Vladímir Estamos los tres en el jet a punto de despegar; estoy tomando la mano de mi Any. El jet se comienza a mover, despega y siento como Any aprieta mi mano. Y me ve a los ojos; se ve algo asustada. —¿Pasa algo, mi amor? —le preguntó. —No solo me llegan malos recuerdos —me comenta. —Olvida todo eso, ahora estás conmigo y yo te voy a proteger, incluso si tengo que dar mi vida por ustedes dos —le digo y pongo mi mano en su vientre. Ella solo asiente con la cabeza y la pone en mi hombro. Veo que comienza a quedarse dormida. Dejo que descanse, sé que ahora que está embarazada duerme mucho; pongo mi mano en su vientre. "Debes de portarte bien; consumes toda la energía de tu mamá. Espero que te parezcas mucho a tu mamá, tan linda, buena y fuerte", digo en mi mente. Después de unas horas de viaje llegamos a España. Mi Any ha despertado y vuelto a dormir durante todo el trayecto. —Amor, ya llegamos —le digo. Ella comienza a despertar. —Me cargas —me dice y me estira los brazos
Mateo Se ha terminado el tiempo que mi amigo me pidió para saber quién es ese hombre. Voy directo a su casa, entro sin tocar y lo veo en su computadora. —Espero que me tengas la información que te pedí —le digo. —Sí, pero te vas a meter problemas muy grandes si piensas hacerle algo a ese hombre —me advierte. —¿Qué mierdas estás diciendo? —le preguntó confundido. —Todo lo que pude investigar de ese hombre es que él está al mando de la mafia rusa y que su padre era Grigori Antonov —me cuenta. —¿Estás seguro de que ese hombre está al mando de la principal y más poderosa mafia rusa? —le vuelvo a preguntar. —Si su nombre es Vladímir Antonov. Así que si piensas hacerle algo, piénsalo dos veces; si algo le pasa a ese hombre, toda la mafia rusa vendrá contra ti —me advierte nuevamente. —Ya cállate, hijo de perra; eso no es de tu incumbencia lo que yo piense hacer —le digo enojado. Tomó de mi saco tres pacas de billetes y se los arrojó en la cara. Veo que los toma y empieza a contarl
Anabela Despierto, veo por la ventana que sigue lloviendo con un poco de nieve… Este clima es muy diferente al de España. Siento el brazo de Vladímir en mi cintura. Me comienzo a mover para verlo a la cara y se empieza a despertar. Poco a poco veo que abre sus hermosos ojos verdes. —Estás despierta, amor —me dice. —Si ya es de día, se ve por la ventana —le digo. —En Rusia hay una temporada que las noches son blancas, o sea que no se pone el sol del todo, aunque ya sea muy tarde —me cuenta. —¿En serio, eso pasa aquí? —le preguntó sorprendida. —Sí, todavía es temprano; duerme a menos que nos entretengamos en otra cosa —dijo en tono juguetón. Veo que me comienza a pegar más a su cuerpo, me da un beso en los labios y siento como su mano comienza a bajar por mi trasero. Me pega a su amiguito que está despierto, deja de besar mis labios y baja a mi cuello. —Vladímir, aquí en la casa de tu mamá, no, si nos escucha —le recuerdo. —No tiene nada de malo —me dice y me con
Las tres mesas son hermosas; no sé cuál escoger; las tres me gustan mucho. —Bien, ¿cuál te gusta más? —Me gusta más la tercera, pero me gustaría que en vez de la pecera con una sola flor pusiera un lindo ramo grande con rosas blancas y rositas —le digo. —Está bien entonces que así sea. Mañana veremos lo del vestido —menciona; lo anota en su libreta y se va. Me voy también y me encuentro con mi hermano en el corredor. —¿Estás bien, hermana? —me interroga. —Si solo son los nervios y algo de tristeza porque no estarán nuestros padres —le digo. —Lo sé, pero estaré contigo en todo momento —me consuela. —Gracias, hermano; ¿sabes dónde está Vladímir? —Creo que está ocupado por todo lo de la boda; su madre no lo deja tranquilo —me dice mi hermano. —Bueno, entonces iré a descansar, mañana tengo que probarme vestidos y pues te tienes que llevar mañana a Vladímir, sabes que no puede verme con el vestido —le digo a mi hermano. —Sí, mañana lo llevaré a su despedida de soltero
