Capítulo 28

Natalia fue hasta la habitación de Leonardo apresurada y se encerró dentro antes de llamarlo. Lo menos que quería era que sus padres escucharan su conversación.

El teléfono timbró unas cuantas veces antes de que Leonardo por fin contestará.

—¿Qué pasa, belleza? ¿Todo bien? —preguntó él. Tan solo su voz logró calmarla un poco.

—Define bien —musitó.

—No me asustes. ¿Algo pasó contigo o con el bebé? —Pese a su actual nerviosismo, sonrió por la auténtica preocupación de Leonardo. Había tenido tanta suerte al conocerlo.

—No, nosotros estamos bien —lo tranquilizó.

Él soltó un suspiro audible.

—¿Entonces qué es?

—Tus padres están aquí.

—¡Rayos! La visita sorpresa.

—¿Sabías de esto?

—Sí. Bueno, no. Algo así. —Se enredó él—. Siempre vienen sin avisar, aunque nunca sé cuándo será con exactitud. Usualmente tardan un mes entre visita y visita o un poco más cuando yo voy a verlos. Debería llamar a Adriano par

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