Fuego. Esa era la palabra exacta para describir lo que la estaba recorriendo en aquel lugar. Su respiración era agitada, pesada, densa. Su cuerpo se había cubierto por una ligera capa de sudor caliente. Se sentía húmeda, desesperada, su interior latía por ser llenado. Pasó la lengua por los labios secos y tembló ante el tacto. Su cuerpo estaba muy sensible, incluso la tela de la ropa le rozaba una y otra vez poniéndome los pelos de punta.
Tomó otro sorbo de su bebida casi terminada para aplacar el vapor que se generaba dentro de su cuerpo, pero el efecto fue totalmente contrario. Sintió como su corazón palpitaba desbocado en sus oídos y como la presión en su pecho aumentaba.
-¿Estas bien?- el sofá se hundió a su lado. Mir&oacu
Cristián apretó el acelerador de su auto cuando dejaron atrás la carretera de la cuidad y se adentraron en los terrenos de la manda. Su respiración pesada le nublaba la vista dejándose llevar por el instinto para guiarse, porque ni siquiera su lobo lo podía ayudar ya que también estaba al borde del límite, arañando su interior, implorando salir. Chocar ahora, no era una opción.A su lado su compañera se revolvía incómoda pero no se atrevía a prestarle atención o prometía no llegar a la casa, y al menos quería que su primera vez juntos fuera lo más normal posibles, si aquello se podía llamar normal.El camino le pareció extremadamente largo y le hizo recordar cosas que no le agradaron. Apretó
Cristián sintió el cuerpo de su compañera estremecerse bajo él, mientras dejaba besos a todo lo largo, marcando la piel blanca, como evidencia de que aquella, era su mujer. Apretó el muslo suave disfrutando de la sensación del color y la humedad proveniente de su interior que se habría a su paso.La acarició con los dedos antes de introducirlos. Una capa de sudor lo cubrió al imaginarse la sensación que lo recorrería al enterrarse en ella, era tan estrecha, tan caliente.Su atención estaba enfocada sólo en su loba, en hacerle sentir, que aquella vez fuera lo más especial de su unión, pues sería el momento en que su lazo se completaría. Sería el uno para el otro, un solo ser, conectados en cuerpo y alma.
-Despertaste preciosa, pensé que seguirías durmiendo por más tiempo- Cristian tenía una enorme sonrisa en los labios mientras estacionaba el auto en el jardín de la mansión- Ya llegamos a la casa--¿Qué fue lo que ocurrió anoche?--¿No recuerdas nada?--Si lo recordara no te estuviera preguntando- Alisha se ajustó la sábado sobre su cuerpo amarrándola a la altura del busto.La sonrisa se esfumó en el rostro del rubio y posicionó los brazos sobre el timón al apagar el auto.-Lo que te imaginas- La vio restregarse el cabello que había vuelto a su tono rojizo y la compr
-¿Así que eso es lo que significó para ustedes?- Las palabras sonaron graves saliendo de sus labios mientras las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas- ¿Un objeto que pueden manipular a su antojo? ¿Ese es el precio por salvar mi vida?Tanto Serguei como Cristián y los demás lobos se quedaron son habla.-Que irónico, no, Alisha Meyer pidiendo ayuda para mantener su vida a salvo y encuentro el peligro tan cerca como que está a su lado--Alisha no son así las cosas-Cristián intentaba razonar con ella.-¿No son así compañero?- se refirió a él con ironía- Verdad, me salvan la vida, pero a cambio, apen
Alisha corría por el largo pasillo decorado con piedras. La oscuridad era su única amiga y solo un débil rayo del sol provenía de la entrada. Su cuerpo fue alzado y soltó una gran carcajada.-Suéltame, suéltame--Te atrapé pequeño renacuajo- la voz del hombre mayor salía junto a risas, abrazando a la niña entre sus brazos.La pequeña rodeó el cuello masculino y besó su mejilla mientras este la llevaba hacia su oficina.-Papá que es eso- señaló en dirección a la ventaba donde varios hombres bajaban varias jaulas de tres camiones de cubierta negra.El hombre se
Alisha dejó que el agua cristalina del estanque le acariciara los pies. Era refrescante y tranquilizador. Su instinto animal y oído la había llevado allí, un pequeño espejo de agua oculto entre un conjunto tupido de árboles al este de la mansión, dentro de los terrenos del alfa. Acaso Serguei no sabía de aquella maravilla porque si no se declararía dueña de aquello.Aún sentía su cuerpo estremecerse ligeramente por los recuerdos visibles aun en su mente. Había dejado que Cristián la mimara y consolara por un rato considerable. Había llorado como una niña. Qué vergüenza. Otra vez en el fondo del pozo perdiendo su dignidad, aunque de eso ya no le quedaba nada.Al recomponerse no había rechazado su tacto, pero
Blaren sentía los latinos de su corazón en sus oídos más no los de la compañera de su gemelo. Aquello era malo. Le habían dejado su seguridad a su cargo y el iba y la echaba por la borda por ser recatado y no infringir la línea de respeto hacia las mujeres de otro. Línea su trasero y todos los infiernos del mundo. Puso sus manos sobre su pecho y apretó iniciando la reanimación pulmonar. Nada. Acercó su rostro al de ella y en contra de lo que le habían enseñado de no tocar la pareja de nadie, le dio aire boca a boca, este no era el momento para pensar en ello, necesitaba salvarla. Volvió a iniciar la reanimación y después de 5 movimientos, el cuerpo de la joven se sacudió y soltó un grueso buche de agua jadeando y tosiendo.Blaren soltó un suspiro de alivio
Alisha agarró el rostro de Cristián entre sus manos y lo miró. Las lágrimas machaban sus duras mejillas y la expresión de su rostro la conmovió.-Estoy aquí, lobo, no he muerto, no pongas esa cara como si me fueras a enterrar- intentó bromear para romper el ambiente tenso entre ellos.El lobo sostuvo sus muñecas y las apartó buscando sus labios. La besó con fervor como si fuera el último. Alisha a pesar de querer apartarse por la impresión se quedó allí sin moverse dejando que él se desahogara, sentía que lo necesitaba.-Por favor, no me dejes- su voz sonaba llena de súplica -Haré lo que desees, no volveré a forzarte, pero no me dejes- dec&ia