Natalia miró las puertas de las habitaciones sin saber a cuál dirigirse. Regresó su mirada Leonardo antes de hablar.
—¿Cuál de las dos es mía? —preguntó.
—¿A qué te refieres? —Leonardo alzó una ceja interrogante.
—¿Cuál será mi habitación?
—No, tu pregunta me quedó clara. Lo que no entiendo es porque lo preguntas.
—Hay dos habitaciones —dijo como si estuviera hablando con un niño.
—Y no hay ninguna regla que prohíba que una quede vacía. Entonces respóndeme ¿quieres tener tu propia habitación?
Lo pensó por solo un segundo y la respuesta era clara. No, no quería dormir lejos de él. Después de apenas una noche durmiendo con él, sentía que se sentía correcto compartir habitación.
—Tengo sueño —musitó Natalia soltando un bostezo.Después de unos días idílicos Leonardo y ella habían regresado al departamento ese día por la tarde. Fue un poco difícil regresar al mundo real. Había disfrutado tanto de estar en una burbuja de pasión y diversión junto a Leonardo. Al día siguiente él tenía que volver al trabajo y ella continuaría con sus deberes, pero eso no la desalentaba. Un vínculo se había establecido entre ellos y estaba segura que eso no se rompería al regresar a la cotidianidad. —Entonces será mejor que descanses, belleza.En ese momento los dos estaban recostados sobre la cama de Leonardo, él había insistido con ímpetu en que debía compartirla. No había presentado demasiadas quejas al respecto.—Me gusta eso —confes&o
Natalia fue hasta la habitación de Leonardo apresurada y se encerró dentro antes de llamarlo. Lo menos que quería era que sus padres escucharan su conversación. El teléfono timbró unas cuantas veces antes de que Leonardo por fin contestará. —¿Qué pasa, belleza? ¿Todo bien? —preguntó él. Tan solo su voz logró calmarla un poco. —Define bien —musitó. —No me asustes. ¿Algo pasó contigo o con el bebé? —Pese a su actual nerviosismo, sonrió por la auténtica preocupación de Leonardo. Había tenido tanta suerte al conocerlo. —No, nosotros estamos bien —lo tranquilizó. Él soltó un suspiro audible. —¿Entonces qué es? —Tus padres están aquí. —¡Rayos! La visita sorpresa. —¿Sabías de esto? —Sí. Bueno, no. Algo así. —Se enredó él—. Siempre vienen sin avisar, aunque nunca sé cuándo será con exactitud. Usualmente tardan un mes entre visita y visita o un poco más cuando yo voy a verlos. Debería llamar a Adriano par
—El bebé nacerá estresado si sigues preocupándote por cada cosa —bromeó Leonardo. Él estaba con la vista fija en la pista. Natalia ni siquiera se dignó en lanzarle una mirada molesta, de todas formas no tenía sentido cuando él solo se reiría despreocupado. —¿No crees que es muy pronto para que me presentes a tu familia? —Belleza, ya conoces a toda mi familia, incluido a mis padres. —Eso es diferente, no fue en un evento familiar. En cambio esto es otra cosa. Apenas llevaban más de una semana saliendo y ya estaba en camino a una reunión familiar. —Esto no es diferente. Los conoces y te conocen. Todo saldrá bien y al final del día ni siquiera recordarás porque estabas tan preocupada. Como siempre Leonardo parecía confiado y tranquilo. Dejó que un poco de su calma se le contagiara. Él tenía razón no era bueno que se estresara demasiado. Cuando llegaron a la casa de Matteo y Lia, no pudo evitar maravillarse con lo hermosa y
Eran las seis de la tarde cuando empezaron las despedidas, los niños se habían quedado dormidos hace poco y Natalia no parecía ser la única de los adultos que se sentía cansada en extremo.Los abrazos no faltaron y tampoco los deseos de que Natalia se uniera a ellos en la próxima reunión. Aunque no dio ninguna respuesta en específico, estaba deseando volver a reunirse con ellos. Después de despedirse de todos, subió al auto de Leonardo y los demás también subieron a sus propios vehículos. Uno a uno los carros se dirigieron a la salida.—Te dije que todo estaría bien —le dijo Leonardo con una sonrisa de suficiencia mientras se alejaban de la gran casa.—No tienes que ser tan arrogante al respecto —dijo sentándose de costado y levantando sus piernas. Podía sentir el cansancio adormeciendo su cuerpo.Leonardo s
