Natalia tenía la vista fija en la puerta del ascensor, por el reflejo podía ver que Leonardo la miraba esperando una respuesta. De alguna manera sabía que tenía que escucharlo antes de sacar conclusiones precipitadas. De todas formas no había visto nada que lo hiciera parecer culpable.
Cuando había entrado a la oficina de Leonardo lo único que vio fue la espalda de la mujer en su oficina. No se había quedado para saber lo que en realidad estaba pasando. Salir apresurada había sido más un instinto de supervivencia. Eran sus propias inseguridades las que le habían hecho salir corriendo.
—Hablemos mientras comemos —dijo por fin mientras la puerta del ascensor se abría.
Salió primero y caminó hacia la salida. Leonardo la alcanzó con rapidez.
—Valentino, me tomaré la tarde libre. —Lo escuchó decir, de reojo pudo ver que estaba al celular—. Está bien, nos vemos mañana.
—No tienes que hacer eso.
—Necesitamos hablar —musitó Leonardo con calma
Leonardo pensó que sin importar lo que Natalia le fuera a decir, seguro no era peor que lo que acababan de pasar. Ninguna cosa podría compararse al miedo que había sentido al pensar que la podía perder. No es como si se hubiera rendido sin luchar. No era conocido por ser de esas personas que se rinden.Cuando Natalia se había encerrado en la habitación de invitados se había sentido aliviado y asustado en la misma medida. Aliviado porque si ella quisiera alistarse para marcharse habría entrado en la habitación que ambos compartían. Asustado porque cada minuto que pasaba encerrada sentía que ella estaba planeando como dejarlo.Se había sentido tentado a ir a buscarla más de una vez, pero se había contenido. Si la hubiera presionado, las cosas tal vez habrían resultado diferentes.Cuando Natalia había salido por fin, se sintió aliviado. Ahora con l
Después de dejar a Natalia con Bianca los tres hermanos se montaron al carro de Adriano, el mismo que insistió en conducir. Leonardo le dio la dirección y se pusieron en marcha. Ninguno de sus hermanos dijo nada respecto al hecho que se dirigían a una de las zonas más pobres. —A alguien le importaría ponerme al tanto de que es lo que haremos —musitó Adriano sin dejar de mirar al frente. —Le haremos una pequeña visita al tío de Natalia. —¿Y por qué parece que no tendrás una charla amistosa con él? —Él amenazó a Natalia para que le diera dinero. —Miró a sus dos hermanos, sabía que había cosas que no podía compartir sin sentirse como si traicionara a Natalia; pero podía decirles lo importante, sobre todo teniendo en cuenta que ellos habían venido sin preguntar. >>No es la primera vez que él la amenaza. Viene y le pide dinero. Su historial no es muy buenos. Él es el único pariente que Natalia conoce desde que era una niña, pero nunca cuido d
Natalia tenía la vista fija en el televisor, pero no tenía idea de que trataba la película que Bianca había puesto. Era una comedia, o eso suponía por las risas de su acompañante.Había pasado un poco más de una hora desde que Leonardo se había marchado con sus hermanos. Él no le dio ninguna pista de lo que harían, lo único que le dijo fue que iría a visitar a su tío. Era obvio que no era una visita amistosa, mucho menos si sus hermanos lo habían acompañado.Debía sentirse mal por lo que le iba a suceder a Samuel, pero hace tiempo le había dejado importar lo que pasara con él. Lo único que le interesaba era que Leonardo no se metiera en problemas al tratar de protegerla.—Ellos estarán bien. —El comentario de Bianca surgió de la nada. Al parecer era demasiado notorio en lo que estaba pensando.<
