Los cálidos rayos de sol del atardecer se estrellaban contra mi rostro, ocasionando con ello que cerrara los ojos ante la molestia que estos le provocaban a mi visión. Gael se echó a reír, llevando una mano hasta mi cabello para acariciarlo.
Sonreí, soltando lentamente la respiración. Mantenía mi cabeza en sus piernas, y mis dedos entrelazados sobre mi abdomen, el agua se oía correr suavemente entre los postes que sostenían el viejo muelle en el que estábamos sentados. Ahora entendía por qué a Gael le gustaba tanto este lugar, pues la tranquilidad que transmitía no se comparaba con nada.
—Podría quedarme aquí para siempre —dije en voz baja, abriendo los ojos.
Fruncí el ceño al ver su expresión; mantenía su mandíbula apretada y su mirada hacia un punto fijo en el lago.
—¿Gael? —repetí, levantando una mano para acariciar su mejilla.
Un suspiro se escapa de sus labios, lleva su otra mano hasta la
Estiré mi mano, palpando el lugar a mi lado, pero no encontré nada; recordaba que Gael se había dormido a mi lado, lo que se me hacía extraño que ya no estuviera. Los rayos del sol comenzaban a colarse entre mis cortinas abiertas, y una fría corriente de aire me hizo esconderme aún más entre las cobijas.Debía de ir a la escuela, pero mi cuerpo se oponía a que lo sacara de la cama. Sabía que la gran flojera que sentía era debido a Aaron... simplemente no quería ir y encontrarme con él. Más bien deseaba poder esconderme en la comodidad de mi pequeña cama para toda la vida.Abro los ojos lentamente, mientras los froto con las palmas de mis manos, para alejar toda pesadumbre de la noche anterior. Me siento encorvada en la cama, observando a la alta figura que estaba de pie frente a mi ventana, vistiendo únicamente sus pantalones, los cuales los llevaba desabrochados. En su mano derecha mantenía su móvil, con el cual parecía estar muy distraído,
—¡Entiende! ¡Me muero de los celos! —volvió a gritar Gael, golpeando con fuerza el volante con ambas manos. Me estremecí, agarrándome fuerte del cinturón de seguridad.Su rostro estaba rojo de la cólera, sus nudillos estaban blancos por la presión que ejercían en el volante, su labio inferior temblaba sin cesar, mientras trataba de contener su rabia. Y yo... yo solo estaba imaginando que estaba en una película de Rápidos y Furiosos. No había dejado de gritar desde que habíamos salido de la escuela, él simplemente quería regresar y continuar golpeando a Aaron.—Gael, bebé. Trata de calmarte.—¿Qué me calme? ¿Crees que es agradable que un bastardo me diga frente a todos lo bien que se la pasaba con mi novia?1, 2, 3... 1, 2, 3. 1, 2, 3, 4, 5, 6... No voy a gritar...Simplemente debo de enfocarme en la tranquilidad...
Dee estaba sentada frente a mi cómoda, con un lápiz labial color rosa en su mano. Sky trataba de decidir si llevar tenis o tacones al baile. Yo solo estaba mirando fijamente a Dee, con el ceño fruncido y los brazos cruzados a la altura de mi pecho.La chica no dejaba de mover los labios frente al espejo, tarareando la empalagosa canción del Titanic. Yo me iba a encargar de hundirla en lo más profundo del océano si no terminaba por contarme sobre su raro espécimen de novio.Al percatarse de mi nada agradable atención en ella, deja de maquillar sus labios y se gira hacia mí.-¿Sucede algo? -pregunta, levantando las cejas.-No lo sé, dímelo tú. ¿Por casualidad hay algo de lo que quieras hablar?Su mirada repara en mi vestido, y luego en mi cabello, al final termina por mirarme directamente al rostro.-¿Me gusta tu vestido, pero no tu peinado?Pongo los ojos
