DanteHe buscado por todos los putos basureros de la ciudad y no hay ni rastros de Anabela.No sé qué me pasa, algo dentro de mí me dice que está viva.Pero ya la busqué por todos los hospitales y morgues, pero no hay rastro de ella.Cada noche recuerdo a Anabela. Recuerdo su aroma, su linda piel, sus ojos y su sonrisa.Todas las noches tengo esos mismos sueños; pensé que se irían, pero no siguen y siguen.He matado a muchas personas y nunca había tenido esto antes, y con ella es diferente.Suelo despertar sudando en las noches; no sé qué me pasa.Comienzo a creer más y más en que sí me enamore de ella.Pero tengo otro problema: mi madre está encima de mí; desde hace unas semanas se la pasa marcándome; me pregunta por Anabela y siempre ignoro sus palabras.Pero sé que en cualquier momento va a venir; sé que intentará matarme cuando se entere.—¿Por qué sigues haciendo esto? —me interroga Mateo sacándome de mis pensamientos.—¿A qué te refieres? —le preguntó.—¿Por qué sigues buscando
Vladímir Estoy con Francisco en su despacho arreglando unos cargamentos. Pero comienzo a recordar y una alegría enorme me llega al saber que puedo estar cerca de Any. —¿Qué raro, te veo sonreír? —me dice Francisco sacándome de mis pensamientos. —Claro que si estoy feliz —le confirmó. —¿Esa felicidad se debe a Any? —Sí, no pensé que llegaría a estar así por una mujer —admití. —Me da gusto verte feliz y, como veo que te interesa de verdad, mi hermana te dirá algo —me dice. —Todo lo relacionado con Any me interesa —mencionó. —Dentro de tres meses será su cumpleaños —me cuenta. —En serio —le digo sorprendido. —Sí, no sé si tú quieres hacerle algo, pero te diré que le daré yo. La llevaré a la playa donde nuestro padre la llevó de niña —me platica. —Entonces iré con ustedes y le daré mi regalo en la playa. —Bueno, yo iré planeando el viaje, quiero que todo salga perfecto, quiero que ella se olvide de todo lo que le ha pasado —manifestó. —Está bien. Bueno, si ya terminamos, iré
DanteHan pasado dos meses, mi madre no me habla después de saber la verdad y mi hermana me odia.Pero eso no me importa ni un poco; durante estos dos meses sigo buscando Anabela, pero no la he encontrado.Me daré por vencido; ella está muerta.Comienzo a escuchar la música nupcial; eso me trae de nuevo a la realidad.Estoy en el altar esperando a mi futura esposa; ella decidió el lugar donde quería que nos casáramos y tuvo que ser en la misma playa donde yo antes preparé todo.No hay invitados: solo mi amigo Mateo y los amigos de Ava.Veo cómo ella comienza a caminar hacia mí, ella que está feliz, pero yo no encuentro ninguna felicidad…Llega hasta mí y los dos vemos al juez…Comienzo a aburrirme; solo escucho puro bla-bla-bla.Intento ignorar todo lo que dicen. Veo que Ava firma y después yo.—Bueno, ahora ante la ley son marido y mujer; pueden besar a la novia —nos dice el juez.Me acerco. Ava le quitó el tonto velo de la cara y la veo atentamente. Me acerco y me doy un pequeño bes
P.O.V Anabela Ya han pasado dos meses; mi estómago se comienza a ver. Bueno, no es tanto, pero cada vez que me baño siempre veo mi pequeño bulto. En un mes más sabré que es si es niño o niña; la verdad no sé si quiero saber que es. En cada una de mis citas Vladímir ha estado conmigo. Siempre se refiere a mi bebé como su bebé. Hasta me ha dicho nombres de bebés. Es un hombre muy sorprendente. Mi hermano me ha contado cosas de él. Me ha dicho que siempre fue un hombre muy frío, distante y solitario. Que hasta pensaba que era homosexual, porque dice que nunca lo ha visto con una mujer. Pero yo no he tenido la oportunidad de preguntarle ese tipo de cosas; siento que si le pregunto ese tipo de cosas es que no sé meterme en su vida privada, no sé si siento algo por él y tengo miedo a que me vuelvan a lastimar. En estos dos meses él ha afectado algo en mí; siento felicidad cada vez que lo veo. —Hey, hermanita —escucho la voz de mi hermano. —Sí, qué pasa —le digo. —Te estoy hablan