—Señora Caruso —llamó la doctora cuando llegó el turno de Natalia.Estaban en el consultorio de la doctora que había atendido el parto de su hermana y estaba llevando el control de su cuñada. Había tenido que hablar con su gemelo para conseguir el nombre y la dirección. Valentino le había dado la información sin hacer demasiadas preguntas, aunque pareció un gran esfuerzo para él no hacerlo.A Natalia no le había gustado demasiado la idea de cambiar de doctor; sin embargo, después de darle una lista de motivos por los cuales era una mejor opción, ella había terminado cediendo.Leonardo se puso de pie, le extendió una mano a Natalia y fueron hasta el consultorio.La doctora los invitó a pasar con una mano y luego cerró la puerta tras de ellos antes de acercarse detrás de la mesa e indicarles que tomaran asiento.—¿Usted debe ser el señor Caruso? —asumió la doctora. Leonardo notó como Natalia se sonrojaba a su lado.No sabía si la doctora no lo
El recuerdo de todo lo sucedido en el consultorio no dejaba a Natalia pensar en nada más. Estaba demasiado feliz como para siquiera intentarlo.Conocía a Leonardo un poco más de un mes y habían estado juntos más de la mitad de ese tiempo. Sin embargo a veces pensaba que era mucho más. La manera en que Leonardo se había comportado ese día en el consultorio había sido única. Siempre sujetando sus manos, hablándole cada vez que la notaba nerviosa, realizando preguntas sin parar y sobre todo aseverando que serían padres. Él estaba más que seguro de lo que quería y había logrado hacerla sentir más segura.¿Era muy pronto para amarlo? Se preguntó. Porque sabía que lo sentía en su corazón no podía ser más que amor. Era la primera vez que sentía algo tan profundo y hasta cierto punto la asustaba. Los mied
Natalia despertó gracias a unas caricias en su rostro. Al abrir los ojos lo primero que vio fue el rostro sonriente de Leonardo muy cerca del suyo. Él terminó de cerrar el espacio entre ellos y la besó. En corto tiempo se había convertida a sentir los labios de Leonardo en cuánto despertaba. Cada mañana antes de ir al trabajo él la despertaba solo para despedirse. Ni siquiera estaba muy consciente cuando él se iba, pero le gustaba que lo hiciera. —Hola, dormilona —le dijo Leonardo dejando ir sus labios—. Es hora de despertar, debes comer. El bebé te devorara por dentro si no alimentas pronto. Natalia dejó escapara una risita. —Seguro que no es así como funciona, la doctora lo habría mencionado. —Bueno, uno nunca se sabe. —Leonardo no parecía dispuesto a renunciar del todo a su teoría—. Tendré que leer al respecto más tarde. Sacudió la cabeza sin dejar de sonreír. Natalia se iba a asegurar de que Leonardo no leyera demasiados de eso lib
Esa mañana cuando Leonardo se levantó lo que menos esperaba era tener que encontrarse con Maurizio.Había pasado un poco más de un mes desde la primea consulta de control de Natalia. Todo estaba marchando más que bien, ambos estaban fortaleciendo su relación y ella confiaba más y más en él.En lo que respectaba a su familia ellos la querían, algo para nada sorprendente. Lia, Bianca, Ava y Natalia se habían vuelto más cercanas y solían reunirse una vez a la semana para tomar un café y conversar. Natalia era más segura y fuerte que cuando la conoció.No le habría molestado que las cosas siguieran tranquilas, pero sabía que Maurizio aparecería en cualquier momento. Las personas de su calaña siempre aparecían queriendo arruinar la vida de los demás. Tener a Maurizio allí solo podía ser un indicio de q
Natalia observó cómo un niño corría detrás de otro. Los dos se reían a carcajadas y era casi un milagro que ninguno se hubiera tropezado con algo aún. Ambos estaban más concentrados en divertirse que en tomar precauciones por donde ponían los pies. Había visto a los que creían sus padres, sentados al otro lado del parque observándolos con atención mientras mantenían una conversación. Estaba segura que si uno de los niños caía, ellos los alentarían a levantarse y continuar. Cada tarde que acudía le gustaba tomarse un tiempo para observar a las personas que iban. Conocía a muchos de vista y en alguna ocasión había hablado con algunas madres. Natalia consideraba informativo escuchar sobre la crianza de niños.Sonrió, era algo que hacía con demasiada frecuencia durante las últimas semana