La Sra. Merry colgó el teléfono. Por mucho que intentara denigrar a Anna, la realidad era lo contrario, Anna no era tan mala como la acusaban. Sin embargo, su corazón seguía tan duro como una piedra.

"Por muy buena que sea, ella sigue siendo una mujer pobre. No cumple con el criterio para ser una nuera ideal. No solo yo, sino todas las madres en el mundo desean que sus hijos tengan la pareja adecuada."

La Sra. Merry intentaba justificar sus acciones para no sentirse culpable. Pero aun así, su mente no estaba en paz, especialmente al ver la vida de su único hijo hecho un desastre.

"Todo pasará, el tiempo arreglará las cosas," murmuró quedamente. Tomó la foto que estaba en la mesita de noche, una instantánea de ella con Rafael y su difunto esposo. Rafael reía alegremente en la foto y lentamente se había vuelto frío después de que su padre dejara este mundo. Rafael era muy cercano a su padre, pero no tanto a su madre, que estaba ocupada con sus propias actividades.

"Voy a devolverte esa