Vladímir Estoy muy estresado, necesito relajarme, necesito una presencia femenina en mi vida. Siempre me enfoco muchísimo en mi trabajo y me olvido por completo de que necesito una vida propia. Llego al club de las Diosas, me escondo en las sombras, veo diferentes tipos de hombres y algunos los conozco. Noto a muchas mujeres mostrando sus pechos; debo de decir que me tienta, pero no del todo. No soy un hombre que le encante estar con mujeres que han sido tocadas por muchos hombres. Vengo a estos lugares para recordar cómo es ver a una mujer desnuda. Sí, he tenido mis mujeres, pero las que llegan a estar conmigo deben de tener algo especial, no sé qué es, pero algo que me llame la atención. Observó bien el lugar, y mi mirada se detuvo en una linda mujer muy pequeña. Noto que se esconde, pero debo de admitir que eso me intriga. "¿Por qué una mujer de este tipo de lugares se esconde"? Tiene un buen cuerpo, es muy pequeña de estatura, pero es muy linda. Siento que algo despierta
Anabela Comienzo a abrir mis ojos; hay demasiada luz. Mis ojos se comienzan a acostumbrar a la luz. Miro a todos lados y me comienzo a asustar porque no sé dónde estoy. Noto a un hombre alto, piel blanca, cabello oscuro; tiene barba, tiene una linda cara y creo que tiene los ojos verdes. Yo conozco a ese hombre, es el hombre del club. Me siento en la cama y veo que tengo muchas cosas conectadas a mí. —No te los quites; eso te ayuda —habla el hombre extraño. —¿Dónde estoy? —Le pregunto. —En un hospital —me responde. —Eso ya lo sé, ¿pero cómo llegue hasta aquí? —le indagó enojada. —Cálmate, yo te traje aquí; te encontré en un contenedor de basura casi sin vida —me cuenta. —Piensan que morí, esos hijos de perra —susurró algo despacio. —¿Quién piensa que moriste? —me cuestiona el hombre que escuchó. —Eso no te interesa —le digo. —¿Dime quién eres? Yo no te haré daño, te lo prometo —me dice en un tono gentil. —¿Quién eres tú primero? ¿Y cómo sé que puedo confiar en ti? Mucho
DanteDebo de reconocer que después de ver por última vez a Anabela hizo algunas cosas.Le propuse matrimonio a Ava, que la verdad no recuerdo cómo pasó. Estaba muy borracho.También no recuerdo de cómo es que nos fuimos de viaje; solo recuerdo que ya íbamos en el avión.Fuimos de nuevo a Sicilia, al mismo lugar donde llevé a Anabela.Como siempre Ava en su mundo, se toma fotos, sale corriendo al mar, pero yo no encuentro diversión.Hay demasiada gente en la playa; volteo hacia un lado y veo a una joven blanca pequeña de cabello negro. Me incorporó de golpe y me quitó los lentes."Anabela"Veo que la joven se da la vuelta y no es Anabela.Me vuelvo a recargar en la silla y pongo mi mano en mis ojos.—¿Qué me pasa? —me preguntó a mí mismo.Quito mis manos de mis ojos y vuelvo a ver Ava; veo que está con un hombre moreno.Noto que coquetea con él; veo como le toca el brazo.La observo muy atentamente; veo cómo mueve su cabello coqueteando.Me levanto de la silla y camino a grandes zanca
Era un día muy especial para Anabela, una chica pequeña de piel blanca, cabello castaño oscuro, ojos grandes de color azul, labios carnosos, hermoso rostro. Para una joven que acaba de cumplir los 18 años se ha desarrollado perfectamente bien. Estaba tan entusiasmada porque después de meses rogándole a su padre para que la llevara a la gran fiesta de máscaras, por fin había aceptado llevarla. Ese día tan esperado era hoy, ella estaba sentada frente al gran espejo maquillándose, se ponía en sus labios un labial color red vuelve, se dio los últimos retoques. Se puso un vestido color rouge acentuado en la parte de arriba de sus pechos, con un hermoso escote que dejaba al descubierto su espalda y sus pechos, el vestido era largo porque le llegaba hasta los pies y tenía un hermoso corte en la pierna. Ella se miró en el espejo, se puso unas hermosas zapatillas con tacón y tomó su máscara de encaje al mismo color que el vestido. Salió de su habitación bajo las escaleras de la enorm
