella llama música, y beso su frente.
—No habla nadie —bosteza.
—Duerme, nena.
—No —se queja, y yo lo hago también, porque muero de sueño—. ¿Cuándo será tu entrevista?
Esa puta entrevista.
—Fue hoy.
No fue tan malo como creí, pero cuido mi privac
ChristianSalgo a mi entrenamiento corriendo, pasar la noche en vela esperando una llamada para luego salir de una ciudad a otra para cumplir con el trabajo es agotador para el cuerpo, pero las obligaciones son lo que son y hay que cumplirlas, así sea en domingo. Hablé por largo rato con Amy en cuanto me anunció de su llegada a Chicago, ahora tengo que esperar a que se reúnan con Jossie, la loca, para saber lo que será de la pequeña Emily, saber qué sucede con John y cuál será el desenlace romántico de Jake y su chica hippie. La vida en esta familia es toda una novela.Disfruto de la música de Billy F. Gibbons mientras corro, ese blues que papá hizo que nos gustara a la fuerza, pero con el toque de rock que yo disfruto. Sonrío como idiota al recordar ese primer “Te amo” de labios de mi novia.¡Maldición! Quiero que regrese pronto.<
AmyVer a Emily sonreír es refrescante, aún mientras tiene a una enfermera delante de ella curando su quemadura. Sobre todo por esa capacidad que tiene todo niño para olvidar las cosas que los lastiman y para perdonar, como solía hacer yo cuando venía a esta ciudad a visitar a John y ella era apenas una bebé de pocos meses; volvía cada semana sin importarme su estado de ebriedad, su desinterés por la vida, su capacidad para herir a todos a su alrededor. Todo porque lo amaba.Aun no comprendo nada de lo que sucedió entonces, cómo dejó de querer a mamá de un momento a otro, cómo se involucró con una mujer como esa, sin ningún tipo de valor moral, cómo se fue sin siquiera mirar atrás alegando que era por nuestra seguridad.Ver a Emily mirarnos y sonreír, lo hace aún más increíble.¿Có
Amy—¿Estás bien? —pregunta tío Mark.Apoya su mano en mi hombro y aprieta con fuerza, me quejo haciéndolo reír. Mamá y papá no han llamado, eso me alivia, no quiero que sigan preocupándose, por eso debo mantenerme en pie, sobre todo por Emily.La veo a ella discutir con Matty por un videojuego, él es tan sereno, tan diferente a su madre, que hacerlo pelear es tan difícil. Sé que lo hace por mi hermanita.—Eso creo —contesto.Ahora más que nunca me siento segura de lo que debo hacer, dejar mi trabajo de verano no significará ningún sacrificio si logro entregarle un poco de estabilidad a esa niña. Me doy cuenta de que ella ha sufrido mucho, John ha estado con ella bajo el mismo techo, pero no a su lado como un padre debe hacer, no como lo estuvo para Jake y para mí. Ella merece tener una vida normal
ChristianDespertar en la madrugada, teniendo un cuerpo tan caliente y suave a mi lado, dispuesto a todo y disponible para coger sin quejarse, es mi cielo. Ah, pero la mejor parte es cuando es ella quien toma el mando, sube sobre mí y se mueve como una endemoniada serpiente, suave unas veces, otras más desesperada por complacerse a su antojo. Fue increíble para mí saber que ella no estuvo sexualmente con ningún otro tipejo luego de aquella vez con el maldito patán que la lanzó a la calle. Debí golpearlo más fuerte, una pierna molida no hubiera estado de más. Pero ella ahora está aquí sobre mí, dando y recibiendo todo el placer que puede dársele a la persona que amas.Sus gemidos aumentan, ese es mi aviso para tomar el control. Tomo sus caderas, me golpea para que la deje terminar sola, pero ella no está más desesperada que yo. Me siento, nuestros pechos sudad
Christian—Hola, Jessie —la escucho saludar, y ruedo los ojos.El capitán del equipo se levanta para saludar a mi novia con un abrazo, y le presenta a su esposo. Amy no se sorprende, como si fuera algo de previo conocimiento para ella.—No sabía que estabas aquí —dice él. Amy se sienta en mis piernas y la atraigo sujetando sus caderas. El mariscal borra su sonrisa cordial y abre la boca, incrédulo, creo—. ¡No me jodas!Angelo ríe entre dientes y nos felicita, sabe que esto es nuevo. Me ayudó a escoger el regalo perfecto para Amy y tuvo que exprimir mis palabras para saber lo mínimo sobre ella y cuán serio es lo nuestro, pero nunca supo de quien se trataba, y me agrada que no le dijera nada a su esposo sobre yo teniendo pareja y qué tanto me estoy muriendo por ella.—Si han venido por una visita social es mejor que saquen
Amy—¡¡¡Estoy lista!!! —grita Emily, detrás de la puerta.Golpea con fuerza repetidas veces y con las manos abiertas, hasta irritar mi cabeza y recibir otro grito por mi parte para que espere abajo.Christian, tirado en nuestra cama jugando en su teléfono, suelta una burda risotada.—Ya escuchaste. La niña está lista.—Y tú arruinarás tu traje si no te levantas de la cama —me quejo.Bufa y lo veo fruncir el ceño, observando en lo que sea que mantiene su concentración al límite, y no logro evitar sonreír por, a pesar de todo y nada, sentirme feliz de estar a su lado.Aún me parece increíble estar a su lado.En verdad adoro a ese hombre. Siempre lo he hecho.Me sorprendió mucho su invitación al evento de la galería en la que trabajé. Papá nos
AmyMe alejo antes de volver a escuchar otra palabra salir de su boca. De alguna manera me desconcierta su cercanía, lo tranquilo de su sonrisa, y lo agradable de su presencia, pero tengo cosas realmente importantes que prefiero hacer ahora. Recibir su distracción no es de mi interés.Antes de salir, la señorita Arteaga me mira con reproche. A pesar de su mal humor conmigo, el que no entiendo de dónde ha nacido, no puede reclamarnos nada, somos clientes, unos muy importantes para su jefe, y eso es lo que más la jode. Le sonrío, agradezco su gran amabilidad y la elogio por lo perfecto de la velada, sin dejar de hacer notar el par de cuadros que compré de un artista nuevo que ella encontró en el parque, hecho que parece llamar la atención de los dos señores con quienes hablaba y preguntan inmediatamente al respecto. Ella sonríe con su evidente adulación y se despid
SarahRecuesto mi hombro a la ventana y me aferro a la taza de chocolate con vainilla que sostengo en mis manos. Mi Christian sabe muy bien como complacer y eso es algo que aún mata a mi esposo celoso. Pero jamás dejaré de amar este tipo de detalles bellos de mis hijos.Quizás sea una locura pensar en ellos como míos, Lou y Chris no llevan mi sangre ni la de mi esposo, pero son parte de nosotros desde el fondo de nuestro corazón, y eso mi agrio esposo no lo puede dudar.Conocer su nueva casa, escondido de la humanidad, me llena un poco de tranquilidad al ver que piensa establecerse y buscar un poco de estabilidad, aunque me sorprende más que haya sido Amy quien se encargara de decorarla a su gusto. Eso debería extrañarme, siempre fueron así de unidos, desde que eran dos niños que disfrutaban de su compañía como dos hermanitos. Me fascinaba verlos compartir