Capítulo 30

Eran las seis de la tarde cuando empezaron las despedidas, los niños se habían quedado dormidos hace poco y Natalia no parecía ser la única de los adultos que se sentía cansada en extremo.

Los abrazos no faltaron y tampoco los deseos de que Natalia se uniera a ellos en la próxima reunión. Aunque no dio ninguna respuesta en específico, estaba deseando volver a reunirse con ellos.  

Después de despedirse de todos, subió al auto de Leonardo y los demás también subieron a sus propios vehículos. Uno a uno los carros se dirigieron a la salida.

—Te dije que todo estaría bien —le dijo Leonardo con una sonrisa de suficiencia mientras se alejaban de la gran casa.

—No tienes que ser tan arrogante al respecto —dijo sentándose de costado y levantando sus piernas. Podía sentir el cansancio adormeciendo su cuerpo.

Leonardo s

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