VladímirMi madre ha sido un tanto estricta; no me deja pasar mucho tiempo con mi Any; siempre me dice que es malo.Pero aquí estoy en el altar esperando a mi Any. Escucho como la música cambia; sé que eso significa que la novia se acerca.Me doy la vuelta y la veo a lo lejos acercándose a mí; trae un lindo vestido y veo cómo el velo cubre su rostro.Pongo una enorme sonrisa en mi rostro. Veo que se acerca a mí; mis hermanas hacen un camino de pétalos.Cuando está cerca de mí extiendo mi mano y ella pone su mano en la mía.—Te entregó el tesoro más importante; cuídala con tu vida si es necesario —me dice Francisco.—Claro que la cuidaré. Ahora ella es mi tesoro; ella es mi alma, mi vida —le digo.Él solo asiente con la cabeza y se va. Any se acerca más a mí y quedamos parados frente a frente.Con mi mano tomó el velo y se lo quitó de su rostro. Veo sus hermosos ojos azules.Los dos miramos al juez y él comienza.—Queridos amigos presentes, nos hemos reunido hoy en este día para unir a
Era un día muy especial para Anabela, una chica pequeña de piel blanca, cabello castaño oscuro, ojos grandes de color azul, labios carnosos, hermoso rostro. Para una joven que acaba de cumplir los 18 años se ha desarrollado perfectamente bien. Estaba tan entusiasmada porque después de meses rogándole a su padre para que la llevara a la gran fiesta de máscaras, por fin había aceptado llevarla. Ese día tan esperado era hoy, ella estaba sentada frente al gran espejo maquillándose, se ponía en sus labios un labial color red vuelve, se dio los últimos retoques. Se puso un vestido color rouge acentuado en la parte de arriba de sus pechos, con un hermoso escote que dejaba al descubierto su espalda y sus pechos, el vestido era largo porque le llegaba hasta los pies y tenía un hermoso corte en la pierna. Ella se miró en el espejo, se puso unas hermosas zapatillas con tacón y tomó su máscara de encaje al mismo color que el vestido. Salió de su habitación bajo las escaleras de la enorme
Dante Han pasado exactamente dos años desde que comencé la búsqueda de esa joven que en ningún momento he podido sacar de mis pensamientos, recuerdo el olor de su perfume, suavidad de su piel, esos hermosos ojos azules, esos labios que recuerdo su sabor tan rico y me excita. El pequeño gemido que escuche provoca que se me erice la piel. Durante todo este tiempo mis ganas por esa joven no hacen más que crecer, cada vez que estoy con una mujer en mi mente, recuerdo a esa joven a esos hermosos pechos redondos que tiene, recuerdo su parte lo cálida y caliente que estaba. Muero de ganas de hacerle todas las sucias que tengo en mente, hacerla gritar mi nombre. Lo más raro es que en todo este tiempo no he podido encontrar mucha información de ella, eso es raro. Solo sé que su nombre es Anabela y eso porque de niña asistió a una escuela religiosa. He estado siguiendo a Francisco, ya que no he encontrado mucha información de ella, lo más conveniente es que él vaya a verla. Escucho pasos
Dante Estoy echo una furia, de tan solo pensar como ese hombre tocaba a mi mujer me dan ganas de ir y matarlo. —¿Cuéntame como fue tu encuentro con tu niña? —pregunta Mateo sacándome de mis pensamientos. —Pues, no del todo bien, la busque por 2 años, cuando la encuentro me rechaza, verla que otro hombre la estaba besando y tocando, estoy muy enojado —le digo. —Pues que esperabas, tú eres un viejo de 29 años con una joven de 20, pues no la cagues —me dice con su típica voz de sabelotodo. —¡No soy un viejo! Cualquier mujer moriría por estar a mi lado, lo tengo todo dinero, soy guapo y tengo poder —lo digo con una voz de seguridad. —Pues has dicho cualquiera menos esa niña —dice mi amigo, casi burlándose de mi. —Es un puto dolor de cabeza —le digo a mi amigo con un tono de frustración. —Ya muero por conocer a esa niña, me comienza a caer bien —dice mi mejor Mateo, en tono de burla. —Jajaja, crees que te la voy a presentar, conozco tu fama de mujeriego —le digo en tono de enojo y