Jules abrió los ojos de golpe para encontrarse con los de su compañero.–¿Te sientes mejor?– le preguntó, sosteniéndolo entre sus brazos– Perdiste el conocimiento por unos segundos–su voz denotaba la angustia que lo dominaba.Él se incorporó con su ayuda y sintió los dedos de Louva que analizaban su pulso.–Fue otro recuerdo– respondió sonriendo al albino que se apartó más tranquilo.–¿Y qué viste? –Dominic se arrodilló frente a él.–No sé muy bien– lo miró a los ojos y frunció el ceño– Alfa, necesito saber la historia con detalles de la manada y cómo fue el ataque que hubo.–¿Cuál es el interés ahora en nuestro pasado, hasta hace poco no te interesaba nada sobre nosotros?– Dakota sobresalto a todos recostado en el marco de la puerta.Era verdad, sin embargo, ahora que la verdad estaba saliendo a la luz sentía la necesidad de tomar la responsabilidad con ese pasado que casi lleva a la manada al exterminio.–Darren ayúdame– entre él y Dylan lo pusieron de pie. Cuando se sintió seguro
–¡Corre!–escuchaba a su espalda la voz cargada de ansiedad–¡Escapa!– la persona amada yacía en el suelo chorreando sangre y empujaba su cuerpo con la poca fuerza que le quedaba– ¡ Fue un error! ¡Por favor, sálvate!– gritó antes que un buche de sangre desgarrara su garganta, cerrando las vías respiratorias, lo atraganto en una agonía espantosa y mortal hasta caer sin vida.Un dolor desgarrador lo recorrió ante la pérdida. ¡No! ¡No podía estar muerto! Su mente se negaba aceptar la muerte de su amor. La última oportunidad de ser amado. El sufrimiento paralizó todo su ser.El sonido de tres hombres vestidos de negro se hizo audible y él se giró mostrando sus colmillos y su rabia incontenida. Se abalanzó hacia ellos enfrentándolos, llegando al cuello del primero y destrozándolo en el acto. No era suficiente. Nada podía aplacar el dolor pulsante en su pecho.Miró al otro hombre que corría hacia él y arremetió hacia él. A solo unos segundos de poder alcanzar la piel del cuello, algo atrave
Jules cogió el décimo bocadillo y lo llevó a la boca sin saborearlo. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se había dado cuenta que llevaba rato comiendo y Dylan solo ponía plato tras plato delante de él.–¿Estás bien?– le preguntó el lobo rellenando su vaso.–¿Ehh?– él sacudió la cabeza –¿Decías algo?–lo miró confundido.–Jules, qué si estás bien, aunque sé que puede parecer estúpido preguntarlo–habló con mucha paciencia.Él asintió con la cabeza con una sonrisa fingida.–Mejor, no tienes que preocuparte– se llevó la mano a la sien y la apretó intentando quitarse el malestar constante y los recuerdos confusos que venían e iban. Aun la sensación de estar dentro de un cuerpo y no ser dueño de sus propios movimientos estaba vigente y eso lo incomodaba. ¿Qué decía? Lo aterraba y mostrarse fuerte le estaba pasando factura.Extrañó cuando era un simple humano sin más preocupaciones que su empresa, que por el momento se mantenía estable y gracias a su mano derecha, él podía dirigirl
Jules se dio cuenta que el sol estaba cayendo cuando se incorporó en la cama, dejando la comodidad del pecho de Darren, después de pasar un tiempo considerable conversando sobre sus sueños y la repercusión en la manada, incluso en el consejo. Hablar con el lobo le había resultado más reconfortante de lo que imaginaba, sobre todo cada vez que le contaba alguna anécdota relacionada con los integrantes de la manada.Había muchos que no conocía pues estaban fuera de casa en sus respectivas misiones, aunque algunos estaban por volver. Uno de ellos era un tal Raice que había llegado junto al alfa. Su pareja le había advertido que se mantuviera alejado de él. Era de todos, el que más tarde había podido dominar a su lobo por lo que era demasiado impredecible. Donde vivía antes los lobos lo incitaban constantemente a las peleas, pero Dominic lo había recogido y ahora vivía con ellos, mejorando así su carácter. Aunque mantenía su boca cerrada la mayor parte del tiempo.Jules pensó que tenía mu
