Había un sonido constante en el fondo. Era molesto, insistente, distrayente y hacia meya en su concentración. Traspasaba vagamente la nebulosa de la mente se Alisha. Su cuerpo estaba fuera de sí y apenas tenía control sobre él. Los dientes en su cuello en vez de dolor mandaban estremecimientos por cada fibra de su cuerpo. En sus ojos, los colores se distorsionaban, se saturaban cada vez más mientras sus manos se enterraban en la espalda del lobo manchando la tela con pequeñas gotas de sangre.
No sabía lo que hacía, su voluntad se había desvanecido hacía rato, siendo reemplazado por el ser dentro de ella, pero por primera vez era consciente de su alrededor. Del lugar donde estaban, del hombre que sujetaba su cuerpo contra la fría pared del elevador, de sus manos grandes y cálidas acariciando su nuca
Cristián miraba como su compañera caminaba de un lado a otro en la habitación de su apartamento. Se deleitaba con el movimiento de sus caderas y de esas piernas que anteriormente lo habían acogido muy agradablemente entre ellas. Alisha no lo miraba hacía horas, pero el sonrojo en su rostro, era evidente cada vez que le hablaba o hacían algún contacto físico forzado por él. Sabía que ella estaba, de seguro avergonzada, pero de que había respondido a su más natural instinto, lo había hecho y tanto él como su lobo estaban muy satisfechos de haber sido los causantes de aquello.Se relamió los labios sentado sobre la cama embobado por el débil aroma que apenas mantenían las sábanas. Habían hido a su casa a recoger lo necesario para que se acomodara en la mansi&o
Ni el aire acondicionado del auto era capaz de aplacar el sofocante y tenso ambiente dentro. Llevaban la mitad del recorrido y no se habían dirigido la palabra.Cristián tenía los nudillos blancos de apretar el timón y presionaba los dientes molesto, ya se estaba cansando de los aires de magnate de su compañera y por mucho que fuera su pareja predestinada todo tenía un límite y el de él estaba rozando el borde. Alisha por su parte miraba el paisaje desplazarse por la ventanilla aunque apenas le prestaba atención.Le había gritado, por primera vez había actuado como todo macho alfa molesto. Así que esa máscara de persona amable que no le importaba nada no era lo único que tenía.Cerr
-Alisha, Alisha, despierta, ya llegamos- Cristián estacionó el auto delante de la mansión y salió sin mirarla cogiendo las maletas y caminando hacia la entrada con paso fuerte. El viaje no había aminorado su malestar. Ni siquiera ver el ceño fruncido de su pareja cúando dormía lo ayudaba, eso alteraba más a su lobo. Entró por la puerta de un empujón casi tumbando a Steicer en el camino.-Oye hermano, que no vives solo- El beta apenas se inmutó con sus palabras-¿Qué mosca le ha picado?Steicer se giró para seguir su camino cuando vio a la mujer pelirroja salir del auto y perder el equilibrio.Corrió lo más rápido que pudo, maldiciendo para sujetarla en sus brazos
Cuánto tiempo había dormido, no lo sabía, pero el que hubiera sido le había venido de maravilla. El malestar que anteriormente la sofocaba se había esfumado por completo dejándola con una sensación indescriptible recorriéndola. Abrió los ojos para encontrarse sola en la cama completamente desnuda.Se incorporó sentándose sobre la cama retirando el pelo enredado de la cara. Recordaba vagamente lo ocurrido antes de quedarse dormida en los brazos de Cristián mientras un ligero rubor la cubría.-Demonios- se tocó la sien- Esto está acabando conmigo-Aun sentía su piel hormiguear por donde la había tocado, lamido, rozado. Su cuerpo respondía a cada caricia como si su
Y allí estaban los dos. Sentados en uno de los sofás de lujo en el área Vip de la gran discoteca de la pequeña ciudad. Cristián no entendía como sus compañeros habían convencido a su alfa para que los dejara ir. En las últimas fechas el gran lobo estaba renuente a darles unas merecidas vacaciones después del escándalo que se había formado con Dylan y una mujer, donde más de un lobo estuvo involucrado. Como reprimenda les había llenado la muy cargada agenda de trabajo a la mayoría de los integrantes de la manada y al muy capaz cuarteto lo había recluido en la casa custodiado por Dakota, con el cual no de atreverían a salir de los límites de la propiedad.Definitivamente algo no muy bueno tenían en mente y su alfa se estaba prestando. Esperaba que no fuera lo
Fuego. Esa era la palabra exacta para describir lo que la estaba recorriendo en aquel lugar. Su respiración era agitada, pesada, densa. Su cuerpo se había cubierto por una ligera capa de sudor caliente. Se sentía húmeda, desesperada, su interior latía por ser llenado. Pasó la lengua por los labios secos y tembló ante el tacto. Su cuerpo estaba muy sensible, incluso la tela de la ropa le rozaba una y otra vez poniéndome los pelos de punta.Tomó otro sorbo de su bebida casi terminada para aplacar el vapor que se generaba dentro de su cuerpo, pero el efecto fue totalmente contrario. Sintió como su corazón palpitaba desbocado en sus oídos y como la presión en su pecho aumentaba.-¿Estas bien?- el sofá se hundió a su lado. Mir&oacu
Cristián apretó el acelerador de su auto cuando dejaron atrás la carretera de la cuidad y se adentraron en los terrenos de la manda. Su respiración pesada le nublaba la vista dejándose llevar por el instinto para guiarse, porque ni siquiera su lobo lo podía ayudar ya que también estaba al borde del límite, arañando su interior, implorando salir. Chocar ahora, no era una opción.A su lado su compañera se revolvía incómoda pero no se atrevía a prestarle atención o prometía no llegar a la casa, y al menos quería que su primera vez juntos fuera lo más normal posibles, si aquello se podía llamar normal.El camino le pareció extremadamente largo y le hizo recordar cosas que no le agradaron. Apretó
Cristián sintió el cuerpo de su compañera estremecerse bajo él, mientras dejaba besos a todo lo largo, marcando la piel blanca, como evidencia de que aquella, era su mujer. Apretó el muslo suave disfrutando de la sensación del color y la humedad proveniente de su interior que se habría a su paso.La acarició con los dedos antes de introducirlos. Una capa de sudor lo cubrió al imaginarse la sensación que lo recorrería al enterrarse en ella, era tan estrecha, tan caliente.Su atención estaba enfocada sólo en su loba, en hacerle sentir, que aquella vez fuera lo más especial de su unión, pues sería el momento en que su lazo se completaría. Sería el uno para el otro, un solo ser, conectados en cuerpo y alma.