Pasaron tres días desde la noche que vio aquel hombre que le resultó conocido. Durante esos días no pudo sacarse el pensamiento de que en realidad se trataba de él.Esa tarde Natalia estaba llegando al departamento después de un corto paseo al parque. Había tomado una siesta antes y al despertar se había sentido con ganas de salir. Tal vez habría sido mejor quedarse en casa por esos días, pero no le gustaba la idea de quedarse encerrada por sus miedos.—Hola, sobrina —la saludó una voz desde atrás.Sus sospechas se vieron confirmadas y entendió que sus preocupaciones de los últimos días no habían sido en vano. Una voz que no había escuchado durante más de seis meses y que habría preferido no volverla a escuchar nunca. Se preguntó cómo la había encontrado. Nadie sabía a donde se hab&iac
Leonardo dejó prestar atención al documento que tenía entre sus manos. Sus pensamientos se dirigieron a Natalia. Ella había estado demasiado tensa los últimos días. Sabía que algo le estaba pasando, pero no tenía de qué y ella no parecía dispuesta a querer compartirlo con él. La noche anterior había estado más tensa de lo usual; sin embargo, siguió fingiendo que todo estaba bien cuando él podía ver con claridad que no era así. Demasiadas posibilidades rondaron por su mente y la mayoría de ellas no le agradaban ni un poco. Decidió que era mejor no hacerse ideas equivocadas, sería mejor esperar que Natalia confiara en él y se lo contara ella misma. Aparte del pequeño misterio que Natalia le estaba ocultando, todo lo demás estaba marchando muy bien. Para alguien que hasta hace poco había pensado en las relaciones estables como un inconveniente, se sentía bastante feliz con lo que tenía con ella. Todavía estaban descubriendo a donde se dirigían, pero cada día sus
Natalia tenía la vista fija en la puerta del ascensor, por el reflejo podía ver que Leonardo la miraba esperando una respuesta. De alguna manera sabía que tenía que escucharlo antes de sacar conclusiones precipitadas. De todas formas no había visto nada que lo hiciera parecer culpable. Cuando había entrado a la oficina de Leonardo lo único que vio fue la espalda de la mujer en su oficina. No se había quedado para saber lo que en realidad estaba pasando. Salir apresurada había sido más un instinto de supervivencia. Eran sus propias inseguridades las que le habían hecho salir corriendo. —Hablemos mientras comemos —dijo por fin mientras la puerta del ascensor se abría. Salió primero y caminó hacia la salida. Leonardo la alcanzó con rapidez. —Valentino, me tomaré la tarde libre. —Lo escuchó decir, de reojo pudo ver que estaba al celular—. Está bien, nos vemos mañana. —No tienes que hacer eso. —Necesitamos hablar —musitó Leonardo con calma
Leonardo pensó que sin importar lo que Natalia le fuera a decir, seguro no era peor que lo que acababan de pasar. Ninguna cosa podría compararse al miedo que había sentido al pensar que la podía perder. No es como si se hubiera rendido sin luchar. No era conocido por ser de esas personas que se rinden.Cuando Natalia se había encerrado en la habitación de invitados se había sentido aliviado y asustado en la misma medida. Aliviado porque si ella quisiera alistarse para marcharse habría entrado en la habitación que ambos compartían. Asustado porque cada minuto que pasaba encerrada sentía que ella estaba planeando como dejarlo.Se había sentido tentado a ir a buscarla más de una vez, pero se había contenido. Si la hubiera presionado, las cosas tal vez habrían resultado diferentes.Cuando Natalia había salido por fin, se sintió aliviado. Ahora con l