Su cuerpo entero se encogió y retrocedió alarmando a su pareja que le lamió la oreja, nervioso. Sabía que tenía que sacarlo de allí, ni siquiera el cuarto de seguridad que tenían construido para emergencias había funcionado, a pesar de estar abrumado por la preocupación por sus compañeros no podía dejar que Jules cayera en malas manos, no por el hecho de que fuera su pareja, sino por todos los secretos que albergaba. Le hizo seña para que le siguiera, tenían que salir de la mansión y alejarse lo antes posible, estaba seguro que esa era la orden que le daría Dominic.Sacando la cabeza por la puerta vigiló y escuchó sonidos que se acercaban por la segunda planta, tenían pocos segundos. Darren salió corriendo con Jules a su lado y entraron en la habitación continua que tenía un gran ventanal, escaparían por él, aunque la caída sería peligrosa, no eran pocos los metros que los separaban del jardín.El lobo recobró su figura humana para abrir la ventana y en el proceso las heridas en su c
Jules sentía un vacío a su alrededor. Lo último que recordaba era el sonido de una pistola taladrándole los oídos antes de caer en la total inconsciencia. Intentó despejarse, mas le fue imposible. Era como si su cuerpo estuviera flotando en medio del océano.Buscó arduamente mediante el vínculo a su pareja. No pudo llegar a él. Al menos la marca seguía latiendo en su cuello, indicándole que aún estaba vivo. ¿Pero dónde?Haciendo todo el esfuerzo posible, se obligó a moverse. Estiró la pierna con cuidado para sentir una superficie fría y áspera en la planta descalza de su pie. Poco a poco abrió sus ojos y le tomó casi un minuto poder enfocar su alrededor.–¿Estás despierto?– reconoció la voz al momento e incorporó la cabeza en esa dirección haciendo que los músculos del cuello protestaran.–Blaren– dijo con voz pastosa.Lo vio suspirar con alivio.–Llevas inconsciente tres días, tenía miedo que no lo lograras– el lobo lo miraba cálidamente y parecía como si el peso de sus hombros se de
Jules tembló de miedo, de impotencia y de culpa.Retrocedió hasta tropezar con las oscuras frías paredes. No podía llamarlo, su olor había cambiado y más que atraerlo, lo hacía estremecer.No sabía que le habían inyectado, pero lo que fuera, la intención era que la tomara en contra de su voluntad. Y Blaren podía ser idéntico a su hermano gemelo, pero no era su compañero, aquél persona que podía sentirlo incluso cuando no quería, y que por primera vez ansió tanto que estuviera a su lado.Se abrazó el cuerpo como protegiéndose aun cuando eso le causó dolor en las heridas, que no entendía porque no acababan de cerrar. Normalmente no era problema, pero ahora parecían tan tiernas como cuando se las hicieron.El lobo se mantuvo quieto por unos segundos, las uñas y sus colmillos se habían hecho presente aun sin perder su aspecto humano, una hilera de saliva bajaba por el costado de su labio y el ceño fruncido le daba un aspecto más intimidante. Pero aquellos ojos, que lo miraban fijamente,
Un grito de dolor se contenía en los labios de Jules mientras numerosas agujas se enterraban en su piel. Las gruesas correas de piel la ataban a la mesa lastimando sus heridas apenas cerradas y a cada intento de convertirse, buscando liberarse, la presión en su cuello lo sofocaba cada vez más.¿Dónde estaba su compañero? ¿Acaso no le había prometido cuidarlo? ¿Por qué no estaba a su lado? Los momentos eternos en aquella celda, fría y húmeda solo le hacían extrañar el calor de sus brazos cuando la rodeaban. Si él no hubiera sido tan testarudo y se hubiera dejado conquistar más fácil; hubiera aprovechado el poco tiempo que estuvieron juntos.Una lágrima corrió a lo largo de su mejilla. Podría morir en aquel lugar, rodeado de personas que apenas conocía y Darren solo lo sabría por su vínculo. Había tenido que caer en aquella situación para percatarse de cuánto él lo valoraba, aun después que él se había molestado con él por parecer un chicle pegado a su cuerpo.Apretó sus puños. No querí