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El lobo plateado escuchó los arbustos moverse y agitó la cola con excitación al salir de ellos un hombre alto, totalmente desnudo.

–Mi hermoso, mi precioso alfa– se inclinó ante él en un movimiento de respeto y abrió sus brazos para que este entrara en ellos.

El lobo caminó hacia él y se restregó en su cuerpo mientras era besado en la punta de su morro y el entrecejo.

Ojalá pudiera cambiar tan fácil como antes. Jules lo oía lamentarse. Estaría en sus brazos todos los días.

Si, se amaban, pero no eran compañeros. EL chico lo pudo sentir. Conocía la sensación por el tiempo que había estado al lado de Darren y como reaccionaba su cuerpo cuando estaba junto a él. Aquellos dos, eran amantes, pero no estaban destinados.

–Mi amor, he descubierto una forma de que estemos juntos– el hombre se sentó abrazando el cuello del animal –Tengo un amigo que puede hacer todos los preparativos–habló esperanzado.

El lobo asintió con la cabeza y Jules se estremeció. El simple movimiento causó dolor. Se di
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