Anabela Veo que se sigue acercando, cierro mis ojos, siento sus labios en los míos. Mis labios se mueven respondiéndole a su beso. Me besa muy tiernamente; siento como sus manos hacen que me pegue más a él. Pongo mis manos en su cuello y nos seguimos besando. Me comienza a recostar en el sillón sin dejar de besarnos. No sé si sean las hormonas del embarazo, pero comienzo a sentir como mi cuerpo se comienza a calentar. Siento las manos de Vladímir acariciando una de mis piernas. Deja de besarme los labios y va besando mis mejillas hasta llegar a mi cuello. Siento cómo me besa; eso me gusta mucho; después regresa a mis labios y me vuelve a besar. Escucho como su respiración se torna agitada igual que la mía. Me separo de él y veo como me mira algo confundido. Se quita de encima de mí y se sienta a un lado; noto que está algo incómodo. —Perdón, me dejé llevar —se disculpa. —Está bien, solo que me quedaba sin aire —le digo. Me levanto y pongo mi mano en su hombro y me acerco a
MateoDesde que me enteré de que Anabela está embarazada, la he estado buscando.Me llegaron rumores que estaba con su hermano en Andorra.Viajó hasta el lugar y siempre me mantenía en las sombras a las afueras de su casa.Pero no la miraba por ningún lado. Sigo dudando si es que está aquí.Pero tengo que regresar; si no, Dante es capaz de mandar alguien a seguirme y darse cuenta.Estoy de nuevo en esta casa; sigo viendo cómo la pareja se pelea; en ocasiones hasta se avientan cosas.Entro en la casa con cuidado de no ser golpeado por algún objeto que ellos se estén aventando.Pero no, hoy está muy tranquilo; todo parece tan raro; ¿qué pasa aquí?Voy hacia el despacho de Dante y ahí está sentado en su silla, tomando como siempre.—Hey, y ese milagro que no escucho gritos —le digo.—No me lo recuerdes —dice de mala gana.—¿Qué pasa? —le preguntó.—Solo porque eres mi amigo, te lo contaré. Ava fue a una revisión con su doctor; fui con ella y él dijo que ella no puede tener hijos —me cuen
Vladímir Estos días que he estado aquí en Rusia he tenido tiempo para preparar mi sorpresa para Any. Francisco me dijo que la llevaría a esa playa mexicana; yo iré; no pienso dejar a Any sola. Estoy alistando mi maleta para irme y veo que mi madre se me acerca. —Tienes que irte, hijo, tan pronto —me dice mi madre; noto tristeza en su voz. —Sí, madre, no puedo dejar a Any y a mi hijo solos. Veo que mi madre saca una pequeña cajita de su espalda. —Ten cuando la veas, entregadle esto de nuestra parte —menciona. Tomo el regalo y lo pongo en mi maleta. Me doy la vuelta y le doy un abrazo a mi madre. —Gracias, madre, por aceptarla —le agradezco. —Si tú eres feliz, yo también lo soy, hijo. Pero ya sabes, aquí puedes ser bueno con nosotras; sin embargo, sabes que en el mundo en el que estás debes de ser frío y sanguinario para que no conozcan tu debilidad —me recuerda mi madre. —Gracias por recordármelo, madre. Me tengo que ir —me despido de ella. Me separo de ella, to
Siento como chupa mi pecho con mucho cuidado y ternura. —Mmmm —sale ese sonido de mi boca. Suelta ese pecho, se va hacia el otro; hace lo mismo y siento como la temperatura de mi cuerpo sube cada vez más. Sus besos siguen bajando por mi estómago; veo que llega a una de las cicatrices que me hicieron aquellos hombres y le da un beso, llega hasta mi vientre y deposita varios besos. —Hola, mi nena —escucho que dice. Sus besos siguen bajando; siento que llega a mi parte privada. Le da unos tiernos besos, le da un beso a un lado de mi muslo; veo que se detiene, observa la otra marca y le da otro beso. Se detiene y me mira. Se sube de nuevo arriba de mí; siento que pone su amiguito en mi entrada. —¿Estás realmente segura de querer hacer esto?, todavía es tiempo para arre… —Me dice, pero le doy un beso. —Si estoy segura —le digo. —Seré tierno, no quiero lastimarte y menos a mi nena. Él me mira a los ojos y yo lo veo a él. Comienzo a sentir como su miembro entrar. Abro