DanteHan pasado exactamente dos años desde que comencé la búsqueda de esa joven que en ningún momento he podido sacar de mis pensamientos, recuerdo el olor de su perfume, suavidad de su piel, esos hermosos ojos azules, esos labios que recuerdo su sabor tan rico y me excita.El pequeño gemido que escuche provoca que se me erice la piel.Durante todo este tiempo mis ganas por esa joven no hacen más que crecer, cada vez que estoy con una mujer en mi mente, recuerdo a esa joven a esos hermosos pechos redondos que tiene, recuerdo su parte lo cálida y caliente que estaba.Muero de ganas de hacerle todas las sucias que tengo en mente, hacerla gritar mi nombre.Lo más raro es que en todo este tiempo no he podido encontrar mucha información de ella, eso es raro.Solo sé que su nombre es Anabela y eso porque de niña asistió a una escuela religiosa.He estado siguiendo a Francisco, ya que no he encontrado mucha información de ella, lo más conveniente es que él vaya a verla.Escucho pasos acerc
Dante Estoy echo una furia, de tan solo pensar como ese hombre tocaba a mi mujer me dan ganas de ir y matarlo.—¿Cuéntame como fue tu encuentro con tu niña? —pregunta Mateo sacándome de mis pensamientos.—Pues, no del todo bien, la busque por 2 años, cuando la encuentro me rechaza, verla que otro hombre la estaba besando y tocando, estoy muy enojado —le digo.—Pues que esperabas, tú eres un viejo de 29 años con una joven de 20, pues no la cagues —me dice con su típica voz de sabelotodo.—¡No soy un viejo! Cualquier mujer moriría por estar a mi lado, lo tengo todo dinero, soy guapo y tengo poder —lo digo con una voz de seguridad.—Pues has dicho cualquiera menos esa niña —dice mi amigo, casi burlándose de mi.—Es un puto dolor de cabeza —le digo a mi amigo con un tono de frustración.—Ya muero por conocer a esa niña, me comienza a caer bien —dice mi mejor Mateo, en tono de burla.—Jajaja, crees que te la voy a presentar, conozco tu fama de mujeriego —le digo en tono de enojo y burla.
Dante Después de cenas con Anabela en la cual no nos dirigimos la palabra. "Que bueno" porque esperaba que me hiciera una escena en la mesa. Pero no simplemente ceno y se fue a la habitación. Estoy en mi despacho arreglando unos asuntos pendites. Me encuentro cansado y estresado. El padre y el hermano de Anabela me han dado algunos problemas. El primero llegan a una de mis casas he intentan hacer un escándalo pero mis hombres hacen que les caiga una lluvia de balazos. El segundo fueron a uno de los puertos donde descargó mi merca y quemaron mi barco. —Debo de dejarles claro que no les regresaré a mi niña —debo de pensar que hacer pero intentaré ser más cuidadoso y proteger todo no pienso seguir perdiendo dinero por ellos. Además con Anabela todo lo que hagan con ella me las cobraré todas, ella es el mejor pago que pude tener. Miro mi reloj de mano y noto que son las 12:00a.m, necesito dormir despejarme un poco. Salgo de mi despacho subo los escalones y me encuentro frente a
Dante Voy en el auto con esta niña que solo provoca problemas. Pero debo de admitir que me encanto verla en lencería sexy, ya quería hacerla mía en ese probador, no lo hice porque se que ella vendrá a mi. Me enojo demasiado que me aventara la lencería, mis hombres querían agarrarla pero no los deje, yo le enseñaré obediencia. No conté con que intentaría escapar. Pero debo de admitir que me encantan las persecuciones y los retos. Durante todo el camino, mi niña no me volteo a ver en ningún momento siempre mantuvo su mirada en la ventana con su típica carita de enojada. Llegamos a mi mansión, en cuanto se detiene el auto ella se baja de inmediato, voy tras ella. Entramos los dos a la habitación y ella de sienta en la cama. —En la noche iremos a un lugar espero y estes lista a las ocho si necesitas algo tienes a la señorita Sofía a tu servicio —no me responde. Salgo de la habitación hacia mi despacho en la sala me encuentro a mi amigo Mateo. Nota mi cara de enojo y frustración,