58: Amenazas cumplidas

Pensé por un momento que Devika no iba a besarlo, pero me equivoqué. Ella se lanzó a este hombre y le dio un beso tan apasionado que sentí una gran vergüenza.

—¡Suelta a mi hermana!

Lorcan lejos de soltar a Devika más bien la sostuvo para evitar que se viniera al suelo, cuando Zahid miró que hubo un intercambio de lenguas se fue para detener esto y yo lo seguí.

—¡Lorcan! Suelta a mi hermana si no quieres que te dé una paliza.

Él no dijo nada, solo levantó un dedo como diciendo que esperemos un segundo y con su otra mano seguía deteniendo a Devika que incluso deslizó sus labios al cuello de este hombre.

—¡Devika! —Zahid gritó más fuerte —suelta a ese tipo que solo se está aprovechando de ti.

Zahid tomó de la cintura a Devika, pero ella se encontraba aferrada al cuerpo de Lorcan. Por mi parte decidí hacerme a un lado y dejar que ellos resolvieran este asunto.

—¡Kenna, necesito que me ayudes!

—Creo que lo mejor es que los dejes, al final ambos están solteros y pertenecen al mismo círcul
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