Debía de admitir que el comité de fiestas de la escuela había hecho un gran trabajo con la actividad; inclusive sacaron al rey y la reina de San Valentín.Y al escuchar quienes eran los favorecidos de tan hermosas coronas, lágrimas amenazaban con salir de mis ojos ante el ataque de risa que me había dado.Gael empujaba a Sky mientras esta se resistía y maldecía al mismo tiempo. Y Audrey se reía a carcajadas señalando a Caleb, quien simplemente lo fulminaba con la mirada. Aún no entendía como habían ganado, si para ello alguien debió de haberlos nominado... mi mirada vagó un poco más allá de Sky, solo una persona estaba tratando de no reírse mientras fingía no estar interesado en los chicos que no querían pasar a la tarima donde los llamaban una y otra vez.Thomas... él debió de haber sido el causante de tan perfecta broma.—¿Cómo es que ahora soy la reina? —se quejó Sky—. ¡Ni siquiera me anoté en esa mierda! ¡
GAELNo bajes la mirada....Podía sentir como una vena resaltaba en mi garganta gracias a la presión que estaba ejerciendo para no moverme de mi sitio.Me encontraba estático. Era la primera vez que no sabía qué hacer. Mantenía la mirada fija en la de ella, aguantando la tentación de no ver hacia abajo.Frankie estaba de pie frente a mí, solo con su ropa interior puesta y yo me preguntaba como carajos estaba aguantando tanto para no habérsela arrancado y poseerla ahora mismo. Un pequeño rubor se adueñó de sus mejillas al notar mi estado de embobamiento.No bajes la mirada —me repetí.¡Con un demonio! ¿Quién iba a soportar tanto no ver ese escultural cuerpo que ahora tenía en frente?Me encontraba observándola; mi mirada se desplazó lentamente po
Abrí los ojos por las interminables ganas que sentía de hacer pipí. Mi vejiga parecía que estallaría en cualquier momento. Salí del abrazo de Gael, quien dormía placenteramente a mi lado. Caminé de puntitas para salir de la habitación sin hacer ruido. No se me apetecía despertarlo.Salí al pasillo y miré a ambos lados, una última puerta color blanco parecía ser el baño. Fui ahí y me encerré enseguida. A penas había llegado a tiempo. Cerré los ojos, sintiendo el delicioso placer que se siente al desocupar la vejiga cuando esta parecía estallar... creo que eso fue mucha información... Acomodé mi ropa interior y jalé de la cadena. Me detuve frente al espejo, mojé mi rostro con agua fría para espantar el sueño y luego miré mi reflejo. Levanté mi cabello y moví mi cuello, revisando cada parte de este por manchas visibles. Sonreí cuando miré una mancha morada bajo mi oído izquierdo.A pesar de no haber hecho el amor con Gael, habíamos compartido m
Miré hacia la pequeña ventana que se encontraba arriba de esas frías paredes. Era la única ventana que había en el lugar. Por lo demás todo estaba oscuro. Afuera se escuchaba una fuerte tormenta, la lluvia azotaba con fuerza, acompañada de truenos que retumbaban el pequeño lugar en el que nos encontrábamos. Cerré los ojos, pensando en Frankie; debería de estar en su cama, abrazándola para que no temiera de la tormenta. Y no aquí.Me pasee de un lado hacia otro, viendo hacia los malditos barrotes de la celda donde nos habían encerrado. Todo había salido perfecto en esa casa, Aaron estrenaría un nuevo corte y depilación de cejas, además de que su foto, donde apenas se podía apreciar su pequeño miembro, se encontraba en mi teléfono, lista para ser utilizada si fuese necesario. Nadie se había enterado, ni el mismo hijo de perra lo hizo, pero ese policía tuvo que vernos al bajar de la ventana...Miré hacia la mierda que llamaban cama; no era más
—El juego es el viernes por la noche. ¿Estarás ahí? —Gael me preguntó, inclinándose hacia adelante en la mesa de la cafetería, para estar frente a mí.Mantenía mi vista hacia la puerta, esperando ver a Aaron en cualquier momento. Había escuchado rumores durante toda la mañana. Al parecer ahora era completamente calvo, además, de que llevaba unas cejas dibujadas con lápiz de los que utilizamos las chicas para maquillarnos.Desvié la mirada para ver a Gael. Ambos estábamos almorzando solos. Sky se había ausentado a la escuela, pues al parecer había adquirido un virus y ahora estaba muy sensible, no dejaba de vomitar. Mientras que Caleb, Thomas y Dee, aún no se habían aparecido.—No podría perdérmelo —le sonreí, dando un asentimiento.Sus ojos se estrecharon, escrutando directamente en los míos.—Hoy has estado muy callada.No había dejado de pensar en mi examen de admisión. Estaba